Óscar Misle.
El
tema del abuso sexual se volvió viral
cuando una cuenta de Instagram señaló al cantante de la agrupación Los Colores,
Alejandro Soto, de mantener relaciones
sexuales con al menos seis menores de edad. Pronto comenzaron a difundirse otras denuncias
de otros integrantes de grupos
musicales.
El canal de la denuncia utilizado fue a través de las
redes sociales. Toca a los organismos competentes investigar para determinar
las responsabilidades legales y las correspondientes
sanciones.
¿Qué es
el abuso sexual?
Es toda acción en la que una persona con más poder utiliza
a otra para satisfacerse sexualmente. En este artículo haremos énfasis en el
caso de que los abusados sean
adolescentes. El abusador puede realizar el acto mostrando
los genitales, invitando a ver películas pornográficas o grabar videos de
contenido sexual, así como con manoseos, masturbación, penetración oral, anal o
genital con objetos o partes del cuerpo (dedos, pene). La violencia sexual
también se expresa a través de la explotación sexual cuando los y las
adolescentes son utilizados para obtener dinero o cualquier otro beneficio a
cambio del intercambio sexual.
El abuso sexual puede realizarse con violencia, amenazas,
engaños o a cambio de privilegios, premios.
¿Educamos
para la prevención?
No se habla del tema sino cuando surgen los problemas. No
hay o es muy débil la prevención. La educación sexual que se da en los planteles suele centrarse en lo
biológico, reproductivo y para evitar las infecciones de transmisión
sexual; no se imparte como eje
transversal en los diferentes niveles de educación.
La
naturalización de la violencia también toca lo sexual. Se asume como normal que el varón pueda presionar a la
chica para que tenga relaciones sexuales u obligarla a que no utilice
protección en nombre del amor. Desde la
adolescencia comienzan a realizarse abusos que no son percibidos por ellos como
hechos violentos.
Un delito
cuyo cómplice es el silencio. La Ley
Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (LOPNNA) establece que
quien realice o participe en actos sexuales con adolescentes, sin su
consentimiento, será penado; sin embargo, hay que considerar que no siempre el
o la adolescente está preparado para defenderse del acoso de otras personas
adultas y detrás de un aparente consentimiento puede haber miedo,
vulnerabilidad, intimidación.
También
los varones son víctimas de abuso.
Ciertamente quienes son más agredidas sexualmente son las mujeres; pero también
se da la violencia sexual contra varones y tiende a silenciarse especialmente
cuando es perpetrada por otro hombre, por temor a que se pueda poner en duda la
orientación sexual de la víctima por todos los prejuicios sociales existentes.
Poco se
habla sobre el abuso sexual. Por
desconocimiento los adolescentes pueden ser víctimas de hostigamiento sexual,
personal o virtual, pudiendo sufrir un daño físico o emocional.
Los medios de comunicación social, la TV, internet pueden
presentar información que confunda a los adolescentes en el ejercicio de su
sexualidad.
En las familias y centros educativos son pocas o nulas
las oportunidades, con algunas excepciones, para hablar sobre este tema.
¿Por qué
no denuncia?
A la víctima de abuso o acoso sexual le cuesta denunciar porque siente miedo a las
represalias que puedan tomar el acosador o allegados, porque siente culpa por
no haber evitado el abuso, siente vergüenza de sí mismo por el peso ético y
moral que tiene la sexualidad sobre las personas, porque desconfía del sistema
y piensa que la denuncia no va a proceder o simplemente por un mecanismo de
defensa como negación para inconsciente evadir la situación. Suele suceder que
después de años la víctima logra tener el valor para denunciar asumiendo el
costo de exponerse socialmente.
¿Qué
podemos hacer?
Informar
y formar sobre salud sexual y reproductiva. Según la ley, todos
los adolescentes tienen derecho a ser informados sobre su sexualidad para que
puedan adquirir una conducta sexual, una maternidad y paternidad responsable,
sana, voluntaria y sin riesgos. Se deben garantizar servicios y programas que
sean accesibles económicamente, confidenciales y que resguarden el derecho a la
vida privada de los adolescentes. Los y las adolescentes mayores de 14 años
tienen derecho a solicitar y recibir por sí mismos los servicios (Art. 50
LOPNNA).
Denunciar
situaciones de violencia sexual. Estas
prácticas constituyen un delito que no puede ser resuelto a través de
conciliación o negociación con el victimario. Si la víctima es un adolescente
puede hacer la denuncia y solicitar apoyo en un Consejo de Protección para que
la Fiscalía realice el procedimiento correspondiente o denunciar directamente
ante Ministerio Público o CICPC. Si el victimario es un adolescente, a partir
de los 14 años, debe dar cuenta de sus actos ante el Sistema Penal de
Responsabilidad del Adolescente. No basta con hacer la denuncia y que se
determinen los responsables. Es necesario que la víctima cuente con apoyo y
tratamiento psicológico oportuno.
Promover
actividades formativas. En los
centros educativos se pueden realizar cine foros, grupos de reflexión e
intercambio, campañas, obras de teatro… en los que se pueda plantear la
problemática de la violencia sexual: cómo se manifiesta, cómo se sienten los
involucrados, dónde acudir para solicitar información. De igual forma se pueden
realizar trabajos de investigación o tener contacto con expertos que orienten
sobre la violencia de género.
Revisar
cómo son nuestras relaciones de pareja. Puede ser que, sin darnos cuenta, seamos víctimas de
violencia sexual cuando nos sentimos obligados a hacer lo que no deseamos por
complacer las demandas sexuales de la pareja, especialmente cuando se utiliza
la violencia como forma de coacción. Culturalmente, no con poca frecuencia, se
da el caso de la pareja que por estar
unida en matrimonio o tiene un compañero o compañera estable piensa que las agresiones sexuales
deben ser toleradas y no pueden ni deben ser denunciadas.
Hasta la
próxima resonancia
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