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viernes, 3 de enero de 2014

LAS EMOCIONES: ALTAVOCES DEL CUERPO

Las emociones tienen como misión hacernos reaccionar  ante los  acontecimientos  que  suceden  afuera,   ¿Pero  que  sentimos adentro? Ya lo decía  Virginia  Woolf, lo  peor que le puede pasar a una persona es no sentir. La emoción es una activación fisiológica que habla a través de sensaciones y  reacciones que afectan - positiva o  negativamente - nuestro comportamiento.

Nuestro mundo afectivo no está coloreado con colores simétricamente separados. En lo cotidiano se mezclan el dolor y la rabia. Un caso evidente es en los momentos de duelo por una pérdida humana o el extravió de algo materiales.

No es  fácil definir  una  emoción, y ha sido mucho lo que se ha dicho del tema. Resulta complicado descifrar algo que es tan íntimo y personal. Sabemos que  aunque se  expresan orgánicamente no son respuestas fisiológicas.

Ramiro Calle lo expresa  muy bien cuando nos  dice: “Un lágrima no es solo un  líquido que contiene sal y fósforo. Es una gota en la que hay sentimiento y vida, bien  sea  de alegría o  dolor”.

Desde que existimos, las emociones son respuestas que surgen de forma  inesperada y nos delatan cuando enrojecemos  por  rabia o vergüenza, temblamos  por el miedo o nos excitamos frente a una imagen erótica. Las emociones nos impulsan a realizar una acción que puede tener un fin, cuando las reprimimos  explotamos y agredimos porque se nos fue de control.

Cada emoción tiene un objetivo para cumplir, cuando estamos asustados nos paralizamos, es en ese instante podamos decidir lo que debemos hacer, si lo enfrento o escapo. Es la alarma que pone a nuestro cuerpo en alerta. Si agarramos una rabieta el corazón se pone a millón, y una descarga de adrenalina nos llena de la energía necesaria para responder con fuerza.

Cuando nos sentimos contentos, gracias a las endorfinas, nos embriaga una sensación de bienestar, aumenta la energía y nos sentimos  motivados para hacer lo que nos proponemos.

La tristeza “nos pone de parada”. Hay un descenso en nuestro ritmo metabólico, nos baja la energía y en ese “apagón”  nos detenernos por los efectos de la desilusión o la pérdida.

Los  seres humanos transformamos en ira muchos de  nuestros sentimientos  por fatiga, frustración, impotencia, culpa, decepción, rechazo e injusticias. Es fundamental comprender que detrás de la rabia de un niño o niña (que generalmente va asociada a una conducta negativa) puede cohabitar otro sentimiento que no siempre se expresa.

Si desde nuestros primeros años no podemos expresar nuestras emociones, las heridas por el dolor, la tristeza o las rabias reprimidas, ellas se encargarán de  tomar la palabra y utilizarán el cuerpo como su principal altavoz.

Diciembre es un mes en el  que las  emociones suelen activarse. La noche  buena y el año nuevo, nos recuerdan situaciones vividas, relaciones que terminaron y seres queridos que se fueron; pero también es una oportunidad para que el abrazo de año nuevo sea el acercamiento de dos corazones que abrazan  para agradecer la vida, la salud y el amor.

¡Feliz año!

Seguimos creciendo Juntos


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