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jueves, 19 de noviembre de 2015

MEDIACIÓN ESCOLAR : ¿CÓMO REALIZARLA?

Por: Óscar Misle, @oscarmisle




Mediación escolar: ¿cómo realizarla?
Siempre debe existir un mediador para resolver. (Créditos: Shutterstock.com)


Es un proceso de cooperación y participación para la resolución de conflictos en la que un tercero, imparcial, es solicitado por los estudiantes para lograr un acuerdo satisfactorio para ambas partes
La mediación escolar es una actividad práctica, didáctica, destinada a facilitar el diálogo con el fin de resolver las disputas, partiendo de los intereses en juego. Posibilita  a los protagonistas del conflicto la toma de decisiones.

Rol del mediador:
Crea un  clima de colaboración para reducir la hostilidad, la lucha de poder y darle contenido práctico a valores  como respeto, solidaridad, tolerancia y la honestidad.  
Promueve que se reconcilien los intereses de la partes. La meta del mediador es animar a los estudiantes a negociar, exponiendo sus puntos de vista, expresando sus argumentos y que sean utilizados de forma efectiva en la toma de decisiones. El mediador no es quien decide.
Estimula a las partes para que asuman la responsabilidad ante la situación. Deben ser los estudiantes quienes acuerden las salidas. Se sienten más comprometidos cuando son ellos los generadores de propuestas y búsqueda de alternativas.
Alienta a evaluar las propuestas para que sean factibles. Los anima a revisar si las propuestas o acuerdos son operativos y si hay probabilidades de ser aceptables, no solo para quienes están en la mediación, sino para todos aquellos que resulten afectados, directa o indirectamente, por el acuerdo.
Aplica técnicas de comunicación para crear un clima de participación, escucha, observación, empatía, respeto a las opiniones de los demás. El mediador debe registrar toda la información posible acerca del conflicto e identificar las percepciones de las partes.
Formula preguntas que  puedan generar el intercambio como por ejemplo ¿Cuáles son los problemas o cuestiones que lo inquietan? ¿Qué clase de decisión corresponde adoptar? ¿Quiénes son las personas o grupos comprometidos en la situación?¿Qué piensan del problema? ¿Qué intereses o inquietudes tienen en común las personas que se encuentran en esta situación?

Es importante observar que la mayoría de estas preguntas comienzan con las palabras qué y cuál más que por qué. La respuesta a un por qué incluye la justificación de una creencia y puede llevar a adoptar una actividad defensiva

El mediador  debe proponer la escucha activa. Una técnica de comunicación en la cual un oyente descifra un mensaje verbal, identifica la emoción exacta expresada y después formulada, dirigiéndose a la persona que habló, el contenido emocional del mensaje, utilizando las mismas palabras o palabras análogas a las que usó el participante.

No en todos los conflictos se pueden utilizar técnicas de mediación. Por ejemplo; cuando hay situaciones en las que hay agresiones físicas o psicológicas y existe asimetría de poder, el bullying o acoso escolar. La víctima se encuentra en desventaja y por su condición de  vulnerabilidad no puede llegar a acuerdos o pactos con el victimario. Tampoco se puede mediar ni conciliar delitos como el abuso sexual, entre otros.

Formar para la convivencia implica el ejercicio de la ciudadanía. Un centro educativo es una comunidad en la que participan personas diversas, con intereses y expectativas diferentes, con roles que implican el uso del poder y la jerarquía. Por esta razón los conflictos se hacen presentes. En la medida que se  complejizan, los involucrados tienen derechos que defender, deberes y responsabilidades que cumplir para que la democracia se viva en el ámbito escolar. Crear oportunidades y posibilidades para opinar, escuchar y ser escuchado, reunirse, participar en la toma de decisiones, los forma en el ejercicio de su ciudadanía. Tarea que debe iniciarse desde el preescolar.

Seguimos creciendo juntos  


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martes, 10 de noviembre de 2015

LA ESCUELA ¿FORMA CIUDADANOS?

Por: Óscar Misle, @oscarmisle



Una escuela para la ciudadanía
La ciudadanía también puede ir a la escuela de valores. (Créditos: Shutterstock.com)

Con frecuencia nos quejamos de la apatía ciudadana de quienes asumen resignadamente la violación de sus derechos, la carencia o insuficiencia de los servicios públicos, el abuso de poder por parte de funcionarios, la poca disposición de participar en las juntas de condominio…

Surge la pregunta ¿La familia y la escuela nos forman para ser ciudadanos? Por la  pasividad u omisión que vemos en la realidad podemos concluir que no.   

La formación ciudadana es un proceso que posibilita darle contenido práctico y efectivo a valores como la responsabilidad, el respeto, la honestidad, la cooperación, la solidaridad, con el fin de conocer y exigir nuestros derechos y cumplir con nuestros deberes y responsabilidades como seres humanos, personas y ciudadanos.

Por nuestra condición de seres humanos todos somos iguales, como personas somos diferentes,  pero  como  ciudadanos todos tenemos los mismos derechos.

Formación ciudadana: ¿cómo y cuándo?

Debe comenzar desde el preescolar para que desde los primeros años sientan que pueden participar, opinar, ser escuchados, consultados en la toma de decisiones…   Ahora; ¿qué entendemos por participación?

Es un  proceso a través del cual los estudiantes y la comunidad educativa en general se sienten parte en la construcción de propuestas sociales que puedan darle vida en el día a día de la escuela.
No Implica no solo el acceso a los bienes y servicios, sino ser y sentirse parte del  quehacer educativo. Cada quien asumiendo responsablemente el rol que le  corresponde y respetando el de los demás.

Reconocerse como parte de la solución de los problemas. Tomando parte en la toma de decisiones que afectan el interés personal y común, asumiendo la responsabilidad con las consecuencias de sus actos.

Más allá de la conceptualización es importante  apostar  a una participación que:
-       Sea ética, en contraposición a la manipulación
-       Utilice  medios coherentes con los fines
-       Promueva la dignidad y el respeto personal
-       Valore el ser, el sentir  y no solo el saber, hacer y tener
-  Sea inclusiva, no discriminatoria y respetuosa de la diversidad

Alerta con la manipulación
No toda acción donde asistan estudiantes es participación. Estar presente y ocupar un asiento  no es sinónimo de participación (Igual sucede con los adultos). No se trata de carretear a los niños a todo tipo de reunión o encuentro para aparentar  que se les está dando la oportunidad o que es su voluntad participar (en algunos casos como parte del decorado o como una estrategia política proselitista).
La participación de los niños y adolescentes es progresiva. Debe ser acorde a su condición y momento de desarrollo, sobre todo debe ser genuina y voluntaria.
Hay que estar alerta cuando son inducidos a realizar actos en los que no están  formados, informados y lo hacen por presión o intereses distantes o contrapuestos a los suyos.

El papel de los adultos
Los adultos tenemos una responsabilidad muy importante en la creación de  posibilidades y oportunidades para promover su participación. Nuestro ejemplo es clave. No confundamos ser pacífico con ser pasivo, a ser tolerante con ser resignados, a ser respetuosos con ser sumisos. La ciudadanía activa es la que construye y posibilita el uso del poder de forma justa y  responsable.
Seguimos creciendo juntos 


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VIOLENCIA. HAY QUE HABLAR CON LOS NIÑOS

  Óscar Misle Óscar Misle Los recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas y los operativos que se van realizan...