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jueves, 21 de noviembre de 2019

DAME UN BESO




Óscar Misle
@oscarmisle

En un post en su Instagram  del psicólogo Rubén La Rosa @redsiliente, colocó una imagen a la  que hice repost por lo interesante de su contenido. Fueron muchas las reacciones generadas.
Debajo de la frase “LOS VARONES TAMBIÉN”… aparece la ilustración de un niño sonriente rodeado de un serie de  mensajes: “Podemos expresar nuestros sentimientos (podemos llorar)”; “Podemos jugar, tanto con los niños, como  con las niñas”; “Podemos abrazar y besar a nuestros padres con afecto”; “Podemos tener gustos diferentes a los de otros varones”; “Podemos cocinar, pintar y tocar música”; “Podemos ser nobles y cariñosos”.

De acuerdo con La Rosa cuando manifiesta que los hombres tenemos  culturalmente   negado el poder  expresar algunas emociones, especialmente la tristeza y el miedo.
“Los niños no lloran”  “Ud es un varoncito no puede andar con miedo”… Se celebran y refuerzan conductas que sirven  para demostrar que  son unos varones, especialmente cuando reaccionan con agresividad. Se repite como un troquel creencias como ”Solo les deben gustar los juegos rudos y de contacto”,  casi a juro deben jugar futbol o béisbol.

Una escena viene  a mi memoria. Tenía 10 años. Mi papá nos llevaba al colegio. Cada vez  que nos despedíamos yo le daba un beso. Un día cuando estábamos en el ritual de despedida, me sorprendió: “Ya estás grande, eres un varón y no debemos despedirnos con un beso” No entendí el por qué de esa prohibición; sin embargo lo asumí como un mandato definitivo

¡Dame un beso!

Pasó el tiempo y a los 52 años a mi papá le dio un infarto que lo llevó a la terapia intensiva del Hospital Vargas, Caracas. Cuando lo fui a visitar me impresionó verlo con máscara  de oxígeno, conectado a una serie de mangueritas, monitores, en un ambiente helado como suelen ser estas salas.

Poco a poco me acerqué, muerto de miedo. Sin saber   qué hacer ni qué decir. Cuando estaba cerca veía que detrás de la mascarilla, hacía una petición que no lograba entender. Me acerqué y escuché:  “!Dame un beso!” Me quedé paralizado. Apareció en mente la escena frente al colegio con aquel mandato que asumí como definitivo. Pero el amor fue más fuerte y le di el beso. Y en ese momento sentí que ese beso me devolvió a mi padre.

A partir de ese momento el beso  volvió a estar presente en nuestros saludos, despedidas… No solo conmigo, también besaba a mis otros hermanos, cuñados,  sus compadres… Murió a los  89 años, su corazón no necesitó de infartos para sentir y solicitar amor.

Condón emocional

El condón emocional,  a diferencia de otros preservativos, lo usamos permanentemente y nos resistimos a abandonarlo, tanto que  puede convertirse en una segunda piel.
Cuando  vemos a  algún ser querido, especialmente si es varón, expresar  sus sentimientos, inmediatamente, movidos sin duda por el amor, hacemos lo imposible por cambiarle la frecuencia y sintonizarlos en un canal  diferente, en  otras palabras, los estimulamos a reprimir  su emoción.

El libro “El Caballero de la armadura oxidada” del estadounidense  Robert Fisher,  best seller  con  más de un millón de copias en todo el mundo, ha  tenido gran  impacto en personas de  todo las edades, sexos  y contextos porque refleja el proceso de cambio de un hombre que expresaba  sus sentimientos y que debió, a fuerza de dolor y soledad, sentir como se   destartalaba  su armadura hasta ponerlo de rodillas, con la frente pegada al suelo, para  que  por primera vez su corazón estuviera por encima de la razón.

El pasado 23 de  Julio  murió mi hermano Antonio a los 63 años. Sus afectados pulmones dieron su último respiro. En medio del dolor nos queda el consuelo de haber podido durante esos momentos expresarle nuestro amor, como agradecíamos y honramos su presencia, con palabras llenas de  lágrimas; pero liberadoras tanto para él como para nosotros.
Los besos  y los abrazos no se postergaron. Espacios íntimos para el perdón y el agradecimiento estuvieron presentes.

Nunca pensamos, 6 meses antes, que el final de sus días estaba tan cerca. No sabemos cuándo partiremos. El momento para abrazarnos, besarnos,  perdonarnos es hoy.

Hasta la próxima resonancia       

          
    

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