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martes, 26 de mayo de 2020

LOS NIÑOS TIENEN DERECHO A DECIR NO



Óscar Misle

Mariana (6años) se ve en apuros cada vez que  se encuentran con algún conocido de su mamá, desconocido para ella, porque le pide que  lo salude con un beso y un abrazo. Se niega  a hacerlo, su mamá de molesta porque lo ve como una malcriadez.

Esta situación  se da  con mucha frecuencia. Ciertamente a los niños hay que  formarlos para que aprendan pautas de cortesía como dar las gracias, pedir disculpas, permiso, saludar, despedirse… Lo irán aprendiendo poco a poco, dependerá de cada niño, a los más tímidos puede  que le cueste más. Si tienen el ejemplo de los adultos significativos puede  que lo vean y lo repitan con espontaneidad.

Lo que si no es conveniente es reclamarle públicamente que lo hagan. Le generará    tensión y malestar sentirse obligados  a hacer algo que no quieren. Se pueden sentir molestos y culpables de no complacer a mamá o papá y ponerse hostiles haciendo más complicada la situación.

Sabemos  que en los casos de abuso sexual  los abusadores suelen ser, en más de un 80% de los casos, personas cercanas al niño. Se valen de la cercanía afectiva para abusar de ellos. Comienzan con besos, abrazos que se van convirtiendo en caricias sexuales a las que el niño no puede decir “No”, porque aprendió que está mal rechazar  las exigencias de los adultos.

¿Agradar siempre a los demás?

El niño  crece con la creencia que debe  agradar  a los demás, y para  ello decir siempre “Si” a las solicitudes de sus familias, maestros, amigos… expectativas  que traen como consecuencia no poder  desarrollar su autonomía, tener un  criterio propio, capacidad de disentir, pocas habilidades para exponer sus puntos de vista, sentirse culpable o en deuda  por  ser diferentes,  pensar distinto
.
Desde muy pequeños aprendemos si es válido o  no decir “No” sin sentirnos culpables. Confieso que en lo personal es una asignatura pendiente, debo  hacer el trabajo día a día cuando llegan las solicitudes, familiares, de trabajo, sociales  y lo primero que sale de mi boca es un “Si”, en vez de decir no quiero , no puedo. En el fondo  lo que priva es el miedo a la desaprobación, el temor al desencanto de quienes esperaban un Sí. Nos vamos recargando de responsabilidades pasando por encima  de nosotros mismos por complacer a los demás.

Decir no de forma respetuosa

No se trata de ser grosero, insensible,  poco empático  y solidario con los demás, de lo que  se trata es de poder  actuar apegados a lo que sentimos, necesitamos y deseamos de forma equilibrada  y abierta  a respetar los “No” de los demás, sin                   juzgarlos o percibirlos como desamor, de eso se trata el convivir, aceptando que somos diferentes.
Los niños aprenden que es válido decir “No” cuando sienten que lo pueden decir y son escuchados  y si no están de acuerdo con su No, que le planteen los  argumentos.
Si desde niños crecemos  que con la creencia de sentir que  a la autoridad no se le puede decir No; cuando hacen uso de la jerarquía y del poder tendremos ciudadanos dependientes, sometidos  resignados.   

Hasta la próxima resonancia 
   

            

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