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martes, 11 de junio de 2013

La intolerancia política. ¿Qué sienten los niños?

Vivimos en el país un clima emocional muy tenso por los apretados resultados en las elecciones presidenciales. Una situación que genera en las familias sentimientos variados, dependiendo de la opción política que se tenga.

  Quienes perciben los resultados como fracaso, seguramente sienten rabia, desencanto, tristeza, etc. porque no se logró lo esperado. Las expectativas hacen que lo que parecía  colorido se vuelva gris, turbio.

  Los  que tuvieron de su lado el triunfo sienten alegría, euforia… que  si no se procesa adecuadamente puede provocar sentimientos de rechazo, envidia, rabia en los perdedores.

¿Cómo hacer con la ensalada de emociones poselectoral?

• Reconocerlas y ponerles nombre. Tengo rabia, me siento triste, tengo miedo… identificarlas nos permite tomar el control. No es conveniente reprimirlas o evadir la realidad, porque pueden hacernos una mala jugada  y, cuando menos imaginemos, explotamos actuando violentamente, o sufrimos una implosión: esa explosión que se da por dentro y que puede enfermarnos.

• Comunicarnos. Compartir los sentimientos con otros nos permite hacer catarsis, desahogamos, soltar eso que nos duele, quema o irrita. Si no logramos desahogarlo, podrías afectarse nuestra salud física o emocional. La tristeza puede convertirse en depresión, el temor en pánico, la rabia en un problema digestivo, circulatorio, respiratorio… para prevenirlo o abordarlo es importante buscar ayuda profesional.

A los niños, gestos de tolerancia

• Debemos estar atentos a qué decimos y cómo lo expresamos delante de nuestros niños. Posiblemente, sin darnos cuenta, utilizamos palabras que descalifican, ofenden, discriminan o insultan que pueden producirles miedo, rabia, ansiedad, desconcierto.   

• Preguntarles qué piensan y sienten. No los podemos aislar en una campana: escuchan y ven lo que hacemos o decimos, mas si los tenemos expuestos todo el día a la información que llega por los distintos medios de comunicación y redes sociales. Sin embargo, es necesario dosificar y evitar que el tema político secuestre todos los espacios de la convivencia familiar, como los momentos de las comidas, los espacios para la recreación, la hora de irse a la cama, etc.

• Darle contenido al respeto, tolerancia y paz. Se pueden utilizar ejemplos de la vida  cotidiana en los que se puedan identificar como que a pesar de ser distintos, podemos convivir manteniendo nuestras ideas y respetando lo que otros piensan y sienten, destacando que tolerar no significa renunciar a lo que creemos para complacer a otros, y viceversa.

• Estar atentos a lo que  pasa en la escuela. Si nos comentan que  el tema político está   afectando su convivencia escolar, es conveniente contactar a los educadores para conocer  cuál es su percepción y qué están haciendo para manejar adecuadamente la situación de intolerancia irrespeto.

• La mejor herramienta es el ejemplo. Todos debemos poner de nuestra parte estando  atentos en lo que decimos y cómo lo decimos, de eso dependerá que la paz o la violencia sea la protagonista

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