Óscar Misle
Querido Niño Jesús sé que no te toca nada fácil, en la víspera de tu
cumpleaños, responder las cartas con las solicitudes de los niños en estos
tiempos de cuarentena. Tú más que nadie sabes la situación que estamos viviendo en el país. Nos está tocando padecer situaciones que dificultan sentirnos
todo lo esperanzados que quisiéramos en estas navidades.
Por la violencia muchos niños y
adolescentes, ya no están con sus familias. Nos duele y nos llena de impotencia
no haber
podido evitar que los malos
tratos o una bala terminaran con sus sueños. Su ausencia dejó un vacío muy
grande en sus hogares, escuelas,
especialmente en sus seres
queridos. Esperamos que puedas darles
a sus familiares fortaleza para seguir adelante y que la justicia terrenal
haga lo suyo
También están los niños dejados atrás. Los que vieron partir a sus padres y
familiares a otros países por una migración forzosa con la intención de buscar
alternativas de sobrevivencia por la
situación actual que nos ahoga. Les ha tocado conformase con relacionarse a través de una pantalla o un mensaje de texto
o de voz.
Están los niños de las zonas mineras. Huérfanos institucionales, sin escuelas
y centros de salud que los atiendan. Presos en sus localidades porque el
transporte público está reducido a su mínima expresión. Están sufriendo por las
agresiones sociales y ambientales a causa del arco minero, que no solo impacta
ecológicamente, el daño social, sanitario y emocional es profundo.
La violencia, la explotación laboral, sexual se adueña de las niñas, niños
y adolescentes de la frontera.
Por las migraciones las familias y niños sufren el desamparo del estado,
muchos sin dinero ni documentos que le
garanticen la protección jurídica y
terminan sintiendo el desarraigo
de no sentirse de ni de aquí ni
de allá, con la marca de ser y sentirse apátridas con todo lo que ello conlleva
Y qué decir de los niños que pasarán la noche buena en las calles
testimoniando con su presencia cómo es un niño que sufre el abandono en todas
sus formas, familiar, escolar, sanitaria…
El coronavirus agrava aún más la situación, la muerte de familiares, la
precariedad de la educación ha implicado tener como alternativa la
educación a distancia en un país en el
que solo un tercio tiene acceso a internet y con una pésima conectividad. Ni
que decir de los que tienen que ingeniárselas para mantener contacto con los
centros educativos y cumplir con las asignaciones con los graves problemas con
los servicios públicos, luz, agua, trasporte, gasolina traduciéndose en un clima familiar en el que
la salud mental se encuentra muy deteriorada.
Esperanza en las noches
oscuras
Querido Niño Jesús, en medio de esta noche oscura, como diría San Juan de
La Cruz, ¿es posible alimentar la esperanza?
Como familia necesitamos en estas
navidades contactarnos dándole vida al amor que nos da fortaleza para mantener viva la fe. No podemos
permitir que la costumbre, el conformismo, indolencia e
indiferencia se adueñe de nuestros corazones.
Seguramente en algún rincón de la casa
colocaremos el pesebre.
Reservemos también un espacio en nuestro
corazón, inspirados con la misma calidez que demostraron los pastores
que decidieron visitarte a pesar del crudo invierno del mes de diciembre. Una
estrella los guio hasta el lugar.
Muchos de nosotros tenemos entre nuestras familias y seres queridos, una
estrella que nos acompaña y guía en las noches oscuras. Seguramente algunos ya
no están físicamente, pero siguen siendo inspiración y luz en nuestras
vidas.
También María y José fueron
migrantes forzados por la persecución de
Herodes quien no quería que nada
ni nadie lo despojara de su poder. Pero el amor venció. Ya van 2.020
años en los que se mantiene viva la fuerza del amor de quienes
no permitimos que nos roben la esperanza y la búsqueda de la justicia para que
haya paz.
Querido Niño Jesús, necesitamos estrenar el 2021 con fuerzas renovadas. Cuando
tenía 6 años, en una acto navideño, en el Teatro Nacional de Caracas, me tocó
vivir un desafío importante, era muy tímido y tuve que recitar una poesía que decía
así: “¿Dónde está el niño Jesús? aquí, en mi corazoncito ¿Quién lo puso? La
gracia de Dios. ¿Quién lo aparta de mi lado? El pecado ¡Sale pecado que Óscar no pecará más!” La promesa de la
última frase confieso que no me ha sido
fácil de cumplir; pero si sigue acunado en mi corazón mi empeño de vencer el
pecado que nos afecta como sociedad y se expresa en comodidad, indolencia,
indiferencia e injusticia…
Y en tu caso, ¿Dónde está el Niño Jesús?
¡Feliz Navidad!
Hasta la próxima resonancia
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