Fecha: 17-11-2016
Por: Óscar Misle, @oscarmisle
Recientemente una fiesta de 15 años en la que se presentó un show de strippers generó mucha reacción en las redes sociales. El espectáculo combinaba lo erótico con el alcohol a través de una serie de símbolos utilizado un show que tendría que ser para adultos.
Posiblemente algunas de las familias no sabían con lo que se encontrarían los adolescentes invitados, quizás otras si, ya que no es un hecho aislado, parece ser una tendencia que la quinceañera haga este tipo de solicitud a sus padres para celebrar su cumpleaños.
Este tipo de recursos era común en las despedidas de solteras o solteros pero no en celebraciones de 15 años.
La sexualidad está presente en el ser humano desde el nacimiento. Tiene que ver con lo que somos, pensamos, sentimos… No es solo es genitalidad.
La educación sexual aporta la formación necesaria para la vivencia de una sexualidad responsable. El placer es parte de la sexualidad. Cuando se utilizan estímulos sexuales, cuerpos desnudos o semi desnudos, con movimientos eróticos que danzan al compás de la música y con el alcohol como cómplice las consecuencias pueden ser muy riesgosas para los adolescentes.
Para nadie es un secreto que somos el país con más alto índice de embarazos de adolescentes. Las infecciones de transmisión sexual van en aumento. Vivimos en un contexto violento en el que el alcohol puede generar conflictos pasionales, celos, rivalidades, accidentes. Un adolecente con unos tragos, excitado por todos los estímulos sexuales recibidos en la fiesta y en compañía de alguien que le trae, tiene muchas posibilidades de tener una relación sexual sin protección.
En un coloquio sobre la educación en tiempos de crisis realizado recientemente en Cecodap; una participante comentó que hace un tiempo la solicitud de la quinceañera era que le regalaran la operación de las “Lolas” (agrandamiento de los senos) pero eso cambió, ahora lo que añoran es el show de stripper. Otra de las participantes comentó como en las pijamadas en las que participan niños de 8 y 9 años, hay casos en los que se ha colado el alcohol y los niños lo consumen para divertirse
¿Qué podemos hacer?
Preguntarnos para qué sociedad estamos formando a nuestros hijos, qué tipo de valores les enseñamos para que le den valor a la vida en sus diversas expresiones. ¿Un show de stripper es apropiado para su formación y recreación? Si la respuesta es afirmativa, preguntarnos por qué.
Consultar a nuestros hijos alternativas para celebrar y recrearse. Conocer lo que piensan sobre situaciones como las que hemos señalado anteriormente y qué podemos hacer para divertirnos de forma sana y segura. Sus respuestas posiblemente se corresponderán con lo que le hemos transmitido con las palabras y con nuestro ejemplo.
Poder decir “No” cuando la situación pone en riesgo su integridad física o emocional. Nuestro deber como padres es protegerlos, orientarlos. Hay situaciones en las que no se puede negociar como por ejemplo que el adolescente quiera manejar con unos tragos encima o pasar la noche en casa de desconocidos, por solo citar algunas.
Enseñarles que no todo lo que nos gusta nos conviene. También nos pasa a los adultos, si lo que nos gusta nos pone en riesgo debo pensar en las consecuencias personales y para los demás y si nos genera frustración debo aprender a manejarla.
Con frecuencia escuchamos que eso es lo que está de moda, es un problema cultural o que es difícil luchar contra la presión de grupo… Ciertamente hay una presión importante del entorno pero nos toca nadar contra corriente cuando se trata de ser coherentes con nuestros principios y valores. La comunicación, el vínculo y el amor sirven para que nuestros hijos busquen en estímulos externos lo que no consiguen en casa.
Seguimos creciendo juntos
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