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lunes, 25 de julio de 2011

LA ENFERMEDAD COMO LLAMADO


Óscar Misle
Nuestra salud física depende en gran medida de nuestros estados emocionales, mentales y espirituales. Un  malestar  del cuerpo puede ser el reflejo de un conflicto, de una tensión, una ansiedad o un desequilibrio que  rompe nuestra estabilidad interior

Cuando nos sentimos  mal físicamente, es necesario escuchar el mensaje que viene desde  nuestro interior y con esa campanada  analizar nuestras emociones, pensamientos y actitudes. Debemos aprender a  interpretar los síntomas como la voz de nuestro cuerpo.

Entre mente y el cuerpo hay una permanente  comunicación. La mente interpreta las percepciones de acuerdo con su propia experiencia individual del pasado y con su sistema de creencias  y le indica al cuerpo que reaccione del modo que le parezca adecuado.


En mi  familia la hipertensión es como una especie de “pacto de amor” es “una marca” que nos caracteriza como  familia y nos conecta con   un  sistema de creencias (ya sea consciente o inconsciente). “Nuestra hipertensión” nos  dice que es inevitable o adecuado una determinada situación.

Si te molestan,  automáticamente, dices “eso  que dices o haces  me sube la tensión” y lo peor es que sube,  el cuerpo reacciona y  manifiesta síntomas de enfermedad.
La enfermedad está estrechamente ligada a los más profundos conceptos e información que albergamos con respecto a nosotros, sobre la vida, el placer, el dolor….

Enfermamos  porque creemos, en alguna parte  de nuestro interior, que la enfermedad es una respuesta adecuada o inevitable a una determinada circunstancia o situación, porque de algún modo parece solucionarnos un problema o hacer que consigamos lo que necesitamos, o como una solución desesperada a un conflicto interno irremediable o insoportable. Convertimos a la enfermedad  como una aliada o  cómplice para conseguir la atención liberarnos del  compromiso  emocional que exige una  situación en la  que  nos sentimos  impotentes

Hasta la próxima resonancia

1 comentario:

  1. Muy cierto y pertinente.Nosotros corremos por la vida, pensando que en alguna parte vamos a vivirla. ¿ Díganme dónde?

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