Que difícil resulta para los niños vivir su condición en un mundo de adultos. Una realidad en la que sus necesidades básicas, alimentarias, sanitarias, recreacionales, afectivas no están satisfechas. Nos cuesta entender por qué actúan de una determinada forma cuando le exigimos algo y no hacemos consciente que desconocemos su proceso de desarrollo.
Les cuesta comprender lo que los adultos tratamos de
transmitir con un lenguaje complejo y distante a su mundo de interpretaciones.
A los niños les ha tocado vivir durante más de cuatro meses una cuarentena, que los ha alejado físicamente de sus amigos, familiares y compañeros de clases. Durante el período escolar a distancia, se pretendió convertir cada casa en una escuela. Los atiborraron de asignaciones escolares para “garantizar” continuidad al proceso educativo. Culminaron su año escolar sin poder celebrar presencialmente.
Cuando digo
celebrar me refiero a los rituales propios de los cierres de ciclos, actos de
graduación, cambio de nivel, lo tuvieron que hacer de manera virtual los más
privilegiados. Ese 40% de la población que cuenta con una conectividad inestable que depende de la
capacidad de la señal de internet, de
los equipos disponibles, de que haya luz eléctrica.
Para los niños, nativos digitales, recurrir a lo virtual para
informarse, relacionarse y vincularse no es tan distante como puede resultar
para muchos de nosotros. Las investigaciones que han consulado a los
niños, han reflejado su necesidad de ver a sus compañeros y amigo, cara a cara,
poder correr, jugar, relacionarse con ellos, no solamente a través de la
pantalla.
¿Día de los niños en cuarentena?
“Mami, ¿qué me vas a regalar en mi día? Detrás de esta pregunta se
oculta una
larga lista que va desde juegos, equipos electrónicos, prendas de vestir
y pare Ud. de contar. Esa ha sido la forma más común y generalizada de honrar a
los niños en su día; pero el propósito de la celebración va mucho más allá.
¿Cuándo y cómo surgió la idea?
Celebrar el Día del Niño lo propuso en 1952 la organización Unión Internacional de Protección a la Infancia (UIPI). En 1954 la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución por medio de la cual se establecería el «Día Universal del Niño» y se asignó a Unicef la responsabilidad de promover anualmente ese día consagrado a la fraternidad y entendimiento entre los niños y niñas del mundo entero.
La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el primer lunes del
mes de octubre como la fecha en que se celebra el Día del Niño. Sin
embargo el día y el mes seleccionado varían de país a país. En Venezuela
corresponde al tercer domingo de julio, mes que coincide con el inicio de
las vacaciones escolares.
La cuarentena extendida no permitirá celebrar con actividades
presenciales culturales, recreativas, artísticas, distribución de
juguetes…
Un llamado al compromiso
El Día del Niño se nos presenta como una posibilidad para llamar la
atención de la sociedad y de los gobiernos sobre los derechos de la niñez
ya que no todos celebran su día.
La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), elaborada por la Universidad
Católica Andrés Bello (UCAB), Universidad Central de Venezuela (UCV) y la
Universidad Simón Bolívar (USB) refleja que en cuanto a pobreza y desnutrición
Venezuela sufre un deterioro profundo. Según el estudio los venezolanos no
consumen 2.200 calorías diarias. Quienes logran ingerir estas calorías no
pueden costear servicios esenciales como luz eléctrica y transporte. 79,3% de
los venezolanos están sumergidos en pobreza extrema y 96,2% son pobres.
El 93 % de los hogares venezolanos sufre de "pobreza de
ingresos" y 41 % padece pobreza crónica. Tenemos índices de pobreza y
malnutrición tan graves que, en muchos de ellos, estamos en el mismo nivel de países
africanos tradicionalmente pobres. El 8 % de los niños menores de 5 años está
bajo de peso. En este contexto de carencias y deficiencias los niños son
los más vulnerables. Puede que no sea más vulnerables frente
al Covid-19 pero si los enferma y deteriora la pobreza y sus consecuencias.
Es importante tener presente a
los niños y niñas que
fueron víctimas de la violencia, a los que no podrán celebrar su día
porque perdieron la vida por una bala u otro tipo de agresión que truncó sus
sueños. No olvidemos los niños que sufren maltratos y abusos por parte de
personas de su entorno familiar.
Sus muertes y maltratos no pueden ser ignorados y pasar al olvido sin
que se haga justicia y se implementen políticas públicas con programas de
prevención y defensa del derecho a la vida y a la salud física psicosocial.
Este día en el que la palabra niño se hace visible nos debe
motivar a mantener ese sentimiento de reconocimiento, acercamiento
empático y respeto durante el resto del año.
Hasta la próxima resonancia
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