Oscar Misle
@oscarmisle
Razones a favor:
Evita
diferencias por condición social. Es conveniente que todos tengan un uniforme.
Que todos los centros educativos, públicos y privados lo exijan porque evita que se hagan visibles diferencias
sociales
Si todos usan uniforme, no se
identifica quién viste la ropa más cara
o bonita. No hay presión por sobresalir con la vestimenta, ni la oportunidad de
hacer competencias con las prendas de
vestir de marca.
Estas comparaciones competitivas
frecuentemente están asociadas con el bullying, sobre todo entre niñas cuando
se acercan a la adolescencia.
En un ambiente donde todos llevan su
propia ropa, se exponen a las críticas y a veces las burlas de los “líderes” de
la moda quienes usan la ropa para controlar a los demás, discriminando a las
personas que se visten diferente.
Las familias con mayor poder económico
pueden darse el lujo de llenar el closet de sus hijos con ropa de última moda,
mientras quienes vienen de familias menos acomodadas tienen que conformarse con
menos opciones.
Da
sentido de pertenencia pero debe haber
coherencia Es positivo porque da sentido de pertenencia. Debe evitarse la
exigencia de detalles inútiles. Se le
exige a las niñas usar zarcillos pequeños pero las maestras los usan hasta a
los hombros. Se le enseña que las normas son para todos por igual.
La formalidad o el
exceso de rigidez en el uso del uniforme puede coadyuvar a la generación de un
clima de hostilidad. Es un tema que genera pasiones en cualquier encuentro
donde estén dos o más educadores reunidos.
Identifica a los estudiantes
con su escuela. Cada escuela tiene sus particularidades con
el uniforme, al ver a un niño uniformado se puede saber a qué escuela asiste.
Es muy útil cuando salen a las
excursiones o paseos escolares. Se pueden identificar desde lejos, y ayuda que
no se extravíen en lugares públicos.
El uso del uniforme enseña a los estudiantes
el “amor a la franela” y la responsabilidad que exige llevarla. Cuando portan
el uniforme deben saber que todo el mundo juzgará su escuela al observar su
comportamiento.
Razones en contra:
Mucha
preocupación en la indumentaria y poca
en el sujeto. El uniforme es un tema de segundo orden. Habría
que plantearse en principio ¿qué escuela tenemos? y ¿qué escuela queremos? La
escuela venezolana suele ser muy rígida en
sus normas.
La disciplina es concebida como una forma de ejercicio del
poder en una escuela que no forma para la libertad sino para la homogeneidad. Hay
mucho desgaste en la indumentaria y no en el sujeto.
A los uniformes se les ha dado una sobredimensión. Lo
importante es el fondo y no la forma. Hay quienes creen que la forma es lo que
te da garantía, cuando los ves homogéneos.
Exigencias
arbitrarias e injustas. En muchos casos, con el reclamo del
uniforme se cometen injusticias. Hay estudiantes que solo tienen un par de pantalones. Si el color no es lo más
parecido al del colegio no lo dejan entrar a clases.
Una
meta educativa es enseñar a los niños a aceptar
y celebrar la diversidad. Deben aprender a respetar
a todos sin tomar en cuenta su forma de vestir. Sobre todo en comunidades
culturalmente diversas, sería un privilegio que los niños se vistieran de
acuerdo a sus orígenes étnicos.
Aunque los medios han fomentado la
“uniformidad” de los gustos juveniles a través de la llamada “ropa de marca”,
la globalización de la educación debe abrir la puerta a la diversidad de
vestimenta.
Si cada estudiante tiene necesidades,
intereses, gustos particulares es contradictorio uniformarlos obligándolos que se vistan todos iguales aunque esta
imposición les genere desagradado.
¿Veredicto
final? Sea Ud. el Juez.
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