Páginas

miércoles, 29 de junio de 2016

LA FAMILIA Y LA ESCUELA ¿UN PUENTE FRACTURADO?


 Fecha: 20-05-2016



¿Un puente fracturado entre familias y escuelas?
Familias-escuela: ¿un puente fracturado? (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle


En  uno de los talleres, una docente expresó: “Mi experiencia en la escuela, es que los estudiantes vienen de familias con múltiples problemas (hacinamiento, alcoholismo, drogas, infidelidad, problemas económicos). Hay ausencia o deficiencia de actividades recreativas, culturales o deportivas. No hay alternativas que ayuden al niño a drenar y a distraerse para alejarse de las malas juntas. Los de 8 y 9 años en adelante, deben asumir responsabilidades de adultos cuidando a sus hermanos o primos bebés”.

Cuando se aborda  en los centros educativos la necesidad del trabajo coordinado, unánimemente, los educadores consideran que las familias tienen una responsabilidad fundamental en donde la violencia se hace presente.

Con la violencia intrafamiliar se internaliza que la única vía para solucionar los conflictos es gritando o con agresiones físicas. No hay formación basada en valores y normas. Los problemas en el hogar se reflejan en la escuela.  En el hogar hay violencia y maltrato, con ese modelo crecen, no hay diálogo ni respeto. No pueden dar lo que no tienen o desconocen.

Otro docente expresó: “En el colegio tenemos varios estudiantes que tienen el papá o el hermano preso y cuando van a visitarlos vienen de la cárcel con esa mala experiencia, cargados de rabia y revientan por cualquier cosa. Es su mundo y creen que todo funciona así”.
Se reconoce presente en todos los estratos sociales. La violencia no es patrimonio de escuelas ubicadas en sectores excluidos como se pudo pensar por años.

¿Son disfuncionales?

Se debe advertir sobre la tendencia a “criminalizar a las familias”, calificándolas a todas como disfuncionales, desestructuradas, responsabilizándolas de todos los problemas y males que ocurren en los centros.

¿Cuántas de nuestras familias adolecen de los mismos atributos y condicionantes que le endilgamos a las familias de nuestros centros? ¿Es una familia disfuncional por no contar con papá y mamá, por estar separados, tener un problema de adicción, por no tener  bien  definidos los roles? De ser así, ¿cuántas de nuestras familias como educadores escapan de esa categoría?

Hay que estar alerta de asignar toda la responsabilidad a las familias y se esté eximiendo de responsabilidades al Estado y otras instituciones que no están cumpliendo con los que les competen; incrementando, por acción u omisión, el acrecentamiento de los problemas porque no se toman medidas para la prevención; no hay programas suficientes para la atención de los casos que requieren abordaje médico, psicológico o psicosocial.

Seguimos creciendo juntos


Leer mas en: http://www.revistadominical.com.ve/noticias/firmas/-un-puente-fracturado-entre-familias-y-escuelas-.aspx#ixzz4Cymiwy51

martes, 28 de junio de 2016

BIENESTAR ESCOLAR ¿CÓMO LOGRARLO?


Bienestar escolar. Gestión compleja de la convivencia en la escuela”, es la más reciente obra del reconocido docente, escritor, investigador y amigo Alejandro Castro Santander con la coautoría de Cristina Reta Bravo. Libro que tuviéramos el honor de prologar Fernando Pereira y este servidor.

Fecha: 27-05-2016



Bienestar escolar: ¿cómo lograrlo?
Así se logra el bienestar escolar. (Créditos: Archivo )
Por: Óscar Misle, @oscarmisle

Paulo Pinheiro (2006), experto de la Organización de Naciones Unidas, llama la atención de la comunidad internacional sobre las consecuencias de la violencia en los centros educativos, y entre sus recomendaciones a los Estados se destacan:

- Asegurar que los directores y los maestros de las escuelas empleen estrategias de enseñanza y aprendizaje no violentas y adopten medidas de disciplina y organización en el aula que no estén basadas en el miedo, las amenazas, las humillaciones o la fuerza física.

- Evitar y reducir la violencia en las escuelas mediante programas específicos que se centren en el conjunto del entorno escolar, por ejemplo; fomentando actitudes con enfoques basados en la resolución pacífica de conflictos, la aplicación de políticas contra la intimidación y la promoción del respeto de todos los miembros de la comunidad escolar.

En el prólogo hacemos referencia a las sociedades dicotómicas de “buenos y malos” que favorecen los reduccionismos, simplismos; que permiten aferrarse de banderas y consignas, más que del análisis y evaluación de las actuaciones de las personas y funcionarios que se desempeñan en uno y otro lado.

Sucede que podemos avalar una práctica inconveniente siempre que la realice una de las personas o instituciones del polo en el que estoy ubicado; incluso somos capaces de amparar la agresión en nombre de la paz. Necesitamos volver a encontrarnos desde la búsqueda de soluciones a los problemas que aquejan la convivencia en nuestros centros educativos.

Urge una educación que se repiense a sí misma. Que tenga la capacidad de apasionar a los estudiantes del siglo XXI (y a los docentes también). Una escuela que de cabida a lo que traen los estudiantes en sus morrales desde el punto de vista emocional. A sus experiencias de vida, referentes, duelos, episodios de violencia intrafamiliar, comunitaria.

Necesitamos una escuela que se interese por sus estudiantes para que a estos les interese la escuela. Una escuela más cercana, con rostro y calorcito humano.

No podremos hablar de calidad educativa sin calidad en la convivencia; sin calidad en la formación de los educadores. No se puede improvisar; la gestión de la convivencia debe ser fruto de un trabajo sistemático, procesal e intencionado.

“Bienestar escolar. Gestión compleja de la convivencia escolar”, es una herramienta que discierne en torno al rol de los directivos y docentes en el clima de convivencia escolar, la calidad educativa y su gestión; la escuela ante el maltrato, el abuso, los conflictos, la indisciplina, violencia esporádica o permanente entre estudiantes, los adultos, la ciberviolencia, con pautas de intervención que partan de las inquietudes que marcan el día a día del quehacer educativo.

Reconocer que la gestión es un reto complejo es un paso importante para abordarla desde sus  diversas variantes y dimensiones para que el bienestar escolar sea el producto de procesos y no de sucesos espasmódicos y reactivos.

Seguimos creciendo juntos


Leer mas en: http://www.revistadominical.com.ve/noticias/firmas/bienestar-escolar---como-lograrlo-.aspx#ixzz4CugciL8Q

¿LLEGÓ LA ADOLESCENCIA ¿Y AHORA?


¿Por qué se nos hace tan difícil relacionarnos con nuestros adolescentes? ¿En qué momento nos cambiaron ese niño obediente, hablador, a quien le encantaba salir con la familia, ver la TV juntos, visitar nuestras amistades y mantener en orden sus cosas?



¡Llegó la adolescencia! ¿Y ahora?
Llegó la hora de la rebeldía. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Uno de los factores que hace más complicada la comprensión, aceptación,  orientación y acompañamiento de nuestros adolescentes es que nos recuerda el adolescente que fuimos. Lo que hicimos inadecuadamente pero que nos generó placer, lo que dejamos de hacer porque nos lo prohibieron, lo que hicieron o dejaron de hacer los amigos y amigas de entonces. ¿Será por eso que se nos activan miedos, dudas y ansiedades?

Las historias relatadas por madres, padres, abuelos y tíos desesperados, se vuelven dramáticas cuando sus muchachos, de la noche a la mañana, se ponen rebeldes, contestones, no piden perdón, creen que siempre tienen la razón;  se ponen flojos, tienen el cuarto  hecho un desorden, no se quieren bañar; bajan las  notas, no saben qué van a estudiar; se juntan mal, se visten raro, escuchan música extraña, quieren hacerse un tatuaje, colocarse un pearcing. Nos sorprenden con su silencio o pocas palabras, a veces mienten o dicen medias verdades; se vuelven indolentes, quieren al perro más que a nosotros, les aburre  salir con la familia.

Tampoco faltan las quejas de “los adolescentes de ahora”, esos solo se interesan por el internet y el celular. Se burlan de sus compañeros de clase; cuando se comunican, dos de tres palabras son groserías. Parece que perdieron la fe, no creen en nada ni en nadie.  Son agresivos verbal y físicamente, toman alcohol, fuman; se enamoran de quien menos queremos, se inician sexualmente cuando menos lo imaginamos, ven pornografía; se quieren ir todo el tiempo de rumba, no cumplen con los horarios acordados; nos manipulan diciéndonos que no los  queremos porque no les damos dinero o no les compramos lo que quieren, como motos, carros…

Y las familias independientemente del sector social o nivel educativo, nos preguntamos, ¿qué hacemos?

Se ve al adolescente como problema, riesgo, amenaza y no nos damos cuenta que los adolescentes tienen mucho que mostrar y decir con su rechazo a lo establecido y pueden tener razón. No todo lo hemos hecho bien, tenemos contradicciones e incoherencias fuertes y gracias a los adolescentes las podemos identificar. Su deseo de libertad, ser autónomos, independientes, con la necesidad de decidir su propio destino, asumir riesgos, soñar, divertirse, más que una amenaza  pueden ser oportunidades para su formación ciudadana, con capacidad crítica frente los abusos de poder por parte de las autoridades, la capacidad de  mantener el deseo de recrearse aun en la diversidad… El reto es como  canalizamos toda esta energía.         

Con el ánimo de responder  a las interrogantes, preocupaciones y las dudas que sentimos, el jueves 16 de junio, realizaremos un conversatorio “Adolescente en casa ¿qué hago?” con el psicólogo psicoanalista Antonio Pignatiello y este servidor, en la sede de  Cecodap. Para mayor información e  inscripción https://es.surveymonkey.com/r/cecodap   

Como sabemos no existen  recetarios, cada hijo es diferente. Lo que funciona con uno, no nos sirve con los otros; sin embargo, pondremos a la disposición señales, rutas, alternativas, estrategias… para llegar a los corazones de sus hijos y criarlos como personas responsables que asuman las consecuencias de sus actos.

Seguimos creciendo juntos


Leer mas en: http://www.revistadominical.com.ve/noticias/firmas/%C2%A1llego-la-adolescencia!--y-ahora-.aspx#ixzz4Cuepdki6

¿CUÁNDO EL CHALEQUEO SE CONVIERTE EN BULLYING?


Fecha: 02-06-2016



¿Cuándo el chalequeo se convierte en bullying?
Chalequeo vs bullying. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle

Lo que argumentan es que en el chalequeo los amigos saben hasta donde llegar con las bromas. No se hacen de forma recurrentes y la idea es divertirse y no hacer año. Sin embargo, cuando los mismos estudiantes relatan episodios de bullying o acoso escolar, utilizan la palabra chalequeo para calificar la acción.

Solemos consultarle en dónde está el límite entre el chalequeo y el bullying, la línea suele ser muy delgada y fácil de traspasar.

Es necesario tener claro que el acoso escolar es una forma cruel de violencia, siempre causa daño, dolor y malestar. Se hace contra la voluntad de las personas, de forma deliberada, con una estrategia pensada, que basa  su  éxito en debilitar, agredir físicamente, ignorar y humillar a la víctima.

Mientras más mal se sienta, más poderoso y exitoso se sentirá  el agresor. Se da  el acoso porque existe un entorno que lo tolera, inclusive lo propicia. Ese no hacer nada que se llama negligencia, es una forma callada de violencia: caldo de cultivo para la impunidad, las injusticias…

El acoso escolar es violencia porque tiene cinco componentes claves:
- Es intencional.
- Su objetivo es hacer  daño.
- Es reiterado.
- Se vale  del poder para ejercer control y obtener popularidad.  
- Utiliza el miedo  como estrategia de  sometimiento de la víctima .

Irrespeto a la diversidad

La intolerancia o irrespeto a la diversidad no es otra cosa que la incapacidad de aceptar a quien es diferente. Se excluye a quien no es, piensa o actúa diferente. Se rechaza a las personas por su color de piel, contextura física, gustos o intereses, religión, forma de hablar, de vestir e incluso por su rendimiento académico. Se vive en las familias, centros educativos, comunidades y sociedad en general.

Nuestros hijos y estudiantes, ante la necesidad de sentirse populares, pueden utilizar el acoso escolar para discriminar a los que no son sus iguales, o perciben diferentes. De hecho, con frecuencia en los salones existen diferentes grupos que se constituyen porque tienen gustos o intereses similares, y a veces también problemas parecidos.

No es raro escuchar cómo los diferentes grupos (“nerds”, “gallos, “x”, “invisibles”, “populares”, “sifrinas”, “tuquis”) comparten un mismo salón pero no se relacionan ni comunican entre sí; al contrario, compiten, se agreden, se ignoran. Se genera violencia y se dificulta la convivencia escolar.

Se utilizan las bromas y los chistes para ofender a otros estudiantes. Con los sobrenombres y apodos se humilla al otro porque, aunque argumentan que se emplean “con cariño”, nos valemos de una condición física (blanco, negro, gordo, pequeño, grande, bonito, feo...) para  sustituir sus nombres.

Existen estudiantes que no se afilian a los grupos existentes por diferentes razones y los compañeros los estigmatizan como antisociales y justifican excluirlos, rechazarlos e incluso agredirlos por su forma de ser. Se parte de la idea de que si no se asocian a uno de los grupos no están en nada.

La discriminación es una agresión psicológica que socava la dignidad y autoestima. No se puede promover ni tolerar en nuestras familias, centros educativos, deportivos, religiosos, comunitarios.

Cuando el chalequeo se utiliza para molestar, de forma reiterada, delante de  un grupo que celebra y apoya las bromas pesadas e hirientes, se convierte en bullying o acoso escolar.


Leer mas en: http://www.revistadominical.com.ve/noticias/firmas/-cuando-el-chalequeo-se-convierte-en-bullying-.aspx#ixzz4CudCKLQB

VIOLENCIA. HAY QUE HABLAR CON LOS NIÑOS

  Óscar Misle Óscar Misle Los recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas y los operativos que se van realizan...