Óscar Misle
@oscarmisle
En sobradas oportunidades nos han hecho promesas
demagógicas en lo político, económico,
social que activaron fuertes
expectativas que muy pronto se estrellaron contra la realidad. Situaciones que
generaron frustración, desconfianza, desánimo, apatía… sentimientos que afectaron
la credibilidad y salud mental de la familia.
Los niños no escaparon del impacto del incumplimiento
de las expectativas en su cotidianidad. “¿Mamá cuándo volverán las clases
presenciales? ¿Hasta cuándo usaremos tapa boca? ¿Cuándo llegará la vacuna a
Venezuela ”, “Cuándo podremos viajar para visitar al abuelo”. Son
preguntas que nos ponen a pensar cómo responder para no generar frustración;
pero tampoco alimentar la desesperanza.
Las expectativas influyen en nuestro estado de ánimo.
Se alimentan de nuestras creencias, imaginación, vivencias e influyen en la forma que analizamos y sentimos lo que
acontece.
Esa forma de percibir lo que acontece genera
pensamientos, emociones y sentimientos que se ponen de manifiesto cuando se
cumplen o no las expectativas, si se cumplen las percibimos como algo positivo
y si no nos generan frustración.
Pueden darnos cierta sensación de control sobre lo que
posiblemente sucederá; sin embargo lo que pensamos, que está muy vinculado a lo que necesitamos o deseamos, siempre va
acompañado de la incertidumbre, de eso que tiene reservado el futuro y que
escapa de nuestro control.
Ese supuesto probable que se considera posible instala
una creencia que se centra en el futuro. Mientras más expectativas se tienen
frente a un determinado hecho, las posibilidades de decepción suelen ser
mayores.
Esperanza y expectativas ¿Son lo mismo?
La esperanza
es una motivación que nos impulsa frente a una realidad. Es una fuerza,
una sensación que nos motiva a seguir adelante mientras que la expectativa es un supuesto que parte de un
hecho del que se espera una consecuencia. Siempre incierto porque no tenemos el
control.
Frente a las preguntas de los niños podemos, con la mejor de las intenciones, hacerle
promesas que les creen crear expectativas poniendo fechas, diciendo muy pronto,
o creando ilusiones cuyas probabilidades no son factibles en el corto plazo.
Pensamos que si le mentimos podemos mantenerlos
ilusionados sin embargo el efecto puede ser contrario a lo esperado.
Otra cosa es responder que se está
trabajando para eso, las cosas cambiarán en la medida que podamos colaborar
todos. Buscando alternativas que estén en nuestras manos.
Partiendo de las preguntas iniciales podemos:
- Consultar qué podemos hacer mientras se retoman las clases
presenciales, para que sean más
interesantes las clases a distancia. Cómo podemos mantener el vínculo afectivo con
nuestros compañeros, propuestas que se pueden plantear a los centros educativos.
- Escuchar lo que piensan sobre sobre la necesidad e importancia
del tapa boca y cuándo creen que sería el momento propicio para dejarlo de usar.
Puede que respondan: “pero la vecina o mi primita no lo usan” Nos toca
aclararle que eso no está bien. Que si otros no lo hacen, nosotros sí porque
debemos cuidar nuestra salud y la de los demás.
- Repreguntar. A su pregunta “¿Cuándo llegará la vacuna al país?”
repreguntamos “¿Qué piensas tú?” Nos da la posibilidad identificar qué información manejan. Podemos
partir de lo que han escuchado y aclarar que es un proceso que requiere varios
pasos que exigen tiempo. Mientras
mantenemos las medidas de bio seguridad que ya conocemos.
- Proponer.
Mientras no podemos
visitar al abuelo, le consultamos “¿qué podemos hacer para sentirnos cerca?”
Podemos realizar un dibujo, un cuento,
una poesía en el que él sea
protagonista? Seguramente surgirán iniciativas bonitas.
- Parafrasear. Poner en nuestras palabras lo que proponen, para que se sientan
escuchados. Sin juzgarlos.
- Valorar. Sus sentimientos, emociones, compartir como nos
sentimos, siendo empáticos.
- Asumir.
Puede que hagamos
promesas que partan de posibilidades factibles y por un acontecimiento
inesperado se debió cambiar los planes. Decisión que puede generar desencanto y
frustración. Es importante asumir que eso pasa en la vida y necesitamos aprender
a procesarlo emocionalmente. No todo lo que deseamos se logra en el momento y
en las condiciones esperadas.
Hasta
la próxima resonancia
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