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lunes, 9 de agosto de 2021

VALORES PARA CONVIVIR

 Óscar Misle

 

En el libro “Cuando las  aulas dejen de ser jaulas” de Fernando Pereira y este servidor plantemos  que  la escuela tiene que revisar cómo es el clima de las relaciones en su interior, cómo se vinculan sus miembros. ¿Estamos formando para la cooperación? ¿Para la solidaridad? ¿Se premia al estudiante que ha apoyado a un compañero en dificultades? ¿Al que ha compartido su merienda? O por el contrario, ¿solo se valora a quien obtiene las mejores calificaciones aunque haya actuado de forma egoísta, indiferente o indolente?

Cuando visitamos un centro educativo en la entrada suele recibirnos un cartel o estandarte en el que se anuncian con letras grandes los valores que sustentan el proyecto pedagógico. Se suele mencionar respeto, honestidad, solidaridad, cooperación…

El problema es que cuando caminas por los pasillos, o pasas por el patio los que ves poco tiene que ver con el cartel de a entrada. Grito, empujones, palabras ofensivas forma parte del repertorio. 

No podemos pretender que un espacio de reconocimiento y  puesta en práctica de los valores se genere por arte de magia, especialmente si los métodos pedagógicos que empleamos no  integran.

El maestro dedica 80% del tiempo dictando clases. No queda tiempo para lo social y emocional. Una escuela que solo valora lo cognoscitivo está educando a un ser humano segmentado; no está formando para que se desarrolle integralmente. No está formando al ciudadano que aprende a convivir, a discutir, argumentar, discernir, dialogar, acordar.

 


 

Darle contenido a los valores. Creando oportunidades y posibilidades para la definición conjunta y compartida de lo que significa la paz, el respeto, tolerancia, solidaridad, cooperación. Para que no se confunda paz con pasividad, respeto con sumisión, tolerancia con resignación, solidaridad con complicidad, cooperación con oportunismo. 

No bastan las buenas intenciones. Se puede ser muy hábil y creativo seleccionando nombres con alto impacto publicitario, juramentando grupos y haciendo anuncios para la promoción de los valore  que muchas veces no pasan de ser iniciativas   que no logran abordar y transformar los problemas sustancialmente.

Las normas de cortesía parecieran pasadas de moda. Se malentendió lo que significa el empoderamiento ciudadano. Dar las gracias, contestar los buenos días, pedir disculpas se consideran actitudes serviles que se sustentan en el resentimiento. Se hace un mal uso del espacio público, se agrede el ambiente con la basura y se suma la hostilidad entre las personas que deben hacer colas para adquirir para comprar productos de la cesta básica. Se generan discusiones y se envían mensajes    que son capados por los niños.

La crispación social por inseguridad y alto costo de la vida genera reacciones adversas propias de la sobrevivencia que poco tienen que ver con la solidaridad y la cooperación.

Los malos ejemplos dicen mucho más que los discursos. Se habla de paz y se ofende. Se habla de respeto y tolerancia   se excluye. Las contradicciones entre lo que se dice y se hace genera frustraciones y sensación de impotencia. Esta forma de relacionarse va la escuela y se expresa en la convivencia.

Una educación para la solidaridad y la cooperación exige revisión a fondo de su razón de ser. Si lo que se busca es solo instruir y no formar para el ejercicio democrático y ciudadano, es poco lo que se puede hacer.

Si lo que se desea es convertir los centros educativos en ambientes de aprendizaje en los que la razón no esté reñida con el corazón es mucho lo que se puede innovar, más que memorizar contenidos, es generar oportunidades y  posibilidades para participar, soñar, recrear  y redimensionar los  que  significa  la educación para aprender a ser, hacer, conocer y convivir tal  y como lo plantea la UNESCO.

 

 

·         Escuelas con calor humano. La escuela debe constituir un espacio con un clima social amigable, en el  que exista calor humano, donde los estudiantes y docentes se sientan a gusto, en el  que   las  familias se  sientan cercanas,   constituirá un sistema inmunológico social para prevenir la violencia cuando se haga presente. 


·         La palabra creadora y sanadora. El establecimiento de mecanismos de comunicación asertiva y respetuosa entre docentes-padres, docentes-docentes, directivos-docentes, autoridades-directivos, sistema de protección-comunidad educativa; constituye un recurso fundamental para la creación de comunidad de aprendizaje y convivencia. 

·         Desarmar la palabra. La palabra es acción.  La naturalización de la violencia y el clima de confrontación exige revisar qué decimos y cómo lo decimos. Un verbo incendiario genera  comportamientos incendiarios. No se puede generar un clima de respeto, convivencia y buen trato, entre los miembros de la comunidad con palabras y actitudes violentas

·         Encuentro con los estudiantes. Tienen que existir espacios para dialogar con los estudiantes. Redimensionando o reinventado espacios ya existentes (hora de guiatura, orientación) o creándolos (unos minutos antes de una clases, aprovechar un hecho o acontecimiento como momento educable, una reunión semanal para evaluar el buen trato o cómo va el cumplimiento de los acuerdos de convivencia en el centro, una asamblea de curso, de nivel o de delegados, una reunión con el coordinador, director, una convivencia, un cine foro. No olvidar esos momentos espontáneos que se presentan a la entrada, salida, recreo, que pueden ser determinantes para que un estudiante se sienta escuchado y valorado. La experiencia nos dice que donde están presentes esos espacios cambia la actitud ante las dificultades y problemas que se presentan. 

·         Transitar hacia un paradigma de la convivencia escolar. Asumir que convivir se aprende, no se da  por  generación espontánea o por el simple hecho de estar juntos,  es algo más que establecer pautas disciplinarias para los casos en que se presentan problemas de conductas y las consecuencias de su no acatamiento; implica un esfuerzo grande. Todos nos formamos bajo un paradigma de la disciplina, donde el establecimiento del orden era lo fundamental.  

·         Avanzar en la senda de establecer pautas de relación, respeto a la diversidad, cooperación, autonomía donde todos, incluyendo los estudiantes, tenemos que desaprender para poder aprender a convivir. De ahí que insistamos en que los Manuales son medios, no son el fin. Pueden ser un recurso valioso, un paso fundamental; pero debemos apuntar a un proceso, un proyecto de convivencia escolar relacionado con el Proyecto Educativo de cada centro, donde se entienda que si no se genera un ambiente de una convivencia sana, estimulante y respetuosa, las escuelas no podrán ser espacios para el aprendizaje y la formación ciudadana. 

·         Formar para la cooperación. Queremos insistir en que los centros educativos son espacios por excelencia para aprender a trabajar y a convivir con los otros. Y solo se puede aprender desde un espacio donde se promueva y valore el trabajo grupal, la solidaridad y la cooperación. 


Hasta la próxima resonancia

  1. Hay que hablar con los niñosÓscar MisleLos recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas ylos operativos que se van realizando,comopor ejemploen la parroquia Petare estefin de semana, generan en las familias un fuerte impacto emocional durante ydespués de los hechos.Cuando decimos después hacemosreferencia al estrés postraumático quesetraduce en unaserie de síntomas que muchas veces cuesta relacionar con laexperiencia vivida; como pueden ser la depresión, estados depánico, ansiedad;ademásse sumanlas alteraciones somáticas.Losniñosse dan cuenta de lo que está sucediendo. Son capaces de contar condetalles lo que observan desdelasterrazas,ventanas y balconeso escuchandesde el interior de sus viviendas.Les afecta no podersalir a jugar o sentirquesuviday la de susfamiliasestáamenazada. Lescuesta aceptarque no se puedetransitar por determinados lugares o callesdebido alos operativospoliciales.No siempre pueden expresar con palabraslo que sienten y lohacentornándosehostiles, inquietos, temerosos, inseguros¿Qhacercuandoseestáen la zona deconflicto?Si están solos buscar la ayuda de unfamiliar o persona cercana. Es importanteque tengansusnúmeros de teléfono grabados yotrosnúmeros de emergencia alos cualespuedenllamar para solicitarasistencia.Resguardarsee inclusolanzarseal piso,si estánpasando por algún lugar dondese escuchandetonaciones.Nunca ir a investigar para ver qué pasó por más queveangentehaciéndoloporque correnpeligro.Nunca asomarsepor la ventanaobalcónsise escuchan tiroso detonaciones.Tampoco asomarse por lapuerta o subir a la azotea porquepueden ser agredidos.Las camas no deben estar al lado de ventanas que den hacia la calle; sobretodo en lugares donde se escuchendetonaciones.Si está en la calle dirigirse hacia lugares donde haya más gente, entrar a unestablecimiento comercial o cualquier otro lugar para buscar apoyo.Está bien gritarpara pedir ayuda.Explicarle que nose debesentir vergüenzapor pedir apoyoIdentificarcuáles son los lugares riesgososen losse generaneste tipodeagresiones. Especialmentelo debensaberlos más grandecitospara que evitenponer su vida en peligrocuandosalen a la calle.
  2. Seleccionar muy bien las personas con quienessereúneny evitar asociarsecon personas que tienen armas o que resuelven violentamente las situacionesagrediendo a otros.Asumir que estamos transitando tiempos difíciles que impactan lacotidianidad. Entender que puede haber comportamientos que pueden traducirirritabilidad, hostilidad, apatía, tristeza por partede los niños y adolescentes.Transmitirles seguridad.Hacerles sentir que a pesar de lo que acontece,comofamilia estamoshaciendo todopara protegerlos. Como padres y representantestenemos la obligación de garantizarsuintegridad física ysuderecho a la vida. Cadafamilia debe evaluar, día a día,las condicionesy factores de riesgo.Es irresponsable que las autoridades presionen para que se realicen las actividadescon regularidad en zonas de enfrentamiento solo para demostrar que todo está“normal”.Hasta la próxima resonancia
  1. Hay que hablar con los niñosÓscar MisleLos recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas ylos operativos que se van realizando,comopor ejemploen la parroquia Petare estefin de semana, generan en las familias un fuerte impacto emocional durante ydespués de los hechos.Cuando decimos después hacemosreferencia al estrés postraumático quesetraduce en unaserie de síntomas que muchas veces cuesta relacionar con laexperiencia vivida; como pueden ser la depresión, estados depánico, ansiedad;ademásse sumanlas alteraciones somáticas.Losniñosse dan cuenta de lo que está sucediendo. Son capaces de contar condetalles lo que observan desdelasterrazas,ventanas y balconeso escuchandesde el interior de sus viviendas.Les afecta no podersalir a jugar o sentirquesuviday la de susfamiliasestáamenazada. Lescuesta aceptarque no se puedetransitar por determinados lugares o callesdebido alos operativospoliciales.No siempre pueden expresar con palabraslo que sienten y lohacentornándosehostiles, inquietos, temerosos, inseguros¿Qhacercuandoseestáen la zona deconflicto?Si están solos buscar la ayuda de unfamiliar o persona cercana. Es importanteque tengansusnúmeros de teléfono grabados yotrosnúmeros de emergencia alos cualespuedenllamar para solicitarasistencia.Resguardarsee inclusolanzarseal piso,si estánpasando por algún lugar dondese escuchandetonaciones.Nunca ir a investigar para ver qué pasó por más queveangentehaciéndoloporque correnpeligro.Nunca asomarsepor la ventanaobalcónsise escuchan tiroso detonaciones.Tampoco asomarse por lapuerta o subir a la azotea porquepueden ser agredidos.Las camas no deben estar al lado de ventanas que den hacia la calle; sobretodo en lugares donde se escuchendetonaciones.Si está en la calle dirigirse hacia lugares donde haya más gente, entrar a unestablecimiento comercial o cualquier otro lugar para buscar apoyo.Está bien gritarpara pedir ayuda.Explicarle que nose debesentir vergüenzapor pedir apoyoIdentificarcuáles son los lugares riesgososen losse generaneste tipodeagresiones. Especialmentelo debensaberlos más grandecitospara que evitenponer su vida en peligrocuandosalen a la calle.
  2. Seleccionar muy bien las personas con quienessereúneny evitar asociarsecon personas que tienen armas o que resuelven violentamente las situacionesagrediendo a otros.Asumir que estamos transitando tiempos difíciles que impactan lacotidianidad. Entender que puede haber comportamientos que pueden traducirirritabilidad, hostilidad, apatía, tristeza por partede los niños y adolescentes.Transmitirles seguridad.Hacerles sentir que a pesar de lo que acontece,comofamilia estamoshaciendo todopara protegerlos. Como padres y representantestenemos la obligación de garantizarsuintegridad física ysuderecho a la vida. Cadafamilia debe evaluar, día a día,las condicionesy factores de riesgo.Es irresponsable que las autoridades presionen para que se realicen las actividadescon regularidad en zonas de enfrentamiento solo para demostrar que todo está“normal”.Hasta la próxima resonancia

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