Óscar Misle
Una de las formas más crueles de acoso escolar es por el comportamiento u orientación sexual de los estudiantes. Sabemos
que la homofobia es el rechazo u odio a
los homosexuales. Es una forma de discriminación como el racismo, la xenofobia y se basa en el
odio al otro, al que se le
considera “raro” y se percibe por su
condición como una amenaza para la
sociedad.
La homofobia se expresa
con comentarios, chistes y humillaciones que descalifican y atentan contra la dignidad del ser humano y
genera rechazos que se
traducen en violencia política, religiosa, social o cultural.
Los niños aprenden de lo que
ven y oyen.
Cuando escuchan comentarios, chistes o
insultos contra los homosexuales, se les
inculca la homofobia desde los primeros años. Crecerán rechazando y
excluyendo a las personas que tienen una
orientación sexual o comportamiento diferente. Si su condición es homosexual,
sentirán culpa y el rechazo será
hacia sí mismos con el riesgo de caer en adicciones o autoagresiones y
en caso extremo el suicidio.
La escuela como espacio de socialización y refuerzo de valores. La escuela suele optar por la práctica del avestruz, no
asume los casos de acoso por
la condición sexual de los estudiantes. No
forma de manera explícita para el
rechazo de pensamientos, sentimientos y
prácticas homofóbicas. Existe una doble
moral entre el discurso y la
práctica.
El lenguaje promueve la
homofobia. Se utiliza para descalificar
al que es o piensa
diferente y se legitima el odio y agresión. Hay que denunciar ese
lenguaje que valiéndose del humor,
enmascara la violencia interna por el rechazo a la
diversidad.
Las instituciones la
promueven por acción u omisión. Cuando marginan por razones de orientación sexual y
no les permiten disfrutar de sus derechos, cuando se persigue o acosa a través de los medios de comunicación, internet, redes sociales con la
intención de descalificar, humillar,
intimidar. Es imperativo exigir a las instituciones (gobiernos,
iglesias, fueras armadas, académicas…) y a sus representantes que revisen y abandonen
sus posiciones y comentarios homófobos por
el mal ejemplo que dan y por la violencia
que generan con sus reacciones.
El rol de los medios de
comunicación.
Con frecuencia se transmiten contenidos homófobos; por ejemplo. cuando hay un homicidio,
si el asesino es homosexual, se introduce
como relevante en el titular; si es heterosexual no se menciona. También
en la radio y la televisión se hacen chistes y se ridiculiza a los homosexuales. Los
políticos para desmeritar descalifican con expresiones homófobas a sus
opositores.
La mejor forma de prevenir
la homofobia y trabajar por una sociedad incluyente es con el ejemplo.
Hasta la próxima resonancia
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