Óscar Misle
Con frecuencia nos
contactan familias muy angustiadas porque no saben cómo abordar con los
adolescentes las situaciones que surgen
durante estos casi tres meses de cuarentena. Situación que se agudiza en estos momentos de flexibilización, lo que se
ha llamado el 5+10, lo que significa 5
días de trabajo y 10 días de cuarentena. ¿Cómo hacer con los adolescentes para
procesar estos cambios?
Según mi amigo el Dr.
Ricardo Montiel, reconocido médico de
adolescentes, aunque este grupo es el menos vulnerable físicamente, son los de
mayor riesgo emocional. Tienen menos desarrolladas las herramientas emocionales
para enfrentar la cuarentena. Según Montiel, el volumen de consultas de
emergencia por ataques de pánico en adolescentes se ha incrementado
significativamente.
Desprenderse del equipaje de niño
Entre la inmadurez del
niño y la madurez del adulto se encuentra la adolescencia. Una etapa del
desarrollo que muchas familias y docentes sienten que hay que soportar y no
disfrutar; y que es necesario enfrentar, pero no compartir.
El término pubertad
determina lo puramente biológico. Mientras que la adolescencia es la adaptación
psicosocial a los cambios físicos que culmina cuando se logra la autonomía e
independencia. Se da cuando comienza la etapa de adulto joven.
En la adolescencia se
va dando la maduración de la personalidad para la búsqueda de la autonomía y de
la identidad. Los adolescentes necesitan encontrarse a sí mismos pasando por
laberintos complejos, no solamente en su interior sino en el entorno en el que
les toca desenvolverse.
Mucho de lo que se vive en la adolescencia tiene que
ver con lo que sucedió antes de esta etapa. Esto hará que sea más o menos
compleja. La adolescencia es un período de muchos movimientos internos, físicos
y emocionales. Es como desprenderse del equipaje de niño para convertirse en un
adulto.
En la pubertad el
cuerpo va adquiriendo características adultas. En la adolescencia la persona
crece y se desarrolla psicológica, emocional y socialmente.
Si comparamos la vida
con un viaje que posee sus propias señales para transitar; la adolescencia es
la travesía vital peor señalizada y programada. Ello radica en que los
adolescentes deben hacer el recorrido utilizando solo su capacidad de
transición a los nuevos roles que les exige la sociedad. Hay una desproporción
significativa entre la meta y los medios para alcanzarla. Partiendo de esta
premisa, pensemos en lo difícil que
resulta para ellos lidiar con tanta incertidumbre
La adolescencia en esta
cuarentena ha estado muy abandonada.
Sigue siendo visto como el niño que se quedó atrás o el adulto que todavía no
es.
Según Marulanda, la
adolescencia es la travesía hacia un puerto desconocido, con un mapa borroso,
una brújula inestable y por aguas turbulentas. El papel de las familias en esta
retadora transición es el de los faros que iluminan el camino de los
adolescentes, como elemento clave para hacer con éxito el recorrido que los
llevará a la adultez.
Añade Marulanda, que la adolescencia es un segundo parto que
para muchos padres y madres puede resultar más agobiante y doloroso que aquel
que trajo a nuestro hijo al mundo; pero que puede ser tan satisfactorio como el
primero.
Identidad y autonomía
El reto más importante
para el adolescente en este proceso es lograr definir su identidad y alcanzar
la autonomía. Antes de este momento, los niños eran como una especie de anexo
de sus padres. Sin embargo, al llegar a la adolescencia, muchos muchachos no
saben qué quieren ser y hacer, lo único que tienen claro es no quieren seguir
siendo una prolongación de sus padres, ni parecerse a ellos.
En este proceso de la
vida, se empeñan entonces en hacer o decir todo lo contrario a lo que decimos
los adultos significativos. Su meta no es tanto llevar la contraria, sino
sentir que son diferentes a los adultos. Demostrar que tienen una identidad
propia que los diferencia de la nuestra.
Cambios sociales
Para un adolescente, lo
más importante es ser aceptado por sus amigos o por las personas de su edad.
Por eso se visten, hablan y comparten los mismos gustos. Necesitan ser
aprobados y sentirse parte del grupo. Los padres ya no somos el centro de sus
vidas porque sus amigos asuman el rol
protagónico.
Cambios intelectuales
Jean Piaget estudió
ampliamente el desarrollo cognitivo y consideraba la adolescencia como la
segunda edad del uso de la razón. Es cuando las personas desarrollan el
pensamiento reflexivo.
Esta capacidad de
pensar reflexivamente les permite a los adolescentes ver aspectos del mundo a
los que antes no les daban valor y eso hace que cuestionen lo que desde sus
puntos de vista no es justo, correcto ni deseable.
Este poder tener diferentes
perspectivas, distintas a las que antes tenían, hace que sus comportamientos
cambien. Los adolescentes se vuelven muy críticos de todo y de todos los que les
rodean: familia, colegio, religión, sociedad…
Puede pasar que bajen
drásticamente el rendimiento académico porque sus tensiones internas y la
necesidad de responder a sus demandas emocionales pueden influenciar en que
pierdan interés en el mundo exterior.
Es la etapa en la que
comienzan a tener sus propias posturas filosóficas e ideológicas que ponen en
tela de juicio lo que piensa y cree su familia. Puede confesarse ateos a pesar
de que sus padres sean creyentes.
¿Qué pasa en la cuarentena?
Todo este proceso que
vive el adolescente se hace más visible en la cuarentena. Son muchas horas
juntos, desde su visión y sentir,
“encerrados” aunque nos empeñemos en decir “protegidos”. Les hace falta contactar sus amigos, ya no les basta lo
virtual. Captan nuestras contradicciones y cambios en nuestros estados anímicos. Muchas de sus
preguntas no tienen respuestas y si las tienen no les satisfacen.
En
este momento comienzan a cuestionar y rechazar las normas, piden argumentos y
dan razones cuando están en desacuerdo con las exigencias que puedan recibir
del entorno escolar y familiar.
Esta capacidad
de cuestionarlo todo muchas veces nos desespera, porque no sabemos cómo
establecer acuerdos sin que se desdibuje la autoridad que tenemos que
desempeñar de acuerdo a nuestro rol.
Lo vivido y experimentado en la cuarentena
debe ser parte de su proceso de
formación y participación. Es necesario que identifiquen como están poniendo en práctica el
autocontrol, autonomía, responsabilidad, el ejercicio de sus derechos, deberes
y responsabilidades y el respeto de los derechos de los demás.
La meta es formar para que
los adolescentes sean personas responsables y asuman las consecuencias personales
y grupales de cada una de sus acciones
Hasta la próxima
resonancia
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