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martes, 26 de marzo de 2013

LA DOBLE MORAL EN LA EDUCACIÓN


Oscar Misle

Aunque se sabe  que la   diversidad es la expresión de las diferencias y que esto se traduce  en el reconocimiento del derecho de los otros a ser distintos. Cuando se habla de diversidad se tiende a pensar  en diferencias raciales y de sexo; sin embargo la diversidad es una realidad inherente al desarrollo humano.

En los centros educativos no faltan los  niños y adolescentes que muestran  intolerancia a quienes  perciben como diferentes o “raros” por su condición o apariencia física, intelectual, preferencia o  comportamiento sexual,  orientación religiosa… condiciones que  convierten a los rechazados en blanco de  burlas, exclusiones, humillaciones…
    
La forma de  manifestar  su  intolerancia  a la diversidad se expresa de manera  explícita  con  palabras o agresiones físicas o  con gestos, símbolos…

Las agresiones por diferencia de  género y por las representaciones sociales que se tiene  de los comportamientos masculinos o femeninos, favorece que los niños y niñas  reproduzcan creencias que  perpetúan el rechazo y  uso del  poder físico o emocional  para humillar, agredir, descalificar, a los del sexo opuesto o del mismo sexo. 

Es propio  en los estudiantes constituir   pequeños grupos que manejan códigos comunes en su   forma de pensar, sentir  vestirse, preferencias musicales, intereses, estatus social… 
En un mismo salón  pueden coexistir  varios grupos. El problema es cuando  la convivencia se ve afectada cuando estas diferencias  se traducen en ofensas, agresiones físicas… o  se autoexcluyen y no participan, y sabotean al resto del salón.    

La anulación física o simbólica del otro siempre genera violencia. Como educadores y familias  hay que estar pendientes de identificar cuáles son las razones o las causas por las que se están dando determinados comportamientos.

La doble moral

La discriminación por la orientación sexual de los estudiantes y educadores es una de las más evidentes expresiones de la doble moral. Teóricamente se maneja el discurso de la inclusión, el respeto a la diversidad en todas sus formas, pero en la práctica cuando se presenta un caso de atracción sexual entre estudiantes del mismo sexo se activan los prejuicios existentes y generadores de rechazos que se enmascaran con argumentos morales, religiosos que ponen en evidencia una profunda  homofobia que estigmatiza  y promueve la exclusión.

Las familias cuando se enteran de una situación de este tipo, suelen detonar las alarmas a través de las redes sociales, muy frecuentemente por los grupos de  whatsapp que son utilizados como drenaje de lo que sienten, con juicios y comentarios ofensivos y discriminatorios que atentan  contra la dignidad de los estudiantes involucrados. Les transmiten a sus hijos estos sentimientos y estos a su vez lo expresan en los centros educativos.

En nuestra experiencia los estudiantes suelen ser más tolerantes que sus familias; pero la presión social de los adultos logra condicionarlos: “No me gusta que te reúnas con él” “Atento si te hace alguna insinuación o quiere abusar de ti” Se  concibe que por ser como es ya es una amenaza.

La doble moral se evidencia en las actividades formativas en las escuelas. Sus comentarios y reflexiones suelen ser de reconocimiento y respeto a la diversidad, no revelando lo que realmente sienten y piensan. Esta realidad es  evidente en los casos de acoso escolar o bullying a estudiantes  que tienen una orientación sexual distinta o una determinada forma de ser, hablar o proceder que pone en duda su masculinidad o feminidad. Hemos escuchado comentarios  en los que se plantea que el estudiante se buscó la burla o provocó la agresión por ser “raro” y denotan alivio de que su hijo sienta este tipo de rechazo, porque lo preserva de  llegar a asumir un comportamiento similar.

Educar para el respeto  a la diversidad exige la revisión de nuestras creencias, prejuicios, solo de esta forma podremos establecer relaciones inclusivas, justas  y respetuosas.
Por nuestra condición de seres humanos somos iguales, como personas somos diferentes y como ciudadanos tenemos los mismos derechos  
Hasta la próxima resonancia






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