Presidente, por tener muy cerca el cáncer y porque se que todas y todos podemos en un momento desarrollarlo, me animo a compartir estas reflexiones.
El Cáncer es el término que se usa para la enfermedad en la que nuestras células crecen y se dividen sin control. ¿Por qué se da esa anarquía celular? Son muchas las razones e interpretaciones que se hacen desde la ciencia, psicología, psiquiatría, psiconeuroinmunología…. y lo más importante desde la persona que vive con el cáncer.
Nuestra salud física depende, en gran medida, de nuestros estados emocionales, mentales y espirituales. Un malestar del cuerpo puede ser el reflejo de un conflicto, de una tensión, una ansiedad o un desequilibrio orgánico, que rompe nuestra estabilidad y equilibrio interior.
El cáncer es una palabra que algunos rehúsan nombran o dicen bajito cuando comentan que alguien lo padece.
Todas las familias han convivido con el cáncer, no discrimina edad, raza, sexo, condición social, política ni religión.
Ud, más que nadie, sabe el costo físico, económico, emocional y psicológico que implica los tratamientos existentes: Cirugías, radiación, quimioterapia, procedimientos experimentales, hormonales. Todos tienen riesgos y efectos secundarios que requieren tratamientos colaterales de altos costos.
Presidente, con mucho acierto, compartió su sentimiento en relación a la consecuencia de no cuidarnos, la necesidad de realizar un chequeo médico, por lo menos una vez al año, mantener el peso adecuado, comer alimentos frescos, variados y que no sean procesados con ciertos químicos, evitar las grasas, ingerir vegetales frescos y frutas, dormir, recrearse, descargar el estrés, hacer ejercicios, deportes, meditar o realizar una actividad que nos ayude a botar las tensiones, utilizar bloqueadores solares… Sabias recomendaciones pero de difícil aplicación en la realidad socioeconómica que nos toca vivir
Todo este descuido y abuso que hacemos de nuestro cuerpo, hace que nos sintamos mal física y emocionalmente. Las alarmas se prenden para que escuchemos el grito que viene desde nuestro interior, con esa campanada que se expresa con un intenso dolor, debilidad, sangramiento, fiebre, inflamación, discapacidad…. acompañados de una amarga ensalada de emociones, pensamientos y actitudes que nos ponen de parada en el hombrillo de la vida.
Nos toca vivir la enfermedad, con dolor, soledad, silencio, en una oscuridad en la que ni siquiera nuestra sombra nos acompaña, sin la capacidad de saber como interpretar que esos síntomas son la voz de nuestro cuerpo herido emocionalmente.
La enfermedad, y en nuestro caso, el cáncer está estrechamente ligado a las más profundas creencias, conceptos e información que albergamos con respecto a nosotros, sobre la vida, el placer, las relaciones, el dolor, el amor, la muerte….
Enfermamos, porque creemos, en alguna parte de nuestro interior, que la enfermedad es una respuesta adecuada o inevitable a una determinada circunstancia o situación, porque de algún modo parece solucionarnos un problema o hacer que consigamos la atención que necesitamos, o quizás como una solución desesperada a un conflicto interno que sentimos como irremediable o insoportable.
Cuantas veces una gripe o resfriado nos atrapa justo en ese momento en que estamos más cargados de compromisos laborales, activando las alarmas internas que nos envían las emociones o sentimientos reprimidos
Si nos damos el permiso de reconocer y transformar nuestras más profundas convicciones y actitudes, podremos encontrar salidas diferentes a la enfermedad para satisfacer nuestras necesidades, vacíos, conflictos y contradicciones por los caminos del amor
Es necesario entender la enfermedad, en este caso el cáncer, como una posibilidad y no como un enemigo que hay que exterminar, bombardear... La enfermedad nos puede mostrar mucho de lo que realmente somos y sentimos y que nos negamos contactar y reconocer.
Ese apagón de la vida, en el momento menos esperado, puede ser una oportunidad que nos advierte que debemos mirar dentro y fuera de nosotros, para que en la oscuridad, encontremos con nuestra luz interior la avería qué debemos reparar, pero hay que detectarla, asumirla y transformarla para poder sanar. Un trabajo nada fácil, pero no por ello imposible
El cáncer lo podemos ver como una revelación importante en nuestro crecimiento personal y espiritual. Si percibimos la enfermedad como un mal que nos ataca, desde afuera, y ante el cual debemos batallar, nos colocará en actitud defensiva, de negación, en el que “no está pasando nada”, puede enmascarar miedos, rabias, frustraciones, impotencias que, por reprimirlas, consumen nuestras energías, reservas y debilitan nuestro sistema inmunológico
Tenemos otro camino, ver la enfermedad de otra manera, como una oportunidad, como eso que sucede en un momento particular de nuestra vida, que se expresa en nuestros órganos, sistemas, cuerpo y que no está divorciado de las situaciones emocionales o afectivas que están demandando atención y transformación.
Presidente, que importante que reconozca y asuma el cáncer llamándolo por su nombre, apareciendo públicamente sin cabello, sin enmascararlo, porque ocultarlo sería expresar el rechazo a ese o esos órganos del cuerpo, que resultan ser los más vulnerable, y que todo lo posible para expresarse y demandar la atención necesaria.
Para armonizar ese órgano herido y para que no se sumen otros a la rebeldía orgánica, se requiere, como bien Ud lo expresó, de la ciencia, religión, apoyo familiar y de los seres queridos, y sobre todo, del espíritu para que el alma encuentre los caminos para la sanación interna y del contexto en el que nos movemos.
La enfermedad nos pone de rodillas, para que en ese proceso de rendición, que no significa claudicar, al contrario, colocarnos de rodillas es un acto de valentía y humildad. Es necesario colocar la frente pegada al suelo, para que el corazón esté por encima de la razón y que de esta forma susurre lo que necesita el alma para nuestra sanación, no necesariamente física, pero si de reconciliación con nosotros y con los demás.
Muchas personas que viven con cáncer lo tienen a Ud como referencia, por lo tanto su testimonio puede ser muy importante para que el cáncer, más que un enemigo que hay que combatir, sea una aliado del que hay mucho que aprender
Muchas personas que viven con cáncer lo tienen a Ud como referencia, por lo tanto su testimonio puede ser muy importante para que el cáncer, más que un enemigo que hay que combatir, sea una aliado del que hay mucho que aprender
Excelente tu post acerca del cancer. Yo soy paciente oncologica en recuperacion y puedo dar fe de la importancia de afrontar esto como u crecimiento y un aprendizaje. De hecho escribi una carta titulada Carta a mi tumor, que gano el segundo lugar del Concurso Cartas de amor de Montblanc de este año www.concursocartasdeamor.com donde toco justamente este tema. Dios te bendiga y te permita seguir llevando tu sabiduria a otros. Saludos, Susana (@soysugar)_
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