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viernes, 1 de febrero de 2013

Cómo cultivar la fe en los hijos





Se suele creer que el crecimiento espiritual o la trascendencia se logran únicamente a través de las prácticas religiosas. La experiencia en colegios en los que se imponen ceremonias religiosas que se contradicen por las situaciones de discriminación, injusticias, excesos disciplinarios, generan rechazo y pueden debilitar la fe. A continuación, algunas consideraciones para fortalecer la capacidad individual o colectiva de creer en alguien o en algo.


¿Qué podemos hacer?

Utilizar ejemplos. Como el caso de la semilla que en la oscuridad, soledad, silencio, quietud y humedad de la tierra germina hasta convertirse en una planta. El que no la veamos germinar no quiere decir que no se esté dando el proceso bajo la tierra. Si pretendemos verificarlo escarbando, con seguridad dañaremos el proceso.
   
Resaltar que siempre hacemos actos de fe. Cuando vamos a un restaurante no nos dirigimos a la cocina para ver en qué condiciones higiénicas se encuentra el lugar. Nos montamos en un avión y no vamos a la cabina a preguntarle al piloto cuántas horas de vuelo tiene y si está en condiciones óptimas para conducir el vuelo. Estos son ejemplos prácticos que permiten demostrar cómo cotidianamente damos por hecho que las personas que nos brindan los servicios tienen las condiciones requeridas para hacerlo adecuadamente.

Enseñar a defender sus creencias. Cuando en los grupos, centros educativos o culturales pretendan imponerles creencias que van en contra de las propias, tienen el  derecho de exigir respeto. Hay que estar atentos cuando participan en grupos en los que se realizan rituales que generan cambios notorios en su forma de ser y sentir, pudiendo inclusive utilizar el alcohol o la violencia como parte del ritual. 

Es importante indagar qué tipo de respuesta buscan nuestros hijos en estas opciones. Puede ser que se sientan vacíos, solos y necesiten creer en algo o alguien, encontrando en estos grupos la atención y el tiempo para buscar respuestas espirituales y afectivas que no tienen en sus familias.

MAESTRA ESPERANZA

Tener fe da fortaleza en las crisis personales y sociales. La fe es un factor protector que estimula la esperanza de que las cosas puedan cambiar a pesar de lo sucedido. Una esperanza que se convierte en fortaleza cuando es compartida con otros.

Es importante hacer ver que la fe no significa ser tolerantes ante las injusticias que se cometen. Con frecuencia escuchamos a personas cuyos familiares han sido víctimas fatales de la violencia, invocando la justicia divina porque la terrenal no funciona. Como ciudadanos debemos exigir la justicia debida y Dios puede dar fortaleza para no claudicar y perseverar hasta lograr que la ley se cumpla.

Crecer espiritualmente a través del contacto con el arte y la naturaleza. Son oportunidades para la trascendencia, ya que nos permiten utilizar la imaginación, los sentidos, la sensibilidad… para conectarnos de forma diferente con la realidad, más allá de los ruidos, del afán de consumo, poder, control.

La fe y el amor van de la mano. El desamor puede generar la sensación de  que nada es posible. Una experiencia bonita y fecunda de amor nos puede estimular la fe en nosotros y en los demás

Seguimos Creciendo juntos




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