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martes, 26 de mayo de 2020

CONVIVIR CON LOS ABUELOS EN LA CUARENTENA




Óscar Misle

La soledad suele estar presente en los abuelos, pero sobre todo  la sentimental. Muchas veces la viven en   silencio  porque les cuesta  poner en palabras lo que sienten  y solo  con la  hostilidad y las  quejas logran expresar sus necesidades, vacíos, frustraciones y con estos comportamientos, sentirse visibles y tomados en cuenta.

Cuando me ha  tocado  visitar una casa hogar para adultos mayores, pública o privada, en la  que supuestamente se  ofrece atención  integral,  los servicios se reducen en la alimentación, suministros de medicamentos, cuidado para que no  tengan algún accidente o no le salgan escaras.

En muchas, la terapia ocupacional,  abordaje socioemocional, actividades recreativas, claves en estos momentos de cuarentena, no existen. La peor de las ausencias es la de los  familiares o seres cercanos. Los  días de visita muchos se quedan  arregladitos esperando al hijo, sobrinos o hermano  que lo embarcó porque se le presentó un compromiso de  última hora.

La situación se complica  cuando se enferman. El alto costo de tratamientos, falta de medicamentos, dietas especiales… afectan emocionalmente  el entorno  familiar. Hay  quienes optan por la  huida y deciden  tomar  distancia,  utilizando  cualquier tipo de pretexto.

En el caso de los  más afortunados,  los  que  pueden mantenerse en sus  casas o en las de  algún familiar, en estos momentos de cuarentena, sumado al aislamiento, está el deterioro social por  los malos servicios públicos, el alto costo de la vida… La atención de los abuelos se  convierte en un drama para muchos. Especialmente  cuando   disminuyen sus capacidades  y hay  que recurrir  al apoyo de cuidadoras, enfermeras con honorarios que pocos  bolsillos  soportan.

A pesar de esta realidad el adulto mayor es mucho lo  que nos puede mostrar y enseñar con su experiencia de vida. Logró  alcanzar  esa edad  pasando seguramente  por  muchas primaveras, veranos, otoños e inviernos emocionales. Ellos conocen su historia y sería bonito que nos la pudieran contar  con esa  versión  que  queda  con los años.
No importa  si real o imaginaria. 

Es su historia y es parte de su legado. Detrás de cada anécdota más  que situaciones, hay sentimientos  que pueden ser  una oportunidad  para  la conexión y resonancia  con ellos  y que  de esta  forma puedan sentir  que lo vivido  valió la pena.
Cuando viajan en el metro o transporte  público necesitan  nuestro asiento, cuando  van a cruzar la calle requieren  de nuestro  brazo, cuando  van de compras  o  a solicitar  un servicio  deben ser tratados preferencialmente. Todos vamos para allá, aunque nos cueste aceptarlo.

¿Cómo apoyarlos en esta cuarentena?

- Mantenerlos informados.  No sobre cargarlos de información, sobre todo ser selectivos en el tipo de fuentes  que contactan o consultan. 

- Permitirles que expresen sus emociones, escuchándolos con atención.  Al igual que nosotros necesitan expresar lo que sienten, si lo reprimen se pueden enfermar. Si se sienten mal, tristes, molestos hay que apoyarlos y no juzgarlos.

- Es necesario incluirlos, para que se sientan útiles y parte de la  dinámica familiar. Pueden apoyar en las tareas del hogar, sin sobre cargarlos, tomando en cuenta su edad y condición  Nos pueden contar sus experiencias en otros momentos difíciles y cómo los superaron.

- Incluirlos en las actividades recreativas. Ver películas, conversar sobre el contenido, participar en los juegos de mesa. Compartir recetas y cocinar juntos, escuchar música  de su época y contar anécdotas, chistes…  

- Ser cuidadoso con las medidas higiénicas. Cuando tengamos contacto con ellos debemos tener las manos y ropas limpias.

- Evitar que salga de la casa  durante la cuarentena. Si viven solos solicitar el auxilio de algún familiar para la compra y suministro de alimentos y medicinas.
  
- Estar atentos de que se alimenten bien, sigan sus tratamientos y en lo posible puedan ejercitarse dentro de la casa.

- Consultar al médico si tienen tos, fiebre o malestar general
Recordemos que por ley de vida no es mucho el tiempo  que les  queda  para acompañarnos. Su  vulnerabilidad puede cambiar su vida de un momento a  otro, por eso   y mucho  más, es necesario   hacerles sentir nuestro amor y agradecimiento. Hoy están, mañana  no sabemos.

Hasta la próxima resonancia


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