Óscar Misle
@oscarmisle
Rita descubrió que su hija Gladys (15 años) se había iniciado sexualmente.
Se metió en su Facebook y leyó un mensaje que la hizo sospechar. En una
conversación con su sobrina Raquel (16) le confesó que Gladys
había tenido intercambios sexuales con Leonardo, un estudiante de 17
años del liceo. Rita se sintió muy mal, confundida, atrapada por
una serie de miedos: un embarazo
o una infección de transmisión sexual (ITS). Le preocupaba que esa relación
pudiera afectarla emocionalmente. Lo que más le dolió fue que, cuando se lo
preguntó, se lo negó.
Esta vivencia con su hija y
gracias al apoyo profesional, la hizo caer e cuenta de varias cosas:
Vivimos en una sociedad erotizada.
Basta ver un programa de televisión para damos cuenta como se exhiben cuerpos
con faldas muy cortas, escotes muy
pronunciados. Situación que se repite en los comerciales, vallas publicitarias
e inclusive las maniquíes son voluptuosas.
Se exhiben prendas de vestir para
hombres con los genitales abultados para que sean más llamativos. También los videoclips, las letras de las canciones,
películas, novelas, páginas en internet… hacen que los mensajes explícitos o
subliminales lleguen por todos las vías.
Existe
mucho tabú; sin embargo paradójicamente en las plazas, parques y malecones,
abundan las parejas con intercambios amorosos fogosos; pero cuesta hablar abiertamente
sobre el tema.
Siempre enfatizó en lo biológico y reproductivo. Se
dio cuenta que no solo se trataba de
evitar el embarazo o una ITS, sino de entender que en una relación sexual hay
una serie de factores emocionales, culturales que se expresan, a través
del vínculo, búsqueda del placer y la
necesidad de sentirse amado. A Rita la situación del país no le dejaba tiempo ni energías para conversar con
su hija.
Comprendió que Interviene el corazón y no
solo los genitales. Por su experiencia sabía que una vez que se
inician sexualmente van descubriendo que es una actividad placentera; pero al
mismo tiempo los acompaña el sentimiento de culpa, generando conflictos internos y en las
relaciones
Se
dio cuenta que la información por
sí sola no basta. Posiblemente Gladys tenía la
necesidad de querer conseguir la atención y afecto que no recibía en el hogar y
la relación sexual fue el camino que consiguió
Reconoció que la formación debió comenzar
desde los primeros años y
no en la adolescencia tal y como fue su caso.
Tenía claro que el inicio sexual debía ser en el
momento y condiciones oportunas. Sabía que no se trataba de promover la abstinencia, cosa que no es
real para la mayoría de los adolescentes; sin embargo, si debía reflexionar
sobre la posibilidad de que el inicio
sexual se de en el momento en que se sientan preparados para que el encuentro
sea placentero, seguro y responsable
Se dió cuenta de la necesidad de contar
con espacios para recrearse, compartir, que
puedan disfrutar de sus amistades, para que no sientan que solo a través de una relación
sexual pueden lograr un clima de intimidad y de expresión del amor
Revisó cómo vivía y sentía su sexualidad. Para
Rita el inicio fue traumático, no placentero, cargado de culpa, vergüenza y
miedos que la afectaron y debió buscar ayuda profesional
Sabía que era necesario hablar sobre los métodos anticonceptivos. Tuvo
que superar la percepción de que abordar
estos temas despierta el interés y estimula el deseo de tener relaciones
sexuales y la promiscuidad. La información es clave para que pueda tomar las
decisiones correctas
Reconoció la necesidad de crear espacios y
momentos para la comunicación no intimidatorios, en un
clima de confianza, de respeto, evitando preguntas íntimas
que incomoden
Hasta la próxima resonancia
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