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martes, 24 de mayo de 2016

TAREAS ESCOLARES ¿UNA TORTURA?

 Fecha: 12-05-2016




Cómo enfrentar las tareas escolares
Tarea escolar, tortura para el hogar. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Imaginemos un niño que se levantó a las 5 am para llegar a tiempo a recibir clases, cargando con el peso de su morral emocional, saturado de las quejas que escucha en casa por lo mala que está la situación económica, política y social del país, la inseguridad y los peligros que conlleva, entrando soñoliento a un salón donde debe permanecer horas sentado, de espalda al compañero, viendo la espalda al que está sentado adelante y tener  que escuchar una serie de contenidos presentados mecánicamente por un maestro o profesor. También tiene su morral cargado de preocupaciones, angustias, ansiedad, estrés… En ese clima denso y poco estimulante, las sonrisas se borran porque hay que aprovechar el  tiempo. Lo único que puede compartir de lo vivido en el hogar son las tares  que tuvo que realizar.
Cuando por fin llega el momento de regresar al hogar toca, dependiendo del lugar dónde vive, soportar el tráfico sabiendo que al llegar a casa le espera la tortura inevitable: “Hacer las tareas” cuando lo que seguramente le provoque es hacer un corte, jugar, correr (si el espacio lo permite), ver un rato la Tv, leer un cuento, en calma sin que nada lo perturbe, pero no, el deber se impone.
Las tareas escolares asignadas con el fin de  reforzar los conocimientos que se obtienen  en la escuela se convierten en una tortura para el estudiante y su familia. Pareciera que con más tareas, mayor es la posibilidad de reforzar la información que reciben en la escuela, ¿no bastó todo el tiempo y neuronas invertidas para memorizar contenidos académicos poco interesantes pero que son impuestos por los programas?    
Afortunadamente la Organización Mundial de la Salud alertó que las tareas escolares perjudican la salud. Producen situaciones de estrés que generan dolores de cabeza, estómago, musculares, alergias, ansiedad, tensión y tristeza.
A las familias, además de hacer colas para comprar alimentos, medicinas, ingeniárselas para que le alcance el sueldo por la alta inflación, nos toca tener que lidiar con los  “deberes escolares”. Mientras mayor es el nivel más complejas son las tareas.
No son pocos los casos en el que los padres son quienes terminan haciendo las tareas. No les alcanza el tiempo y no tienen la energía ni la serenidad para enseñarles a  los hijos los conocimientos que tendrían que haber aprendido en la escuela. Si es que se podría hablar de aprendizaje.
El hecho es que se sacrifica el tiempo del hogar que debería ser reservado para el descanso, esparcimiento, la lectura recreativa y todas esas posibilidades necesarias para nutrir el espíritu, relajarse y darle sentido al hogar, palabra que recuerda la hoguera, con el calor de los afectos y el encuentro.
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Espacio y tiempo para crear y experimentar
En lugar de tareas las escuelas pudieran promover actividades libres que permitan al niño adquirir habilidades y destrezas e identificar sus talentos a través del arte, la música, la literatura… para desarrollar la creatividad y la imaginación.
Las familias pudieran acompañarlos y aprovechar ese momento para compartir, comunicarse, encontrarse en una actividad relajante y placentera.
No tendrían que ser impuestas, debería estar presente la flexibilidad y que cada familia decida cómo crear en el tiempo en casa oportunidades para compartir inclusive tareas domésticas, como cocinar juntos, inventar la receta sencilla, comunicarse con familiares o amigos que ya no viven en el país, navegar juntos por Internet e investigar sobre diversos temas no abordados en la escuela pero que son de interés para los niños.
Seguimos Creciendo juntos 


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