Nunca es fácil llegar a un nuevo plantel, niños, maestros y mucho menos despegarse de su antiguo colegio
Cinco de la madrugada, suena el despertador, se inician las clases después de unas largas vacaciones. Toda la familia se pone en acción. Marielita (5 años) se resiste a levantarse de la cama, dice sentirse mal porque le duele la barriga. Carlos Alberto, su papá alterado le dice: ¡Vamos levántate, ya tuviste bastantes vacaciones! Tu hermanito se levantó y está preparando sus cosas. Marielita revienta con un ataque de ira que desconcierta a la mamá. Sin poderse controlar vomita, Carmen, la madre, trata de calmarla, sin éxito, porque de la rabia pasa al llanto y entre sollozos grita ¡mamá, no quiero a la escuela!
¿Qué le pasa a Marielita? Tendrá que iniciar su primer grado, en otra escuela, quedarán atrás las rondas para jugar, cantar, leer cuentos. Deberá empezar su primaria con una rutina y disciplina que en nada se parece a la libertad que tenía y sentía en su preescolar. Es muy importante prepararlos para el cambio de nivel y en este caso de colegio. Esa transición suele generar mucho estrés en las familias. Puede que se detonen emociones como miedo, inseguridad, tensión que hacen que el dolor de estómago de Robertico no sea un invento.
Además lo cambiaron de escuela y siente rechazo a esa nueva realidad. No sabe con quiénes se va a relacionar.
También está el caso de aquellos estudiantes que vivieron en su antigua escuela una experiencia no grata, arrastrarán la cobija de los recuerdos y frustraciones. Tendrán que relacionarse con un nuevo maestro o maestra. Ese nuevo vínculo los llevará a recordar al anterior, si hubo una buena conexión tendrá que vivir el duelo y si no fue grata la experiencia lo arroparán los miedos.
Sentirán dudas de cómo será su relación con los nuevos compañeros ¿lo aceptarán? ¿Tendrá que pagar el costo de ser “el nuevo”?. Si fue víctima de acoso en su escuela anterior, seguramente llevarán en su morral la angustia de esa mala experiencia. Puede ser que sienta resistencia por las pautas de la disciplina que de alguna forma cambió durante las vacaciones y que ahora tendrá que adaptarse a una situación que siente como poco placentera y estimulante.
Seguramente durante las vacaciones se fue más flexible en la realización de ciertos hábitos alimenticios, horarios que se deben ir ajustando, poco a poco, antes del inicio de clases.
En ese primer día es cuando más necesitan sentirse queridos, comprendidos y apoyados por su familia.
Volviendo al caso de Marielita, lo ideal hubiese sido haber realizado con ella una visita a la escuela antes del inicio de clases para que pudiera conocer el lugar, las aulas, el patio, las canchas. Aprovechando ese momento para hablar, aclarar dudas, contar nuestras experiencias de niños y cómo las superamos.
El cambio de plantel es un cambio que requiere un proceso de adaptación. Varía de niño a niño de acuerdo a sus características, temperamento, manejo emocional… Es muy importante abrir espacios para compartir las expectativas y los sentimientos sobre lo que desean, temen, imaginan y sueñan.
Debemos escuchar sus temores, dudas, intereses con mucha atención y respeto. Es necesario que sientan que volver a clases no significa un abandono de nuestra parte. Hagámosle sentir con expresiones de afecto, besos, abrazos, que siempre estaremos a su lado para apoyarlos.
Seguimos creciendo juntos
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