Óscar
Misle
@oscarmisle
El sociólogo Roberto Briceño
León, director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), en una
conversación con ABC alertó sobre el incremento de suicidios ha llevado a
Venezuela a ocupar el primer lugar en las estadísticas del continente americano.
El suicidio es una forma de
violencia tal y como lo establece la Organización Mundial de la Salud cuando la
define como el uso de la fuerza física
contra otros o contra uno mismo.
Cuando se hace público que un adolescente decidió ponerle
fin a su vida son muchas las interrogantes
que surgen.
Detrás de un suicidio pueden
haber muchos factores que hay que indagar: situación emocional del
adolescente, cambios en sus estados de ánimo, trastornos en su salud mental,
consumo de alcohol, drogas; agresiones en el hogar, sentimiento de abandono,
soledad, decepciones amorosas, duelos no procesados; diagnósticos de alguna
enfermedad crónica, abuso sexual, traumas, suicidios en la familia. A estos
factores se suman otros desencadenantes que generan sufrimiento por las carencias económicas, la incertidumbre, la desesperanza, la
migración forzosa, los duelos nos procesados
¿Cuándo
se encienden las alarmas?
Si el adolescente se torna depresivo o permanentemente triste,
se aísla, con sentimientos de desesperanza o poca valoración de sí mismo, se
autoagrede, no es capaz de superar
situaciones de pérdida y se torna
hostil, evita socializar o solo lo hace con determinados grupos, escribe
mensajes relacionados con el deseo de
morir, o imágenes que evoquen la muerte,
es rechazado por su condición sexual, son algunos de los desencadenantes que pudieran
generar un estado emocional en que se siente mucha frustración,
impotencia, desesperación, angustia, ansiedad, falta de un grupo de
apoyo, con malas relaciones con los padres o sus pares, incomunicación y mucha soledad.
El
acoso escolar o bullying como desencadenante
Si la condición o estado del
adolescente hace que se sienta
vulnerable, por las agresiones del
estudiante acosador y el grupo que lo apoya, la situación puede agudizar o potenciar
factores preexistentes que lo pueden llevar a quitarse la vida.
Es importante aclarar que el bullying
es un dinámica violenta en la que
el acosador se vale de la condición de la víctima para maltratarla, agredirla
física, verbal, psicológicamente o a través de las tecnologías (celulares,
internet, redes sociales) de forma
continua, delante de testigos o espectadores que celebran las agresiones del
acosador. No toda agresión escolar es
bullying, se requiere que el hostigamiento sea repetido. La intención es hacer
sufrir socialmente a la víctima, utilizando el poder como recurso para adquirir
reconocimiento y control grupal.
¿Se debe hablar del
tema?
Existen posiciones encontradas sobre si se debe o no hablar del tema. Hay quienes piensan que
puede generar que el adolescente
busque esta salida si está siendo afectado
por alguno de los factores antes
mencionados. Hay quienes pensamos que
para prevenir hay que estar informado y
formado. La información debe ser clara,
directa y pedagógica. Lo mismo sucede
con el alcohol, drogas, sexualidad…
Lo que si es cierto es que cuando sabemos de un suicidio de un
adolescente nos debe llevar a plantearnos cómo está la relación con nuestros hijos, estudiantes, qué señales
requieren ser atendidas, sin postergar la comunicación. Cuando ha habido
intentos de suicidio, o lo ha anunciado,
hay que actuar y buscar apoyo profesional.
No se debe estigmatizar a la persona
que en un momento de desesperación
y por la sensación de perder el sentido de la vida toma como salida
atentar contra su vida. Las posturas morales radicales, religiosas,
pueden generar en el entorno de la víctima sentimientos de vergüenza, culpa,
que pueden afectar las relaciones y la salud mental de la familia o entorno
afectivo.
Como país estamos viviendo situaciones muy difíciles en las que la
impotencia puede desencadenar en
nuestros adolescentes estados
emocionales por trastornos
preexistentes generados por la tensión y
deterioro del país. Ahora más que nunca la comunicación, el apoyo afectivo, en
el hogar y centros educativos es una prioridad para darle
sentido a la vida
Hasta la próxima resonancia