Óscar Misle
Los recientes enfrentamientos armados
en la Cota 905 y comunidades aledañas y los operativos que se van realizando,
como por ejemplo en la parroquia Petare este fin de semana, generan en las
familias un fuerte impacto emocional durante y después de los hechos.
Cuando decimos después hacemos
referencia al estrés postraumático que se traduce en una serie de síntomas que
muchas veces cuesta relacionar con la experiencia vivida; como pueden ser la
depresión, estados de  pánico, ansiedad;
además se suman  las alteraciones
somáticas.
Los niños se dan cuenta de lo  que está sucediendo. Son capaces de
contar  con detalles  lo que observan desde  las terrazas, ventanas y balcones o escuchan
desde el interior de sus viviendas. Les afecta no poder salir a jugar o sentir
que su vida y la de sus familias está 
amenazada. Les cuesta aceptar  que
no se puede transitar por determinados lugares o calles debido a los operativos  policiales.
No siempre pueden expresar con palabras
lo que sienten y lo hacen tornándose hostiles, inquietos, temerosos, inseguros
¿Qué hacer cuando se está en la zona de
conflicto? 
Si
están solos buscar la ayuda de un familiar o persona cercana.
Es importante que tengan sus números de teléfono grabados y otros números de
emergencia a los cuales pueden llamar para solicitar asistencia.
Resguardarse
e incluso lanzarse al piso, si están pasando por algún lugar
donde se escuchan detonaciones. Nunca ir a investigar para ver qué pasó por más
que vean gente haciéndolo porque corren peligro. 
Nunca
asomarse por la ventana o balcón si se escuchan tiros o detonaciones. Tampoco
asomarse por la  puerta o subir a la
azotea porque pueden ser agredidos.
Las
camas no deben estar al lado de ventanas que den hacia la calle;
sobre todo en lugares donde se escuchen detonaciones.
Si
está en la calle dirigirse hacia lugares donde haya más gente,
entrar a un establecimiento comercial o cualquier otro lugar para buscar apoyo.
Está bien gritar para pedir ayuda. Explicarle que no  se debe sentir vergüenza por pedir apoyo 
Identificar
cuáles son los lugares riesgosos en los  se generan este  tipo de agresiones. Especialmente lo deben
saber los más grandecitos para que eviten 
poner su vida en peligro cuando salen a la calle.
Seleccionar
muy bien las personas con quienes se reúnen y evitar asociarse
con personas que tienen armas o que resuelven violentamente las situaciones
agrediendo a otros.
Asumir que estamos transitando tiempos difíciles que impactan la
cotidianidad. Entender que puede haber comportamientos que pueden
traducir irritabilidad, hostilidad, apatía, tristeza por parte de los niños y
adolescentes.
Transmitirles
seguridad. Hacerles sentir  que a
pesar de lo  que acontece, como familia
estamos haciendo todo para protegerlos. Como padres y representantes tenemos
la obligación de garantizar su integridad física y su derecho a la vida. Cada
familia debe evaluar, día a día, las condiciones y factores de riesgo. 
Es irresponsable que las autoridades
presionen para que se realicen las actividades con regularidad en zonas de
enfrentamiento solo para demostrar que todo está “normal”. 
Hasta la próxima resonancia
Óscar Misle
No hay comentarios:
Publicar un comentario