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viernes, 30 de junio de 2017

¿CÓMO FORMARLOS PARA AUTO PROTEGERSE?


Óscar  Misle
@oscarmisle



Daniel (5 años) vive en el 3er piso, escucha detonaciones en la calle, se asoma por la ventana y ve a un grupo de personas corriendo. Se escuchan unos disparos y el sonido de bombas lacrimógenas. Carmen, su abuela, corre y le grita: “¡quítate de la ventana que te pueden meter un tiro! El niño se asusta. Cuando su mamá llega del trabajo ve que Daniel está muy  ansioso y le cuenta parte de  lo sucedido. La otra parte  se la cuenta la señora Carmen. 

Vivimos un clima de zozobra en el que la violencia se hace presente producto de la represión en las protestas por parte de la guardia nacional, policías, saqueos, intervención de grupos de  civiles armados…  

Los niños se dan cuenta de lo  que está sucediendo. Son capaces de contar  con detalles  lo que observan desde  las ventanas y balcones. Comentan lo que les cuentan en sus colegios, lo que padecen cuando los gases de las bombas entran a sus apartamentos, áreas sociales,  colegios,    

Se molestan  cuando no pueden ir a los colegios,  salir a jugar, pasear. Les cuesta aceptar  que no se puede salir a ciertas horas, transitar por determinados lugares o calles debido a las trancas, plantones, piquetes  policiales.

Pueden sentir miedo a que le pase algo a sus familiares cuando participan en las protestas, no siempre pueden expresar con palabras lo que sienten y lo hacen tornándose hostiles, inquietos, temerosos, inseguros

¿Qué recomendarles cuando estén en la zona de conflicto?

Si están solos buscar la ayuda de un familiar o persona cercana. Es importante que tengan sus números de teléfono grabados y números de emergencia a los cuales pueden llamar para solicitar asistencia.

Si está en la calle dirigirse hacia lugares donde haya más gente, entrar a un establecimiento comercial o cualquier otro lugar para buscar apoyo. Está bien gritar para pedir ayuda. Explicarle que no  se debe sentir vergüenza para pedir apoyo

Resguardarse e incluso lanzarse al piso, si están pasando por algún lugar donde se escuchan detonaciones. Nunca ir a investigar para ver qué pasó por más que vean gente haciéndolo porque corren peligro. Si están lanzando bombas lacrimógenas no correr y cubrirse la cara con un trozo de tela  con agua con bicarbonato. Hay niños que llevan en sus morrales botellitas con  este preparado   

Nunca asomarse por la ventana o balcón si se escuchan tiros o detonaciones. Tampoco asomarse por la  puerta o subir a la azotea porque pueden ser agredidos.

Las camas no deben estar al lado de ventanas que den hacia la calle; sobre todo en lugares donde se escuchen detonaciones o bombas lacrimógenas

Conocer cuáles son los lugares riesgosos en los  se generan este  tipo de agresiones. Especialmente lo deben saber los más grandecitos para que eviten  poner su vida en peligro cuando van o vienen de sus centros educativos

Seleccionar muy bien las personas con quienes se reúnen y evitar asociarse con personas que tienen armas o que resuelven violentamente las situaciones agrediendo a otros.

Transmitirles seguridad. Hacerles sentir  que a pesar de lo  que acontece, como familia estamos para protegerlos

Si es posible, no hay amenazas ni violencia en los alrededores, es conveniente llevarlos al centro educativo. Como padres y representantes tenemos la obligación de garantizar su integridad física y su derecho a la vida. Cada familia debe evaluar, día a día, las condiciones y factores de riesgo.
Es irresponsable que las autoridades presionen para que se realicen las actividades con regularidad en zonas de enfrentamiento solo para demostrar que todo está “normal”.

¿Qué podemos esperar de los centros educativos?

Asumir que estamos transitando tiempos difíciles que impactan la cotidianidad. Entender que puede haber comportamientos que pueden traducir irritabilidad, hostilidad, apatía, tristeza por parte del estudiantado. El centro debe ofrecer la posibilidad de que puedan expresar y drenar lo que piensan y están sintiendo.
Contar con una programación especial considerando lo que los estudiantes están viviendo, cómo los está afectando a ellos y a sus familias. La organización de debates y actividades artísticas (música, pintura, teatro, danza…) pueden ser diferentes vehículos para canalizar sus inquietudes y preocupaciones.


Los tiempos que vivimos requieren flexibilidad. En la programación, si no asisten todos los estudiantes, si los muchachos están inquietos y preocupados por lo que sucede y se sienten al margen se requiere flexibilidad en el horario. Se pueden establecer jornadas con horarios que permitan tener menos horas de clases para finalizar antes de que la zona se colapse.

* Artículo publicado en RESONANCIAS. Opinión, en el portal de @CaraotaDigital 

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