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jueves, 21 de noviembre de 2019

EL CELULAR EN LOS PUPITRES



Óscar Misle
@oscarmisle
Con mucha frecuencia vemos niños en edad  preescolar con  celulares inteligentes, dispositivos que cuentan con múltiples posibilidades  para navegar por internet, tomar fotografías, grabar, chatear… En otras palabras tienen a  mano una ”mini computadora” para recrearse, conectarse con alguien e informarse sobre cualquier tema que se les  ocurra. Las preguntas son: ¿Con qué se recrean? ¿Con quiénes se vinculan o conectan? Y ¿Sobre qué se informan?
Es importante enseñarle que navegar  por internet es como salir a la calle, hay que estar atentos con quién te relacionas, donde te recreas por donde circulas o caminas.
     
No se trata de  desconocer la importancia de estos recursos para la comunicación, información, socialización, uso en casos de emergencias,  vincularse con familiares y otros seres queridos, más ahora  con  el incremento de migración forzada por la crisis del país.  Sin embargo, muchas veces no los utilizan de forma adecuada, desde temprana edad  pueden tener la  habilidad  para su utilización pero no la madurez necesaria cuando se necesita tomar decisiones en las situaciones riesgosas que se pueden presentar mientras navegan.

El celular en los pupitres

Existen quienes  consideran conveniente prohibirlos en el aula de clases. Se argumenta que el celular debe ser utilizado fuera del aula, cuando no entorpezcan las actividades escolares.

Hay otra posición, los consideran  útiles dentro del aula, para investigar, buscar y compartir información, hacer entrevistas y videos que sirvan como  soporte  a las actividades académicas. Para ello es necesario estar atentos a que  este recurso no se use de forma irrespetuosa o de amenaza a la integridad personal. Es  importante con los estudiantes Identificar sus  ventajas y limitaciones.

Tomar en consideración la edad
Poseer teléfonos inteligentes con acceso ilimitado a Internet, tiene los mismos riesgos  que el uso de las computadoras sin la posibilidad del seguimiento y orientación de las  familias. Hay quienes le compran el  teléfono a su hijo para que esté ocupado y de esta forma no fastidien, o para que los  llamen en caso de emergencia. Con frecuencia los niños los subutilizan. Los exhiben para ostentar y ponen en riesgo su seguridad. No es para nadie un secreto lo tentadores que son estos equipos, con frecuencia los roban en las calles y dentro de los mismos  centros educativos.

El encanto de lo prohibido
Lo prohibido despierta una fascinación particular. Llevarlos a la clandestinidad puede ser estimulante para retar la autoridad. Lo ideal es que los estudiantes, al internalizar el alcance de estos medios y su potencialidad, puedan hacer uso positivo y responsable,  no grabando imágenes para humillar públicamente a otros, convertir el celular en un instrumento creativo para crear cortometrajes, hacer registro de actividades e investigar…

Una perspectiva para reflexionar la da el pedagogo italiano Francesco Tonucci, En una entrevista le preguntaron:
¿Cómo se puede motivar a los alumnos frente a los atractivos avances de la tecnología: el chat, el teléfono celular, los juegos de la computadora, el iPod, la Play Station?
Su respuesta fue:
“El colegio no debe competir con instrumentos mucho más ricos y capaces. No debe pensar que su papel es enseñar cosas. Esto lo hace mejor la TV o Internet. La escuela debe ser el lugar donde se aprenda a manejar y utilizar bien esta tecnología, donde se trasmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo”.

Hasta la próxima resonancia

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