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martes, 26 de mayo de 2020

CASTIGO FÍSICO EN LA CUARENTENA




Óscar Misle

Marielba (40 años): “Con esta cuarentena estoy que me trepo por las paredes, siento que  se me agotó la paciencia, no puedo más. Esta mañana  Gabriel no quería hacer las tareas y le pegué, sé que no hice bien, pero es que no obedece”   
El 25 de abril se conmemora el Día Mundial contra el Maltrato Infantil. Una realidad  extendida mundialmente que genera daños importantes en el presente y futuro de los niños, niñas y adolescentes.
La reacción de Marielba coincide con el sentimiento y proceder de muchas familias. Para controlar el comportamiento de sus hijos, nietos, sobrinos… recurren al castigo físico con la intención de corregir.
Cuando en Cecodap  realizamos una actividad formativa con familias y preguntamos quiénes están de acuerdo con castigar físicamente, 90% dice que no. Sin embargo cuando preguntamos: ¿Quiénes están de acuerdo con una nalgada a tiempo? Cerca del 40% levanta las manos en señal de aprobación.
Una cosa es lo que se piensa y otra es lo que se hace. Marielba tiene claro que no debe pegarle a Gabriel; pero en su desesperación lo hace. Posiblemente  no ha encontrado otras formas de educar  sin agredir física y verbalmente.     
Para Unicef el castigo físico  es "cualquier omisión o acción, intencional o no, por parte de las personas a cargo del niño, niña o adolescente que comprometan la satisfacción de sus necesidades primarias (alimentación, abrigo y protección contra el peligro) y socioemocionales (interacción, afecto, atención, estimulación y juego) por las que se vea afectado su desarrollo físico y emocional, su integridad y que implique una vulneración de sus derechos" (Unicef, 2012).
Según La Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (Artículo 32-A) lo define así:
“Se entiende por castigo físico el uso de la fuerza, en ejercicio de las potestades de crianza o educación, con la intención de causar algún grado de dolor o incomodidad corporal con el fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes, siempre que no constituyan un hecho punible.
Se entiende por castigo humillante cualquier trato ofensivo, denigrante, desvalorizador, estigmatizante o ridiculizador, realizado en ejercicio de las potestades de crianza o educación, con el fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes, siempre que no constituyan un hecho punible”.

¿Qué pasa en la cuarentena?

A medida que  van pasando los días, las tensiones en el hogar pueden aumentar. Más tiempo juntos, los intereses y necesidades no coinciden, el aburrimiento, las condiciones económicas, la falta de agua, gasolina, gas, deficiencia  de los servicios públicos, recargo de asignaciones escolares,  hace más tensa la situación y la salud mental se ve afectada.  En estas condiciones el castigo físico puede hacerse presente.  

¿Qué podemos hacer?

-       Informar sobre la situación. Con un lenguaje sencillo, directo, buscando el momento  oportuno. Preguntarles qué sienten y piensan. Pueden estar más informados de lo que pensamos.  

-       Establecer límites justos y razonables de acuerdo a su edad y habilidades.
Ser consistente con los límites. Si ante un mismo comportamiento le decimos que sí en algunos momentos, dependiendo de nuestro estado de ánimo, cansancio y en otros que no, lograremos generar inseguridad y confusión.

- Estimular su autonomía. Animándolos  para que vayan cumpliendo con sus responsabilidades y sea más independientes. Expresar gratificación  por lo que se hacen  bien. Estimularlos reconociendo su esfuerzo y logros
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-       No compararlos con otros hermanos, primos, amigos. Puede provocar  celos, envidias.
-     
    Participar en los oficios del hogar acordes a su edad, les hará sentirse útil, que pueden cooperar y aprender a auto gestionar (cocinar, limpiar la casa, ordenar la habitación, atender las mascotas…útiles para su  formación.

-       Apoyarlos con las asignaciones escolares. Tomando en cuenta las limitaciones de la educación a distancia por el difícil el acceso a Internet, Se puede buscar apoyo de familiares y amigos a través de  whatsapp, correos electrónicos. No somos maestros, ni profesores y esto nos puede hacer sentir muy frustrados a la hora de abordar contenidos que se nos hace complejo transmitir y asimilar.
        
-       Permitirles jugar y jugar con ellos. A través del juego pueden canalizar sus emociones y expresar sus sentimientos.

-      Ofrecer las mismas oportunidades a niñas y niños venciendo nuestros propios prejuicios sobre las conductas que son permitidas solo para niñas o para niños.

-  Permitirles expresar, reconocer e identificar sus sentimientos: rabia, ira, euforia, tristeza... sin juzgarlos. Escuchando lo que dicen y parafraseando. Poner en nuestra boca sus palabras permite que se sientan escuchados. 

-    Respirar profundo cuando tienen un comportamiento que nos molesta, identificando la emoción que nos embarga en ese momento para que no se convierta en agresión física o verbal.

-       Ejercitar nuestra paciencia entendiendo que los procesos de aprendizaje son lentos y que los errores forman parte del mismo.

-   Buscar apoyo cuando se necesite. Asumir que es válido buscar el apoyo de otras personas, familia, personal de orientación y psicología cuando sentimos que hemos perdido el control y que no sabemos qué hacer.

     Hasta la próxima resonancia




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