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viernes, 25 de enero de 2019

¡NO QUIERO IR A LA ESCUELA!

Cinco de la madrugada, suena el despertador, es el inicio de clases. Toda la  familia  se  pone  en acción. Sebastián (6 años) se resiste a levantarse de la cama, llora y alega  que le duele el estómago. Raquel, su mamá estresada  le dice: “¡Te conozco Sebas, no seas  flojo levántate, ya tuviste bastantes  vacaciones! Mira tu hermanita Estrella, ya se levantó  y está preparando sus cosas”. Sebastián lo atrapa un ataque de ira y comienza a gritar: “¡No quiero ir a esa escuela!, No quiero ir!” Raquel trata de  calmarlo, pero nada, el llanto  se hace más  intenso y los  gritos so oían en el vecindario “¡No entiendes  mamá,  no  quiero ir a esa  la escuela!” ¿Qué le  pasa a Sebastián? Lo cambiaron de  escuela porque  Raquel no podía pagar la mensualidad. El colegio se vio en la necesidad de  subir significativamente la mensualidad por los aumentos decretados por el ejecutivo. No solo era solo era Sebas  también estaba  Estrella.

A Estrella la tranquilizaba que dos de  sus compañeritas también las cambiaron de la antigua escuela, y juntas estrenarían la nueva escuela.
Es muy importante prepararnos para el inicio  de  clases. Ese  estreno de las actividades genera mucho estrés en las  familias. Puede  que se  detonen  emociones  como miedo, inseguridad, tensión y que el dolor de estómago de Sebas  no sea un  invento.
Tendrá que  encontrarse  con una nueva  escuela. Esa nueva realidad  lo llevará a recordar  la anterior, en la  que  tuvo  gratas experiencias. Tendrá  que  vivir el duelo con todo lo que ello conlleva.
Seguro siente dudas de cómo será su relación con los nuevos compañeros ¿lo aceptarán? ¿tendrá que pagar el costo de ser  “el nuevo”?.
Durante unos meses, en su escuela anterior,  fue  víctima de acoso escolar  por parte de un estudiante de tercer grado. Se burlaba por el tamaño y la forma de sus orejas.  Guarda  en su morral la angustia de esa mala experiencia.
Puede ser  que  sienta resistencia  a someterse a pautas de   la disciplina, después de unos días de vacaciones con horarios flexibles, para acostarse y levantarse.
Durante  las vacaciones permitimos  cambios de ciertos hábitos, rutinas para comer, jugar… Lo ideal era  que se hubiesen ido  ajustando, poco a poco, antes del inicio  de clases.
Esos  primeros días es cuando más necesitan sentirse  queridos, comprendidos y apoyados por su familia. Lo ideal hubiese sido haber realizado con Sebastián  una visita a la escuela antes del inicio de clases para que pudiera conocer el lugar, las aulas, el patio, las canchas. Aprovechando ese  momento para  hablar, aclarar  dudas, contar  nuestras experiencias de niños y cómo las superamos.
El inicio a clases es  una  transición  que requiera paciencia, ajustar la  hora de  irse a la cama, abrir espacios para  compartir las expectativas y los sentimientos  que  hay sobre lo que desean, temen, imaginan, sueñan.
Es importante estar atentos a los cambios de comportamiento  o actitud. Puede  ser que el rechazo a su nueva escuela sea  un  reflejo  de algún problema no resuelto en la escuela anterior o en su vida personal.
Debemos escuchar sus temores, dudas, intereses con mucha atención y respeto. Sin juzgarlo ni calificarlo como flojo, manipulador… Es necesario  que sienta  que  volver a clases no significa un abandono de nuestra parte. Es necesario hacerle  sentir,   con expresiones de afecto, besos, abrazos,  que  siempre estaremos a su lado para apoyarlo.
Hasta la próxima resonancia

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