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sábado, 30 de julio de 2011

¡ME SIENTO INVISIBLE!


Uno de los   dilemas   con los  que  suelo  encontrarme cuando atiendo  relaciones de parejas, es  el   por qué  aceptan sentirse  invisibles por la persona amada, a pesar de  hacer  lo inimaginable   para  que  los vean, escuchen, toquen, huelan, sientan,… y nada!, su silencio, distancia, actitud, indiferencia... los hace sentir invisibles, “pintado en la pared”.

Puede ser  que se esté utilizando el viejo juego  de hacerse  el o la difícil , muy común en  seductores de oficio,  que se hacen  inaccesibles, y utilizan el látigo de la indiferencia  para hacerse más atractivos. Es una   situación más compleja de lo  que imaginamos.

Se  utiliza,  como  estrategia de seducción, el seductor  siembra  siempre la  duda  o la incertidumbre para no mostrar  quien es, que y como siente,  lo que le preocupa o realmente desea. Generalmente son  profundamente frágiles y necesitan colocarse su condón emocional,  tan adherido, que es como  su segunda piel, los protege del  compromiso, de la entrega, de la intimidad...

Su arrogancia, soberbia narcisista, hace  que  sientan placer  con esa  curiosidad  que  despierta su misterio, lo  que  esconden, lo no dicho, lo  que  muestran a medias, para crear  esa sensación de será o no será. Sus medias  verdades a veces  son sentidas   como  confesiones que muy  pronto  sus mentiras desnudan para ser  envueltas  por el látex de  su terror de entregarse al  amor.

Esta  forma de relacionarse, le  da  ganancias reales, porque el atractivo de lo difícil,  inaccesible, los convierten en seres enigmáticos.  Se afanan por seducir las presas,  quienes   se encuentran  con una barrera en la que se estrellan  los sueños, porque no hay fecundación afectiva posible.  Su preservativo emocional se va convirtiendo en una  armadura de hierro que esconde su  anestesiado corazón   en el que no cabe más nada que su desolada soledad

La pregunta es ¿Por qué nos atrae?, ¿Por qué nos  produce  esa fascinación  ciega, que  aunque nos hace sentir invisibles, ignorados… seguimos creyendo que algún día se fijara  y se comprometerá con la relación?. Es tan poderosa su trampa emocional que hace  creer, con sus migajas  amorosas, que son señales que pueden  interpretarse como  la posibilidad de  acercamiento y encuentro.

Este tipo de  seductor o seductora nunca asume  la responsabilidad y cuando escapan y   finalizan las relaciones, por su misma egolatría, siempre  endosan a la pareja la culpa por    no haber podido  valorar, reconocer, aceptar a semejante ejemplar

La respuesta  puede  sonar muy  dura, pero es  que ese ser  inaccesible  puede colocarnos en  una situación cómoda,  en la  que nos conviene  amar a un  imposible quien,  seguramente,  resuena con mi propia  discapacidad emocional. Atrae y  estimula mi deseo de llegar a ese "misterio” y conquistar su corazón, aún sabiendo  que  haga lo que haga, diga lo  que  diga , no lo lograré .

Lo cierto es  que "amo"  a alguien  con el  que no  asumiré el compromiso, ni lograré la  intimidad, pero  que me  crea  fantasías que  responden a mis necesidades y vacíos, seguramente  aderezadas  por vivencias, que no  quiero o no puedo recordar y afrontar, porque involucran  seres queridos, que en nuestros primeros años de vida, fueron siempre inaccesibles y nos hicieron sentir invisibles. Estas relaciones  nos ponen a  buscar afuera lo  que no me atrevo  escudriñar  tras mi condón emocional. Suele ser muy doloroso y difícil  aceptar el trabajo personal que nos toca  realizar

Seguimos resonando!


1 comentario:

  1. muy cierto todo lo que dices tienes algun correo donde te pueda escribir? te lo agradeceria enormemente!

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