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jueves, 28 de abril de 2016

CONVIVIR CON ADOLESCENTES


Fecha: 21-04-2016



Convivir con adolescentes
Es importante la comunicación con los adolecentes. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle


En las actividades con familias, docentes… cuando se abordan situaciones relacionadas con la crianza y aparecen los adolescentes en escena, la interrogante que muchos se hacen es; ¿en qué momento me lo cambiaron?

Ese niño o niña que nos contaba todo, disfrutaba de nuestra compañía, con gusto o resignación se ponía la ropa que le comprábamos, era cariñoso, le gustaba salir con nosotros y de pronto quiere hacer todo lo contrario.  

Su reto más importante es lograr definir su identidad y alcanzar su autonomía. Antes de este momento, era como una especie de anexo nuestro. Ahora no sabe lo qué quiere, lo único que tiene claro es no quiere seguir siendo una prolongación nuestra, ni parecerse a nosotros. Su meta no es tanto llevar la contraria, sino sentir que es diferente.

¿Qué podemos hacer?

Revisar la visión que tenemos de la adolescencia. En los talleres cuando preguntamos  ¿qué nos viene a la mente cuando pensamos en un adolescente?  Lo que aflora es: rebeldía, groserías, mentiras, indiferencia, flojera, desorden, hormonas alborotadas, sexo, rumba, falta de higiene y adicciones.

Lo paradójico es que esta visión también la tienen no solo los adultos sino también ellos mismos. Cabe preguntarnos si la visión que se tiene de la adolescencia es  como problema, amenaza, ¿no está condicionando nuestra forma de relacionarnos?

Contarle nuestras experiencias. Crear oportunidades para pasar tiempo juntos, hablar de temas que puedan interesarle, escuchar sus inquietudes y preocupaciones, reconocer sus logros, compartir los desafíos que plantea ser adolescente y cómo los vivimos cuando pasamos por esa etapa, quiénes fueron las personas significativas.

Hacerle sentir que lo amamos, mostrándole nuestro afecto de forma adecuada, a algunos adolescentes les molesta que lo hagamos delante de su amigos, especialmente cuando los tratamos como niños.

Reservar tiempo para comunicarnos para poder identificar qué sentimientos pueden estar detrás de su comportamiento. Apoyarlo para que con sus vivencias descubra quién es y pueda aceptarse y sentirse aceptado por nosotros.

Es necesario motivarlo para que confíe en sus propias habilidades, descubra sus  fortalezas
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Es importante asistir a los eventos escolares, no solo la madre, también el padre, para conocer sus profesores, participar en las reflexiones sobre situaciones que  puedan estar afectando la convivencia escolar.

Cuando sale preguntarle a dónde va, con quién estará, respetando su necesidad de  independencia y privacidad, mostrándole nuestra confianza; pero siempre alerta. Especialmente en realidades como la nuestra en la que la inseguridad y la violencia está  presente
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Ayudarlo a desarrollar su propio sentido de lo que le conviene, lo que es correcto, lo que es riesgoso y cómo lo pueden evitar, como por ejemplo fumar, beber, consumir drogas o desafíos que pongan en peligro su integridad física.
Le podemos plantear los desafíos que se le pueden presentar con las presiones de sus amigos para que haga cosas incorrectas y peligrosas.

Involucrarlo en las tareas del hogar para que asuma responsabilidades y aprenda a autogestionarse. Recordemos  que no siempre estaremos a su lado.

Conversar sobre el dinero, cómo administrarlo, cómo utilizarlo de forma sensata, sobre el valor del ahorro, la importancia de la honradez.

Convivir con nuestro adolescente puede ser un proceso de crecimiento. Posiblemente sea un espejo que nos muestre mucho de nosotros que nos negamos aceptar y reconocer.

Seguimos creciendo Juntos


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martes, 26 de abril de 2016

LAS COLAS: IMPACTO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Fecha: 03-03-2016




Las colas: impacto en niños y adolescentes
Las colas afectan a nuestros niños. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle



Los adultos no están solos, no en pocos casos los acompañan niños o adolescentes, quienes deben ser espectadores y receptores de situaciones violentas por abuso de poder, injusticia por quienes se colean, insultan, amenazan y agreden.

Basta que circulemos por las calles de los diferentes estados del país para encontrar largas colas con el fin de adquirir alimentos, medicinas y demás productos prioritarios para la nutrición, salud, higiene.

Los niños pagan los platos rotos. Si la persona se siente cansada, acalorada, irritada por el sol inclemente, preocupada porque no sabe si  logrará conseguir lo  que necesita, puede que les transmitan a los niños su ansiedad, tensión, angustia, rabia, miedo… El niño reaccionará con comportamientos hostiles porque no sabe verbalizar lo que siente emocionalmente. Su comportamiento complicará la situación, alterará aun más a las familias y terminará pagando los platos rotos.

Dejan de ir  a la escuela. En un estudio que realizó la Dirección de Educación del estado Miranda con estudiantes de 4to a  6to grado,  se detectó  un 28% de ausentismo estudiantil. 12 000 estudiantes dejan de ir  a la escuela por lo menos un día a la semana  porque sus familias los llevan a hacer colas.

¿Los motivos? Varían dependiendo de la edad. Cuidar el puesto, utilizar su cédula para tener la posibilidad de comprar más productos, cuidar  los bolsos que no dejan ingresar a los establecimientos, no tienen  quién los lleve o recoja en la escuela. La inasistencia a clases de forma sistemática no solo afecta su rendimiento escolar, también les genera conflictos emocionales que dificultan la convivencia escolar porque se desadptan al perder el ritmo.

Les atrae la idea de revender productos. Están los adolescentes que  descubren que  revendiendo los productos pueden conseguir el dinero que no hay  o no le pueden dar en la casa para satisfacer sus necesidades o gustos  propios de la edad, perciben que en muy pocos días pueden ganar más que sus padres en un mes. Finalmente esto pone en riesgo su  prosecución escolar.

Mayores posibilidades de enfermarse: el virus del zika, dengue y otras infecciones por contagio se pueden propagar con mayor facilidad cuando hay concentración de personas, condiciones sanitarias inapropiadas, o dificultad para controlar el vector o mosquito que lo transmite. La permanencia durante horas en las colas puede generar deshidratación y malnutrición, afectándose su salud. Esto conlleva un problema adicional y es la dificultad para conseguir los medicamentos y tratamientos necesarios.

¿Qué podemos hacer?

Establecer redes solidarias entre familias, vecinos para realizar turnos para llevar a los niños a la escuela los días en que toque hacer cola. No es fácil porque el trabajo y las responsabilidades del hogar no siempre posibilitan el tiempo y la energía requerida.

Evitar exponer a los niños, especialmente cuando se está en la cola y surgen los abusos y las peleas. Es necesario el autocontrol y revisión de qué se dice y cómo  se dice. Esto no significa que se le oculte la realidad. Es necesario buscar el momento apropiado para hablar sobre el tema, preguntándole qué piensan y sienten sobre lo que está pasando en el país. Transmitirle que esa situación tiene  que mejorar por el bien de todos; pero mientras podemos tomar medidas para ahorrar y no malgastar los productos que cuesta conseguir. Conservar y cuidar es clave en estos momentos de escasez.

Hacerle ver que en la vida todo cambia. Los momentos difíciles suelen acercarnos, descubrimos nuestras fortalezas, la necesidad e importancia del otro, de apoyarnos, de darle contenido práctico y vivencial a valores como el respeto, la solidaridad, la cooperación en otras palabras, al amor. 

Seguimos creciendo juntos


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EL SUICIDIO EN LA ADOLESCENCIA

 

Fecha: 25-02-2016



El suicidio en la adolescencia
Se debe hablar directamente con el adolecente. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Detrás de un suicidio pueden haber muchos factores que hay que indagar: situación emocional del adolescente, cambios en sus estados de ánimo, trastornos en su salud mental, consumo de alcohol, drogas; agresiones en el hogar, sentimiento de abandono, soledad, decepciones amorosas, duelos no procesados; diagnósticos de alguna enfermedad crónica, abuso sexual, traumas, suicidios en la familia…

No quiere decir que todos estos deben darse; pero si son señales que hay que atender.
Si el adolescente se torna depresivo o permanentemente triste, se aísla, con sentimientos de desesperanza o poca valoración de sí mismo, se autoagrede, no es capaz de superar situaciones de pérdida y se torna hostil, evita socializar o solo lo hace con determinados grupos, escribe mensajes relacionados con el deseo de morir, o imágenes  que permanentemente evoquen la muerte, es rechazado por su condición sexual, son algunos de los factores que pudieran generar un estado emocional en que se siente mucha frustración, impotencia, desesperación, angustia, ansiedad, falta de un grupo de apoyo, malas relaciones con los padres o sus pares con incomunicación y mucha soledad.

El acoso escolar o bullying como desencadenante  

Si la condición o estado del adolescente hace que tenga comportamientos que son utilizados por un estudiante acosador y lo convierte en su víctima, la situación puede agudizar  o potenciar  factores preexistentes que lo pueden llevar a quitarse la vida.

Es importante aclarar que el bullying es un dinámica violenta en la que el acosador se vale de la condición de la víctima para maltratarla, agredirla física, verbal, psicológicamente o a través de las tecnologías (celulares, internet, redes  sociales) de forma continua, delante de testigos o espectadores que celebran las agresiones del acosador. Por lo tanto no  toda agresión escolar es bullying. El hostigamiento debe ser repetido. La intención es hacer sufrir a la víctima, utilizando el poder y el miedo como recurso para adquirir reconocimiento  y control  grupal.
El suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 24 años de edad, después de accidentes y homicidio. Se dice que por lo menos 25 intentos se hacen por cada suicidio de un adolescente.
¿Se debe hablar del tema?
Existen posiciones encontradas sobre si se debe o no hablar del tema. Hay  quienes piensan que puede generar que  el adolescente busque esta salida si está siendo afectado por alguno de los factores antes mencionados. Hay quienes pensamos que para prevenir hay que estar informado y formado. La información debe ser clara, directa y pedagógica. Lo mismo sucede con el alcohol, drogas y la sexualidad.
Lo  que si es cierto es  que cuando sabemos de un suicidio de un adolescente nos debe llevar a plantearnos cómo es la relación con nuestros hijos, estudiantes, qué señales requieren ser atendidas, sin postergar la comunicación. Cuando ha habido intentos de suicidio, o lo ha anunciado, hay que actuar y buscar apoyo profesional.
No se debe estigmatizar a la persona que en un momento de desesperación y por la sensación de perder el sentido de la vida toma como salida  atentar contra su vida.
Las posturas morales radicales, religiosas, pueden generar en el entorno de la víctima sentimientos de vergüenza, culpa, que pueden afectar las relaciones y la salud mental de la familia o entorno afectivo.
Como país estamos viviendo situaciones muy difíciles en las que la impotencia puede desencadenar en nuestros adolescentes estados emocionales por    trastornos preexistentes generados por la tensión y realidad social. En estos momentos la comunicación, el apoyo afectivo, en el hogar  y centros  educativos es una prioridad para prevenir y no  tener que lamentar.
Seguimos creciendo juntos 


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SE PUSO REBELDE Y CONTESTÓN


Fecha: 10-03-2016



Se puso rebelde y contestón
La comunicación es la pieza clave. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Alberto, 15 años, con mucha rabia reclama: “Mi papá cree que siempre tiene la razón. Cuando quiero plantearle mi punto de vista se pone furioso y me llama ¡falta de respeto! Siento mucha rabia e impotencia, me dice  que no me ponga así. Eso me enfurece aún más y le contesto mal”

Alberto está viviendo su adolescencia y seguramente se da cuenta de situaciones que de niño creía que no le molestaban, como por ejemplo, las incoherencias o incongruencias de los adultos, las formas impositivas que utilizó su familia para que hiciera caso. Posiblemente recibió agresiones y tuvo que quedarse callado para no irrespetar a sus  padres, abuelos y docentes.

Ahora que es un adolescente detona su resentimiento descargando su rabia contra los diferentes miembros de la familia,  cobrando  “viejas cuentas”.

¿Qué puedo hacer?

La rebeldía no es en sí misma una actitud negativa. Es importante que aceptemos que es la forma en que protestan o reclaman comportamientos del entorno que consideran obtusos, injustos y absurdos.

Revisar las pautas de disciplina. Para Identificar si creció en un ambiente hostil, donde la forma de resolver los conflictos fue a través de la violencia, agresión, gritos e insultos. Debemos  revisar  cuán hostiles somos y qué actitudes asumimos cuando hay algo que no nos convence o en aquellas situaciones en que alguien nos lleva la contraria, la forma en que manejamos la frustración.

Chequear la forma de comunicarnos. Cuando se tornan reiteradamente rebeldes, es importante estar atentos si en los momentos conflictivos le permitimos expresar sus sentimientos y emociones sin juzgarlo, escuchándolo, e inclusive parafraseando, que no es otra cosa que devolverle con nuestras palabras lo que dijo, para que se sientan escuchados y podamos corroborar si interpretamos bien lo que nos quiso transmitir.

Expresar nuestros puntos de vista  y sentimientos sin engancharnos. Muchas veces olvidamos que somos adultos y nos entrampamos emocionalmente en discusiones en las que tratamos a toda costa de tener la razón, y utilizamos los gritos, ofensas, intimidaciones y manipulaciones para defender nuestra posición.

Esto que pudiera parecer una señal de autoridad, puede ser leído como un signo de debilidad, pues logran con su comportamiento intimidarnos y descontrolarnos. Es importante recordar interiormente: “En esta situación el adulto soy yo”. Luego, respiramos profundo y le decimos: “En estas condiciones no podemos comunicarnos. Vamos a darnos un tiempo y cuando estemos más calmados retomamos la conversación”.

Identificar  nuestras reacciones. Puede ser que en algunos casos reaccionemos agresivamente y en otros seamos más flexibles, dependiendo de nuestro estado anímico. Hay acuerdos que se pueden negociar; pero hay otros que no, especialmente aquellos que ponen en riesgo su integridad física e incluso la vida. En esos casos siempre es importante hacerle sentir que entendemos su rabia, descontento y malestar, pero, por el amor que le tenemos, es nuestro deber protegerlo; por lo tanto en esa solicitud o anhelo no podemos complacerlo y argumentamos por qué no es conveniente.

Seguimos creciendo juntos


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DEJAR EL PAÍS ¿CÓMO PREPARARNOS?

Fecha: 07-04-2016


Dejar el país
Un precio emocional alto. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle

Cada vez es más frecuente escuchar en nuestro entorno la decisión - familiares, amigos y conocidos - de irse del país. Muchos fueron víctimas de situaciones de violencia, secuestros, reiterados robos y homicidio de alguien cercano.

Deben preparar  su equipaje con  dolor, rabia y frustración al sentir que no les quedó otra que abandonar el país para buscar mayor seguridad en todos los sentidos. A los niños y adolescentes les toca asumir la decisión de  sus  padres y deben despedirse de sus seres significativos para aventurarse a vivir en un país desconocido.  

Emigrar con los hijos supone retos importantes  para el grupo familiar. El cambio de escuela, la despedida de la familia y los amigos puede ser una experiencia muy estresante para un niño o adolescente. Deben asumir una decisión que no tomaron otros.

La adaptación intercultural es un proceso, cada persona lo asume de manera diferente. Los padres deben estar atentos a las señales que puedan dar sus hijos, a los altibajos emocionales que presenten, sobre todo los adolescentes. En momentos pueden tornarse hostiles, reservados en otros eufóricos por las nuevas vivencias.

Cuando comienzan a hacer preguntas. Es mejor decirles la verdad. Hay que asegurarse de poder sentir que se trata de un cambio que puede ser positivo y necesario para la familia, sin sobredimensionar, haciéndoles ver que no será fácil  y que juntos podrán superar los momentos difíciles. En lo posible hay que tratar que sus hábitos no sufran drásticas alteraciones.

Se le pueden mostrar al niño fotos o videos de la nueva ciudad,  los atractivos, particularidades, los cambios climáticos y de hábitos que se producen durante las 4 estaciones.  Mostrarles ejemplos de las costumbres típicas del lugar, del tipo de comida tradicional que podrán degustar y las costumbres de las personas que conocerán

Conversar sobre el nuevo idioma, si ese es el caso, y lo beneficioso que será para aprenderlo o mejorarlo.
De acuerdo con la personalidad del niño y con las posibilidades de la familia, puede ser conveniente que el niño tome clases del nuevo idioma antes de partir; así se irá familiarizando con la lengua y se evitará que le resulte muy brusco el cambio al llegar al país de destino.

Escuchar las preocupaciones y miedos de los hijos. Si el niño no es muy expresivo, hay que intentar hacer las preguntas para que poco a poco explique los motivos de su estrés, sus dudas e inquietudes.

Es necesario asumir que se vivirá un duelo. Un proceso con cambios emocionales mientras se da la adaptación y aceptación. En la medida de lo posible transmitirle seguridad y confianza.

No hacerle promesas de que el retorno será pronto si no se tiene previsto que así sea; pero si se puede hacerles ver que esa puerta queda abierta y que las cosas pueden cambiar.
   
Llevar objetos que sean importantes para el niño: juguetes, libros, ropa. Puede ser interesante elaborar con sus padres un álbum de fotografías, dibujos y objetos valiosos, palabras afectivas escritas por miembros de la familia, los amigos y los maestros, recortes de trabajos de la escuela, etc.

Retornar a sus hábitos y rutinas lo antes posible: horarios, rituales familiares, asistencia a la escuela…

Las tecnologías facilitan el contacto con los familiares y amigos. Siempre se podrán organizar videoconferencias para que los niños hablen con sus amigos más cercanos o con sus seres queridos.



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CUANDO SEA GRANDE QUIERO SER MALANDRO


Fecha: 14-04-2016



La tarea escolar que se hizo viral
"Cuando sea grande quiero ser malandro". (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle

malandra

Recientemente se hizo viral en las redes sociales una tarea escolar solicitada por una  maestra sobre las diferentes profesiones. Una estudiante de 11 años decidió hacer el  dibujo de una niña armada con un revólver, a sus pies un hombre herido tendido sobre un  charco de sangre. Su intención fue mostrar  la opción de ser malandra como profesión. La imagen impactó a la opinión pública y medios de comunicación.

Cecodap, organización  venezolana dedicada por más de 30 años  a la promoción y defensa de los derechos de los niños y adolescentes, el 14 de abril presentó a la opinión pública un informe elaborado por Carla Villamediana y Fernando Pereira sobre la situación de la violencia entre y en contra niños y adolescentes en el país.

¿La violencia es solo una percepción?
La violencia se ensaña contra la niñez y adolescencia para convertirlos en víctimas y victimarios. Los datos - enero-diciembre 2015 - constituyen una muestra de los casos que han sido publicados, por lo que en la realidad es mayor. Los datos de la muestra evidencian el incremento de los homicidios y otras formas de violencia entre y hacia niños y adolescentes en el país, en las diferentes edades, sexos, meses del año y entidades federales, tomando como comparación los años precedentes.

Cada mes 538 niños y adolescentes son víctimas de la violencia, 86 son asesinados, 9 son menores de 12 años, 17  mueren en manos de funcionarios policiales, 3 son asesinados por sus  familias, 248 adolescentes se involucran en hechos punibles, 36 escuelas son blanco de  robos y destrozos.

¿Qué hacer para prevenir y actuar cuando se hace presente?Generar movilización social para la prevención de la violencia entre y en contra de los niños y adolescentes.

-. Garantizar el efectivo funcionamiento el Sistema Nacional de Protección de la Niñez y Adolescencia haciendo efectivo el principio de los niños y adolescentes como prioridad absoluta en las asignaciones de recursos e implementación de programas que posibiliten la atención y protección requerida en situaciones de emergencia por la crítica situación política, económica y social  que  atraviesa el país.

-. Contar con mecanismos efectivos de denuncia y tratamiento de los casos de violencia.

-. Poner en práctica protocolos efectivos de actuación en caso de violencia en los  centros educativos. 

-. Evitar la impunidad en los casos de violencia contra la niñez y adolescencia en los centros educativos, comunidades y sociedad en general.

- Contar con programas de formación académica y actualización profesional para el abordaje de la  prevención e intervención en casos de violencia en sus diversas expresiones.
-. Contar con estrategia de resolución de conflictos para la prevención de la  violencia en los centros educativos.

-. Creación e implementación de programas de formación con participación de las familias, docentes y comunidad  educativa.

-. Estrategias para atención a las familias, niños y adolescentes víctimas directas o indirectas  de la violencia.

-. Creación de un sistema nacional de información, actualizado y público sobre violencia contra la niñez y adolescencia.

Cuando la justicia, la equidad, la paz, el bienestar… se vivan en las comunidades, centros educativos y familias, los niños y adolescentes dirán  “Yo quiero ser ciudadano”.

Seguimos creciendo juntos  


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VIOLENCIA. HAY QUE HABLAR CON LOS NIÑOS

  Óscar Misle Óscar Misle Los recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas y los operativos que se van realizan...