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jueves, 19 de agosto de 2021

CUANDO QUIEN PARECE NO ES

 

Óscar Mise

 Luz Marina (16 años) conoce a Germán por internet e inicia una amistad a través del chat. Se transforma en una  relación amorosa, incluyendo ya no solo el vínculo vía internet sino por otras vías como el whatsapp.

En un principio, Germán le hace sentir que comparte sus mismos intereses. A medida que avanza la relación, le confiesa tener 20 años; luego admite tener en realidad 25 años. Eso la sorprende,  no le agrada que le mienta. Pero Germán le hace creer  que la ama, que le gusta mucho, que está muy interesado en conocerla personalmente.  

Acuerdan  reunirse. Al encontrarse, Luz Marina se da cuenta de que seguía mintiéndole. Es mucho mayor de lo que había admitido. Al menos tendría 35 años de edad.

Germán   intenta calmarla diciéndole que la edad no importa; que no debe preocuparse por lo demás. Se asegura de que esa tarde sea lo más agradable posible para Luz Marina.  Cuando vio que se habían dado las condiciones la llevó a un motel donde la presionó para tener relaciones sexuales. Después  que logró su cometido, desapareció sin dejar rastro. Luz Marina fue víctima del llamado grooming 

¿Qué es el grooming?

Es un término en inglés para referirse a la práctica de abuso y acoso sexual por parte de personas adultas que se valen de las tecnologías para  ubicar a sus víctimas, niños, niñas o adolescentes, ganando su confianza haciéndose pasar por alguien de su misma edad o un poco mayor.

Se valen de la información publicada por la víctima en las redes para entablar conversaciones que les atraigan haciendo mención a su afición por un cantante, deporte o pasatiempo. Si la víctima se encuentra sola  o necesitada de atención y afecto estos “depredadores emocionales” tienen la habilidad de generar la conexión para que el chico o la chica se sienta valiosa, inteligente, atractiva, se le toma en cuenta…

El grooming es utilizado por pederastas que, paso a paso, van ganando la confianza para obtener información sobre la familia, amigos, fechas especiales, gustos,  lugar de estudios, temores e inseguridades. Pueden presionar hasta que acceda al envío de fotos, videos o poses en la webcam donde va a resaltar lo bella o bello que es e invitará a que le muestre una imagen en ropa interior presionando para que después sea de poses con semidesnudos o desnudos.

Guardará estas imágenes que en algunos casos le servirán para extorsionar social y emocionalmente a la víctima con la amenaza de enviar las fotos, videos o sonidos a familiares, conocidos o publicarlas si no se hace lo que le ordena. Se puede presionar para el pago de sumas de dinero o para el encuentro en un lugar señalado por el acosador.

Primeros pasos y recomendaciones

El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Argentina recomienda cuando se presentan estos casos:

“No borrar ningún contenido de la computadora o celular: las conversaciones, imágenes y videos que el acosador y la víctima hayan enviado deben ser guardados como prueba. Se recomienda incluso hacer capturas de pantalla y guardarlas en formato digital o impreso.

No denunciar al perfil acosador en la red social o plataforma web: al hacerlo, el administrador del sitio web puede bloquear al usuario y generar una pérdida de la información necesaria para realizar la investigación. Al ser bloqueado, el abusador puede con gran facilidad crear un nuevo perfil y continuar realizando el delito con otras víctimas.

No amenazar o increpar al acosador: a pesar del enojo lógico, esta actitud puede generar que el acosador se aleje de la víctima, lo que dificultará la tarea de localización para los investigadores”.

¿Qué podemos hacer las familias?

Puede pasar  que los padres estén completamente desinformados sobre lo que le pasa a sus hijos. La familia es clave en este proceso de formación para la prevención. Podemos explicarles  que utilizar internet es como salir a la calle. Hay que estar alerta por dónde circulas, con quién te comunicas, con qué o quién  te recreas.

Enfatizar  sobre la  importancia de pensar antes de enviar. Es importante apoyarlos para que tomen consciencia de  que lo que se  publica en internet o sale de tu propio celular, se convierte en irrecuperable, escapa para siempre de nuestro control y puede llegar a muchos en cualquier momento.

Analizar que recibir la imagen de una persona no te da derecho a distribuirla. El hecho de contar con una fotografía o vídeo en nuestro celular no significa que tengas derecho a hacer con ella lo que nos provoque pues puede afectar irremediablemente la vida de un compañero o compañera.

Denunciar cuando son víctimas de ciberacoso. Desde pequeños deben saber que siempre contarán con nuestra confianza; que les creeremos. Si algún adulto o adolescente utiliza las redes sociales para dañar, desprestigiar, ofender, humillar… es necesario que se haga la denuncia.

Puede ser que la ira o la rabia nos embarguen y queramos actuar de manera hostil para vengarnos y lejos de avanzar; muy por el contrario empeoraremos aún más las cosas. Es conveniente que no nos traguemos lo que sentimos. Podemos comunicarlo a personas cercanas de confianza,  y de esta forma conseguir la serenidad necesaria para pensar y actuar.

Hay que buscar apoyo profesional si reconocemos que nosotros o nuestro adolescente necesita apoyo especializado para abordar lo sucedido

Hasta la próxima resonancia

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