Óscar Misle
La
soledad suele estar presente en los abuelos, pero sobre todo la sentimental. Muchas veces la viven en silencio porque les cuesta poner en palabras lo que sienten y solo
con la hostilidad y las quejas logran expresar sus necesidades,
vacíos, frustraciones y con estos comportamientos, sentirse visibles y tomados
en cuenta.
Cuando
me ha tocado visitar una casa hogar para adultos mayores,
pública o privada, en la que
supuestamente se ofrece atención integral,
los servicios se reducen en la alimentación, suministros de
medicamentos, cuidado para que no tengan
algún accidente o no le salgan escaras.
En
muchas, la terapia ocupacional, abordaje
socioemocional, actividades recreativas, claves en estos momentos de
cuarentena, no existen. La peor de las ausencias es la de los familiares o seres cercanos. Los días de visita muchos se quedan arregladitos esperando al hijo, sobrinos o
hermano que lo embarcó porque se le
presentó un compromiso de última hora.
La
situación se complica cuando se enferman.
El alto costo de tratamientos, falta de medicamentos, dietas especiales…
afectan emocionalmente el entorno familiar. Hay
quienes optan por la huida y
deciden tomar distancia,
utilizando cualquier tipo de
pretexto.
En
el caso de los más afortunados, los
que pueden mantenerse en sus casas o en las de algún familiar, en estos momentos de
cuarentena, sumado al aislamiento, está el deterioro social por los malos servicios públicos, el alto costo
de la vida… La atención de los abuelos se
convierte en un drama para muchos. Especialmente cuando
disminuyen sus capacidades y
hay que recurrir al apoyo de cuidadoras, enfermeras con
honorarios que pocos bolsillos soportan.
A
pesar de esta realidad el adulto mayor es mucho lo que nos puede mostrar y enseñar con su
experiencia de vida. Logró alcanzar esa edad
pasando seguramente por muchas primaveras, veranos, otoños e inviernos
emocionales. Ellos conocen su historia y sería bonito que nos la pudieran
contar con esa versión
que queda con los años.
No
importa si real o imaginaria.
Es su historia
y es parte de su legado. Detrás de cada anécdota más que situaciones, hay sentimientos que pueden ser una oportunidad para la
conexión y resonancia con ellos y que
de esta forma puedan sentir que lo vivido
valió la pena.
Cuando
viajan en el metro o transporte público
necesitan nuestro asiento, cuando van a cruzar la calle requieren de nuestro
brazo, cuando van de compras o a
solicitar un servicio deben ser tratados preferencialmente. Todos
vamos para allá, aunque nos cueste aceptarlo.
¿Cómo apoyarlos en esta cuarentena?
- Mantenerlos informados. No sobre cargarlos de información, sobre todo
ser selectivos en el tipo de fuentes que
contactan o consultan.
- Permitirles que expresen sus emociones, escuchándolos con atención.
Al igual que nosotros necesitan expresar
lo que sienten, si lo reprimen se pueden enfermar. Si se sienten mal, tristes,
molestos hay que apoyarlos y no juzgarlos.
- Es necesario incluirlos, para que se sientan útiles y parte de la dinámica familiar. Pueden apoyar en las
tareas del hogar, sin sobre cargarlos, tomando en cuenta su edad y condición Nos pueden contar sus experiencias en otros
momentos difíciles y cómo los superaron.
- Incluirlos en las actividades recreativas. Ver películas, conversar
sobre el contenido, participar en los juegos de mesa. Compartir recetas y
cocinar juntos, escuchar música de su
época y contar anécdotas, chistes…
- Ser cuidadoso con las medidas higiénicas. Cuando tengamos contacto
con ellos debemos tener las manos y ropas limpias.
- Evitar que salga de la casa durante la cuarentena. Si viven solos solicitar
el auxilio de algún familiar para la compra y suministro de alimentos y
medicinas.
- Estar atentos de que se alimenten bien, sigan sus tratamientos y en
lo posible puedan ejercitarse dentro de la casa.
- Consultar al médico si tienen tos, fiebre o malestar general
Recordemos
que por ley de vida no es mucho el tiempo
que les queda para acompañarnos. Su vulnerabilidad puede cambiar su vida de un
momento a otro, por eso y mucho
más, es necesario hacerles
sentir nuestro amor y agradecimiento. Hoy están, mañana no sabemos.
Hasta la próxima resonancia
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