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jueves, 21 de noviembre de 2019

HIPERSEXUALIZACIÓN DE LA NIÑEZ



Óscar Misle
@oscarmisle

Cada vez es más común ver en las redes sociales, especialmente en las  que se difunden videos y fotografías, niñas que parecen mini adultas. Su  forma de  hablar, vestirse, bailar, caminar no corresponde a su edad. La  influencia   del entorno especialmente de los influencer  se convierten en referentes que transmiten mensajes y códigos que los niños y niñas asumen como modelos a seguir por el reconocimiento que se expresa en el número de seguidores.

Se va  imponiendo desde los primeros años el cómo luces, como atraer o seducir  físicamente a los seguidores, los valores internos son desplazados por el hedonismo y la superficialidad.

El culto al cuerpo al costo  que sea siguiendo estereotipos sexuales hace que la hipersexualización se extienda  con velocidad.
En 2001 el informe Bailey  define la hipersexualización infantil como “La sexualización  de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta  considerados como demasiado precoces”

En este informe se condena el uso de la sexualización de los niños, en especial de las niñas, como un recurso  para vender  determinados  productos  que van desde juegos, alimentos, muñecas, ropas, joyas…

Las niñas pueden llegar a concebirse productos mercadeables al mejor postor. Especialmente cuando son engañadas ofreciéndoles ingresos por exponer sus cuerpos. 

Los riesgos en las redes
Sabemos que en las redes existen depredadores. Son  pederastas  que se especializan en lo que se ha llamado grooming, que no es otra cosa que una serie de acciones de un adulto con el objeto de  ganarse la confianza de menores de edad, creando  un vínculo emocional para abusar sexualmente de ellos e inclusive introducirlos en la explotación sexual o producción de material pornográfico   
Estos  ciber delincuentes se dedican  a identificar  por internet sus víctimas. Es un proceso en el que van cultivando lazos de amistad con los niños o adolescentes. Los adulan haciendo  referencia a lo  que exponen,   expresando admiración por la belleza, atributos personales, vestimenta. Van obteniendo información por  lo que van recopilando e investigando.
Mientras más expuestos y sexualizados están mayor es el riesgo de ser  utilizados por estos delincuentes. Su persistencia en el abuso los lleva  a lograr que el niño, niña o adolescente pose desnudo   o realice actos de naturaleza sexual.
Otras consecuencias de la hipersexualización
Tendencia a  cultivar solo lo superficial. El valor es solo  lo externo, la apariencia, los atractivos físicos propios y de los otros. Pueden llegar a la no aceptación de sí mismos por no ser  considerados  dentro des cánones estéticos impuestos.
Ansiedad crónica por miedo a no llamar la atención. Pueden llegar a ansiar cirugías para transformar su cuerpo con la ilusión de ser más atractivas, perder  kilos hasta llegar a sufrir de anorexia o bulimia.
Sacrificar las etapas de su niñez.   Se asumen comportamientos precoces que tienen como objetivo atraer y llamar la atención. No tienen posibilidad de jugar, recrearse y relacionarse empáticamente con otros niños porque sus códigos y referentes le generan conflictos.
El síndrome del patito feo. La no aceptación de su imagen y el querer parecerse a otros de acuerdo a estereotipos impuestos las puede llevar a convertirse en “el cisne prefabricado” pero seguirán sintiéndose “el patito feo dentro de un cisne triste” que no se siente feliz consigo misma.
Hasta la próxima resonancia


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