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jueves, 16 de octubre de 2014

NO DEJES EL AMOR PARA DESPUÉS

Por: Óscar Misle, @oscarmisle



No dejes el amor para después
El amor se tiene que dar a tiempo. (Créditos: Shutterstock.com)

Una de los factores que pueden dificultar la relación amorosa son las expectativas. Esperamos que nos amen como queremos y necesitamos. Eso no está mal, el problema es cuando no sabemos reconocer las expresiones cotidianas de amor de nuestros seres queridos, porque no se traducen en abrazos, besos y palabras bonitas.

Muchos fuimos criados en hogares en los que el amor se expresada a través de acciones prácticas. No nos faltaba lo necesario para vivir: alimentación, cuidados  cuando enfermábamos, escolaridad… sabíamos que nos  querían pero en algunos casos no nos sentíamos queridos.

Cuando crecimos nos dimos cuenta que era necesario sazonar las formas aprendidas de amar e incorporamos frases como “te quiero mucho”, “me haces mucha falta”, “eres importante en mi vida”. El problema es  que las utilizamos solo en momentos especiales y no con la frecuencia  que nuestros seres  queridos las necesitan.

¿Por qué postergar?
Vivimos en una sociedad en la que la velocidad y el atropello no dejan espacios para el amor. Creemos que tendremos  toda una vida para expresarle a nuestros seres queridos lo que sentimos por ellos, postergamos el perdón y la reconciliación, hasta que un suceso que puede ser una enfermedad, un accidente, o la muerte repentina nos hace preguntarnos ¿Por qué no nos dimos los abrazos que necesitábamos? ¿Por qué no nos sentamos a conversar sobre lo pendiente  emocionalmente y que nos llenó de desolación y rencor?

No es fácil vivir el amor en sus diferentes dimensiones y en los distintos momentos de nuestra vida. Cada quien procesa lo vivido de diversas formas, y en ese proceso nos vamos hiriendo unos a otros emocionalmente. Heridas que nos  cuesta identificar y  reconocer.

En mi más reciente libro -“Heridas  que muerden, heridas que florecen”- comparto historias que muestran como lo no dicho en la relación genera dudas y deudas. La enfermedad aparece y comienza a buscar la atención que no obtuvimos por   otras vías. Las heridas emocionales comienzan a morder con hostilidad, quejas, reclamos y rencores. El amor necesita tiempo y espacio para darlo y recibirlo, cada quien a su modo, con las herramientas que tiene; pero que puede ir floreciendo en la medida en que le demos mayor libertad y flexibilidad al corazón.

Ciertamente el amor es un riesgo porque cuando amamos se revelan nuestros puntos débiles y vulnerables. Lo que digamos y hagamos puede tocar esas  heridas  y hacernos mucho  daño.

Afortunadamente, como seres humanos tenemos la posibilidad de madurar, evolucionar y aprender. Es una opción y decisión que solo se puede tomar con y desde el amor a nosotros mismos y a los demás. Es ese proceso en que los inviernos le dan paso a las primaveras. Los árboles, que lucían mustios y  quemados por el intenso frio o sequía, comienzan a retoñar, a recuperar su verdor. También nosotros podemos  lograr que nuestras heridas florezcan, perdonando, aceptándonos y reconociéndonos para acercarnos y conectarnos desde lo que somos, pensamos y sentimos. ¡No lo dejemos para después, puede ser demasiado tarde!

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LOS VARONES TAMBIÉN SE EMBARAZAN

La formación para la paternidad responsable comienza desde la edad preescolar. Aprenderá a ser y sentirse papá por los referentes que tuvo en la crianza


Los varones también se embarazan
El buen padre se cría desde pequeño. (Créditos: Shutterstock.com)

Rodrigo (5 años) en uno de los momentos de juego en su preescolar toma un bebé de plástico, su compañerita  exclama: ¡Los varones no juegan  con muñecas! La maestra los observa y aprueba con la cabeza el reclamo de la niña. Rodrigo suelta el muñeco con el sentimiento de que había hecho algo malo. Es irónico que de niños le reclamen cuando cargan un bebé de plástico y de adulto lo regañan porque no se atreve a cargar al de carne y hueso.

El 26 de septiembre se celebró el Día Mundial de la Prevención del Embarazo en Adolescentes; pero la cara masculina de esa situación es desconocida.    
Los periodistas Erick Lezama y  Diana Goncalves, realizaron un interesante trabajo para el diario El Tiempo (Pto. La Cruz, Edo. Anzoátegui), en el que revela como a los varones no los consideran importantes cuando se aborda el  embarazo de adolescentes. La atención recae sobre las chicas.

Las estadísticas que ubican a Venezuela en el primer lugar del podio de madres adolescentes en la América del sur y tercero en el continente,  no son suficientes para evidenciar que en los hombres el fenómeno es similar.
  
Lezama y Goncalves, recogieron  las opiniones de diversos especialistas que vale la pena resaltar. El psicólogo social Leoncio Barrios y Ana María Aguirre, encargada de los programas para adolescentes de la Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam), coinciden en estimar que muchas de las adolescentes son embarazadas por adultos; pero solo son eso: estimaciones, inferencias no comprobadas.

No es posible precisar la cantidad de varones adolescentes que están involucrados en las estadísticas reportadas por las organizaciones nacionales e internacionales. No hay registros que indiquen cuántos varones son papás, ni cuáles  programas de prevención existen que sean exclusivos para ellos, ni qué  organizaciones orientan a quienes se hacen padres a temprana edad.  

El Comité de Derechos del Niño (ONU) recomendó, en días pasados, al estado venezolano realizar programas para la prevención del embarazo dirigido a varones partiendo de la importancia que tiene formar para la paternidad responsable.

Según Barrios tradicional, histórica y erróneamente, el embarazo adolescente ha estado asociado a la mujer. Se pierde de vista a los hombres. Por eso no hay cifras aunque la Constitución estipula que el Estado debe garantizar la investigación tanto de la maternidad como de la paternidad. Según el informe demográfico del Instituto Nacional de Estadísticas (junio 2013), en Venezuela se registraron, entre 2000 y 2011, 5 millones 754 mil 490 padres. No se especifica qué edades tienen los papás venezolanos. Solo se señala que 19.5% de los nacimientos de esos años no cuenta con registro paterno.
El Artículo 1º de la Lopnna garantiza a todos los niños y adolescentes el ejercicio y el disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías, a través de la protección integral que el Estado, la sociedad y la familia deben brindarles desde el momento de su concepción. Una de las  intenciones es asegurar que  el padre asuma  su compromiso desde la  concepción.
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EMBARAZO DE ADOLESCENTES: ¿EL ABORTO ES LA SOLUCIÓN?

Es necesario ir a las causas y no solo a las consecuencias, para una prevención efectiva y no efectista de los embarazos.


Embarazo precoz: ¿El aborto es la solución?
Venezuela es el país con más madres adolescentes (Créditos: Shutterstock.com)


Cristina (15 años) de pronto comienza a cambiar su forma de ser. No se comunica  con su familia. Se aísla en su cuarto. Se resiste ir al liceo. Se enteró  que su amiga Lucibel había dejado de ir al liceo porque  tenía “Chickungunya”.
Sin embargo, la situación era otra. A Cristina la ingresaron al hospital por una fuerte hemorragia que por poco le quita la vida. El sangrado fue producto de un aborto  clandestino en el que se  utilizó un  procedimiento artesanal.
Lucibel  había participado con Cristina en  talleres de salud sexual y reproductiva en los que nunca se abordó el tema del aborto y sus consecuencias.

El pasado 1 y 2 de septiembre, el  Estado venezolano presentó  ante el Comité de los Derechos del Niño, el  3er informe sobre la situación de los derechos de los niños, niñas  y adolescentes durante los últimos cinco años.
El Estado reconoció que no  se ha  podido controlar ni disminuir las altas tasas de  embarazo de adolescentes y la mortalidad materna de adolescentes embarazadas. 
     
En el 2013, más de 8 mil niños fueron paridos en Venezuela por muchachas menores de 15 años. La cifra se reveló en el informe Maternidad y Niñez, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En 2010 los nacidos de madres que no eran aún quinceañeras fueron 7 mil 778. Entre 2008 y 2011, el porcentaje de adolescentes embarazadas pasó de 21% a 23%, de acuerdo con el Ministerio de la Salud.

Una de cada cinco madres venezolanas es adolescente, según el Centro Latinoamericano de la Mujer. De los 600 mil embarazos registrados anualmente, 120 mil son de adolescentes, tal y como indica la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría.
Venezuela es el país suramericano con la tasa más alta de madres adolescentes (101 por cada mil), y el tercero en todo el continente de acuerdo a los registros de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 
  ¿El aborto es la salida?
El Comité de  los Derechos del Niño considera que Venezuela debería modificar su ley del aborto y permitir que las adolescentes interrumpan su embarazo con el fin de reducir el alto índice de mortalidad entre ese grupo por ser de los más elevados de la región.
Mostró su preocupación por la falta de acceso a procedimientos de aborto seguro a causa de la restrictiva ley y la carencia de información sobre el impacto de los programas para reducir estos embarazos. Solicitó al gobierno venezolano que se realicen estudios sobre las causas de las muertes entre las adolescentes embarazadas.
Pidió  a Venezuela revisar  su legislación sobre el aborto para incluir  excepciones en caso de que el embarazo sea consecuencia de una violación o un incesto, ponga en riesgo la salud de la adolescente y evite la práctica de un aborto inseguro. Actualmente, el aborto en Venezuela es ilegal salvo en casos de amenaza a la vida o salud de la mujer.

La LOPNNA en su artículo 1 establece que el Estado, la sociedad y la familia deben brindarles a los niños protección integral desde el momento de su concepción. Artículo que se puede interpretar como la prohibición de la interrupción del embarazo porque prevalece el derecho a la protección de la vida.

¿Aprobándose una flexibilización de la ley contra el aborto se reducirían los embarazos de adolescentes? Es necesario ir a las causas y no solo a las consecuencias, para una  prevención efectiva y no efectista de  los embarazos.

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viernes, 26 de septiembre de 2014

LAS HERIDAS EMOCIONALES ¿PUEDEN FLORECER?

Una vez  escuché que no somos nosotros quienes seleccionamos los libros. Son ellos los que nos seleccionan a nosotros. Tampoco fui yo quien seleccionó el  título de mi más reciente libro, publicado con editorial Planeta Venezuela, Heridas que muerden, heridas que florecen. Fue él quien me seleccionó a mí. Convocó a mis heridas emocionales, la de los  pacientes, amigos y familiares para  que en sus páginas tomaran la palabra.

A través de él, veremos cómo transformaron sus heridas infectadas por el miedo, el  dolor, la soberbia, la frustración y el resentimiento. Mordían por todo lo reprimido hasta que lograron florecer cuando alguna circunstancia, casi siempre  inesperada, cambió la percepción que tenían de sí mismos y de lo vivido. Sus heridas empezaron a florecer por situaciones inéditas; pero profundamente  humanas.    

El condón emocional
Las heridas tienen su propio lenguaje: A veces son secuestradas por nuestro  condón emocional. Un preservativo llamado miedo. Lubricado por la culpa y la vergüenza. Un condón que no nos deja intimar por el temor a que nos dejen de amar si nos mostramos tal cual somos.

Sabemos que las emociones son los altavoces de las heridas. Tenemos la posibilidad de reconocerlas y reivindicarnos con ellas para que la discapacidad emocional no nos anestesie y nos convirtamos en esclavos del desamor.

Si somos heridos en la crianza y en la educación, ¿por qué repitieron la receta utilizando métodos violentos? Seguramente nuestras heridas comenzarán a morder.   Surgirá  la disyuntiva, ¿nacemos  violentos o lo aprendemos?, ¿cuál es el límite entre la sobreprotección y el  abandono?.

Paradójicamente en los lugares en los que tendríamos  que estar y sentirnos más seguros y protegidos por las personas que supuestamente nos tendrían que amar,  nos agredieron y dijeron: “Te pego porque te quiero”. Esas heridas las llevamos a la escuela metidas en nuestros morrales. También están las heridas por duelos, traiciones,  violencia intrafamiliar, adicciones y abandono, ¿qué pasó  con ellas?, ¿Las pudimos ventilar, liberar, oxigenar? Cuando llegamos a nuestras casas con nuevas cargas ¿hubo espacio para compartir lo vivido o sufrido  por las agresiones por  bullying o acoso escolar u otras formas de violencia? 

¿Y qué para con la pareja? Ese espejo que nos muestra eso que no queremos ver. ¿Por qué tanta soledad en compañía? ¿Qué  sucede  con el amor cuando la ilusión se convierte en desilusión?; ¿Qué hacer cuando descubrimos  que el  amor  lo que  tiene  de miel  lo tiene de hiel? . 

El libro Heridas  que muerden, heridas  que  florecen nos  invita a  navegar  por los surcos de nuestras heridas  hasta llegar a nuestro  jardín interior, como diría mi amigo Carlos Fraga. Su lectura nos anima a digerir  lo que pensamos, sentimos, para  que nuestras heridas puedan florecer para madurar  y crecer.


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CUANDO LOS HIJOS SE VAN EN EL AEROPUERTO SE SIENTE LA DESOLACIÓN

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Cómo enfrentar cuando los hijos se van
Son cada vez más frecuentes las despedidas en el aeropuerto (Créditos: Shutterstock.com)


Es una  historia  de  la década de los 60, que  cuenta  como una familia de provincia, conservadora, ve partir a sus hijos por diversas razones. Uno se marcha porque quiere ser cantante, otra se va porque se  enamora de alguien que sus padres rechazan, y está la más pequeña y  rebelde, que decide estudiar una carrera no acorde con las expectativas de sus padres.

Esta historia de amor y dolor, de despedidas y duelo por separaciones, se hace presente 46 años después con la diferencia que los hijos deben irse de sus casas,     salir del país, huyendo de la inseguridad y por la frustración e impotencia de no  encontrar oportunidades y posibilidades para realizar sus sueños en las  profesiones  y  oficios que les atraen.

En uno de mis viajes al exterior, antes de entrar a emigración, me conmovió presenciar  una escena muy dolorosa.  Un joven de 18 años, se despedía de un grupo de compañeros y amigos,  que con  llanto le decían adiós portando carteles  que exhibían frases como “te amamos”, “te extrañaremos mucho”, “el país va a cambiar  y volverás”…

Lo que no estaba escrito en las pancartas eran las lágrimas desconsoladas de su familia quienes lo abrazaron sin poder despegarse. Un dolor que nos puso a llorar a todos.

Esta escena se repite cada vez con más frecuencia. Es recurrente escuchar “la decisión de irnos no es porque no nos interesa o dejamos de querer a nuestro país, es por miedo por lo que nos  pasó”. Salen a escena los  robos, secuestros de los  que  fueron víctima  o los homicidios de seres queridos…

No solo sacan a los hijos del país las persona que no están de acuerdo con la gestión del actual gobierno, también esa decisión la  toman funcionarios públicos que temen que sus hijos sean agredidos o atacados por la intolerancia o la  inseguridad que les toca vivir en el día a día, y  que no logran evitar a pesar de contar con guardaespaldas y  carros  blindados.

¿Y quiénes se quedan?

Existe un sector que no cuentan con las condiciones para irse del país. Son esos  adolescentes y jóvenes que, a pesar de las amenazas del entorno, desean  estudiar en su país una carrera o prepararse en un oficio que le permita realizar  su proyecto de vida. Son esos ciudadanos que se quedan asumiendo el riesgo   de que sus sueños se trunquen porque una bala los sorprende en el lugar y momento menos esperados.

Son esas familias que trabajan y no renuncian a la posibilidad de tener un país más seguro y con una calidad de vida que satisfaga sus necesidades y expectativas. Somos todos y cada uno de nosotros que no renunciamos a nuestros  sueños y  exigimos un país que nos cobije y no que nos espante.

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LA RECETA EN LA CRIANZA

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


La receta de la crianza
Vale la pena intentar otros mecanismos. (Créditos: Shutterstock.com)


Tenemos la tendencia de repetir pautas de crianza en cadena, tal y como lo evidencia Eleonor, la esposa de Jorge, quien estaba preparando un "asado negro". Un plato tradicional en nuestra cultura venezolana. Jorge, su pareja, la miraba con mucha atención.

Eleonor tomó el trozo de carne, lo aderezó con los condimentos usuales, hasta que llegó el momento de freírlo en un caldero con aceite caliente. En lugar de utilizar una hornilla, utilizó dos, colocó dos calderos en paralelo, cortó el trozo de carne por la mitad y en cada caldero colocó un pedazo.

Jorge sorprendido, le pregunta: ¿Por qué utilizas dos calderos, si el trozo de carne entra en uno solo? Eleonor, muy segura, le dice: “Como se nota que no sabes hacer el asado negro. El secreto para que se ponga negro, está en los dos calderos, solo de esa forma queda doradito y rico”. Jorge le responde: “Pensé que era el azúcar o el papelón derretido en el aceite caliente lo que lo ponía negro”. “Eso influye”, responde Eleonor. “Pero el secreto son los dos calderos”.

Jorge no conforme con el argumento de Eleonor, le pregunta a Carmen, su suegra, quien estaba pasando una temporada con ellos. “¿Carmen cómo se hace el asado negro?”. “¿Y esa pregunta Jorge? Eleonor lo hace muy sabroso”, exclama. “Lo sé Carmen, pero tengo una duda, ¿Me puede revelar su secreto?”. Carmen le repite los mismos pasos que realizó Eleonor, haciendo énfasis de la importancia de colocar los dos calderos sobre el fuego, al mismo tiempo.

Jorge no convencido con lo de los dos calderos, en una de las visitas a la abuelita de Eleonor, le pregunta si recuerda cómo se hace el asado negro. La abuelita, con mucho orgullo, le narra el proceso, pero cuando llega el paso de poner la carne en el caldero, solo hace referencia a uno y no a dos. Jorge, inmediatamente le pregunta: “¿No son dos calderos?”. La abuela se ríe y le dice: “No mijo, lo que pasa es que en la casa éramos muchos y la carne no cabía en un solo caldero, por eso tenía que utilizar dos”.

De la misma forma que Eleonor repitió, convencida, la práctica de los dos calderos para hacer el asado negro, solemos repetir pautas de crianza sin preguntarnos si son o no las adecuadas, simplemente si a mí me criaron así; así los crío yo.

Valdría preguntarnos si podemos poner en práctica pautas de crianza diferentes, no decimos mejores para que no nos atrape la culpa, pero si distintas estrategias  que  nos permitan educar y formar sin violencia.
¿Queremos que nuestros hijos e hijas nos recuerden con rencor? Estamos convencidos que no, todos deseamos que nos recuerden con amor y sin resentimientos. Ciertamente cometemos errores, repetimos con nuestros hijos eso que nuestros padres hicieron y  que nos dejó heridas emocionales por lo  tanto. ¿Vale la pena  cambiar la receta? 

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¿CÓMO RESPONDEN LOS ADOLESCENTES ANTE LA LEY?

Por: Óscar Misle, @oscarmisle



Cómo deben responder los adolescentes ante la ley
Existen leyes en contra de los adolecentes. (Créditos: Shutterstock.com)

Desde que se aprobó la LOPNNA, este aspecto fue considerado prioritario y se creó el Sistema de Responsabilidad Penal del Adolescente. En el último período de sesiones de la Asamblea Nacional, antes de las vacaciones parlamentarias, se aprobó la Reforma a la LOPNNA. Se subió la edad de los adolescentes de 12 a 14 años para tener responsabilidad penal; entre ellas la privación de libertad. El hecho más significativo fue el aumento del tiempo de privación de libertad a 10 años, antes era 5; para los adolescentes menores de 18 años.

A pesar de que para muchos el aumento de los años para la pena pueda significar una buena noticia, es un retroceso porque no resuelve la situación, al contrario; a más años de prisión mayor es la probabilidad de que se haga más difícil la reinserción social, más  si se toma en consideración la precaria condición de los centros de privación de libertad de adolescentes en el país.

Las medidas socioeducativos que tendrían que ser prioridad para que se implementen programas psicológicos, psiquiátricos, sociales, de formación laboral deja mucho que desear y la cultura del “pran” sigue reinando en algunos de los centros.

Cuando los adolescentes están presuntamente involucrados o han participado en la comisión de un hecho punible deben dar cuenta de sus actos ante el Sistema Penal del Adolescente. Tienen derecho a la justicia, contar con un abogado, a que se respeten sus derechos humanos teniendo claro que se presume la inocencia hasta que no se demuestre lo contrario.

Con frecuencia escuchamos: “Las y los adolescentes tienen derechos y no responsabilidades” o que adolescente la hace y no la paga; no obstante, en la ley existe la responsabilidad penal del adolescente. Este es un sistema ante la cual él o la adolescente que comete un hecho que viola la ley penal debe dar la cara y asumir su responsabilidad, y la justicia, dependiendo de la gravedad del hecho aplicará las sanciones que van desde la amonestación, imposición de reglas de conducta, servicios a la comunidad, libertad asistida, semi-libertad y la privación de libertad o internamiento.

En nuestra realidad constatamos como adolescentes agreden a otras personas, sus pertenencias, instalaciones públicas, bienes de particulares y piensan que por ser adolescentes están amparados por las leyes y no tendrán consecuencias.

Una “travesura” o un acto cometido bajo los efectos del alcohol o la incitación de sus “compinches” pueden llevarlos a cometer hechos que no pueden ni deben quedar impunes. En caso de que se les acuse de estar involucrados,  directa o indirectamente, en uno de estos hechos, es la justicia la encargada de investigar para establecer la magnitud del hecho y las sanciones correspondientes.

El estado debe garantizar programas dirigidos a adolescentes para que la prevención sea la clave. La falta de políticas públicas coordinadas y efectivas, nacionales y no discriminatorias, sigue siendo una deuda pendiente que si no se salda seguirá teniendo graves consecuencias que no se resuelven solo aumentando los años de prisión.

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VIOLENCIA. HAY QUE HABLAR CON LOS NIÑOS

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