Óscar
Misle
@oscarmisle
Los educadores que no
se olvidan son aquellos que se convierten en buenos y bonitos referentes para
los estudiantes. Son siempre recordados,
a pesar de los años, por la forma en que se relacionaron con ellos, con
sus colegas, familias…
Es una educadora que:
-Presta atención reflexiva al trabajo de los estudiantes.
Más que decir “buen trabajo” Hace saber
el por qué le parece bueno.
Reconoce el esfuerzo en el
proceso y no solo los resultados. Destaca las habilidades, destrezas,
conocimientos y competencias evidenciadas.
-Dedica tiempo para intercambiar
por lo menos unos 10 o 15 min con los
estudiantes para compartir, con toda el
aula o en pequeños grupos, cómo se sienten, las cosas positivas o desagradables
que están sucediendo en sus vidas, lo
que les preocupa y lo que
proponen.
-Escucha activamente.
Parafrasea, que no es otra cosa
que poner en sus palabras lo el estudiante dijo para que se sienta
escuchado. Ofrece la posibilidad
de chequear si eso fue lo
que realmente quiso transmitir. Su lenguaje corporal muestra atención e interés.
-Refuerza los comportamientos
deseables para propiciar
la autovaloración y reconocimiento de las competencias personales y sociales
-Permite a los
estudiantes tomar decisiones para que desarrollen su autonomía. Estimulando que se expresen en los
buenos y malos momentos,
especialmente cuando están involucrados
en situaciones difíciles para que
sientan que no solo son parte del problema sino
también una factor clave en la solución.
-Se coloca a su altura para comunicarse con niños pequeños. A veces
sienten que les toca vivir
y relacionarse con un mundo demasiado
grande para ellos.
-Reestructura el ambiente, retira objetos que genere
hacinamiento por el sobrecargo del mobiliario que genera estrés por la imposibilidad de movilizarse con libertad.
-Interactúa respetuosamente. Tratándolos como nos gustaría ser tratados. siempre y cuando se tenga claro los roles y sin desdibujar quién
es el adulto.
-Comunica sus expectativas, lo
que espera del grupo de forma clara y respetuosa y se interesa en conocer las expectativas de los estudiantes.
-Usa el humor y la recreación como
parte de la práctica pedagógica, siempre
y cuando estimule el divertirse
con los demás y no a costa de los otros.
-Asume las consecuencias de sus actos para el ejercicio
de la responsabilidad. Es
una forma ejemplificante de enseñarles
que se puede errar; pero
también rectificar, pedir
disculpas cuando
se ha actuado de forma
inadecuada.
-Los invita a expresar sus ideas
y emociones sobre las situaciones
que viven. Pueden
escribir cartas o llevar un diario en el que registran las decisiones que han tomado, las consecuencias que han tenido que asumir y lo
que han aprendido, si lo desean
pueden compartirlo con el grupo.
-Convierte el arte, en sus diversas expresiones, en
herramientas para la participación
creativa y generadora de conocimientos y reflexiones.
-Fomenta la empatía y la compasión, especialmente con quienes sufren situaciones adversas con
estrategias que pongan en acción la
solidaridad, cooperación y apoyo
-Crea espacios para la reflexión y análisis crítico.
Utilizando ejemplos, referentes históricos y culturales o datos de la
realidad del país
El maestro o
maestra que quedó tatuado en nuestro
corazón fue ese que hizo la diferencia. Educó no para informar
sino para despertar.
Hasta la próxima resonancia
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