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martes, 25 de noviembre de 2014

CÓMO CONSTRUIR COMUNIDAD EN EL AULA



¿Cómo construir comunidad en el aula?
La comunicación es primordial. (Créditos: Shutterstock.com)
Los  días 27, 28 y 29 de octubre, El Papagayo, Centro de  Formación de Cecodap se llenó  de energía e inspiración  con un taller sobre  el  manejo y prevención de los  conflictos escolares, facilitado  por la Fundación Educación para La Paz (Peace Education Foundation). Participantes de diversos, estados y centros educativos, públicos y privados, representantes del Sistema de Protección fueron convocados para realizar una experiencia  vivencial de cómo  construir comunidad en el aula.

Un grupo heterogéneo que posibilitó darle contenido a la frase: Respeto y reconocimiento de a la diversidad. Los  títulos universitarios, cargos, procedencia, opciones políticas y religiosas, nivel socioeconómico no se convirtieron en barrera para construir un clima de comunidad de aprendizaje  y de relaciones afectivas; efectivas y creativas.

El secreto fue  utilizar estrategias  que posibilitarían  construir, concretar, inventar, soñar, utilizando las diferencias como oportunidades para crear vínculos, conexiones emocionales que permitieran estimular e inspirar el sentirse comunidad.

Algunos ejercicios para sentirse comunidad.

Los pacifistas nos reconocemos  y encontramos. Se invita a los estudiantes para que se asocien en parejas y se entrevisten entre sí sobre lo que significa ser  pacifista. Lo pueden representar con dibujos o símbolos y colocarlos en las paredes del salón y exponerlo al grupo.
Con los contenidos, dibujos y símbolos expuestos se puede construir un cuento o una historia que muestre como ser  pacifista se traduce en hechos.

Lo que aprendo y valoro de ti. Se coloca a los estudiantes en parejas. Mutuamente se hacen preguntas sobre algo personal, algo positivo o algo que desean cambiar. Por ejemplo algo de lo que se sientan orgullosos, sus metas logradas, sueños realizados. Se les invita a que  identifiquen  qué  desean cambiar para sentirse mejor consigo y con los demás. Luego se les invita para que lo compartan con el grupo. Este ejercicio permite valorarnos y valorar a los demás, difundir lo descubierto para que otros nos conozcan y reforzar los aspectos humanos de los compañeros.

Se construye comunidad en la medida que se da el acercamiento. Estos ejercicios se pueden hacer en círculo, con la posibilidad de  mirarse a los ojos. El conocerse, descubrirse desde lo positivo, desde las fortalezas, desde lo  que  cada quien puede aportar, posibilita un clima de convivencia en el que ser, pensar, y sentir distinto nos enriquece. Nos da la posibilidad de identificar palabras que construyan y no que destruyan como suele pasar en el acoso escolar.
Los ejercicios tienen como propósito incluir, cooperar, darle contenido vivenciales a los valores como solidaridad, cooperación, respeto.

Se construye comunidad desde el momento que se llega al salón. Regalando una sonrisa para dar los buenos días, pedir disculpas cuando fallamos, agradecer las demostraciones de solidaridad, reconocemos y felicitamos, si lo convertimos en  algo cotidiano con seguridad, la percepción de sí mismo y de los demás será positiva y estimulante.
Seguramente surgirán conflictos, pero la actitud para resolverlos será distinta, porque el afecto y los vínculos establecidos  harán la diferencia




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CUANDO LAS AULAS DEJAN DE SER JAULAS

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Aulas que dejan de ser jaulas
La violencia debe ser asumida con responsabilidad (Créditos: Shutterstock.com)


Las aulas abrirán sus puertas para la transformación y prevención de la violencia cuando

La promoción del buen trato en la convivencia escolar no se quede en  campañas que se diluyen en el tiempo con nombre seductor, en un momento determinado,  sino que tengan un sentido cuando dejen de ser un fin en sí mismas para convertirse en un medio que genere planes y acciones a corto, mediano y largo plazo.

Se trascienda de la campaña al movimiento para que la prevención de la violencia escolar sea asumida por todos las instancias del quehacer  educativo. De tal forma que el bullying o acoso  escolar, sea reconocido y no encubierto.

Se comprenda que es un problema complejo que exige políticas públicas. Si los métodos y relaciones autocráticas, en las que se utiliza el poder para someter, manipular, intimidar se da frecuentemente en la escuela, hay que preguntarse: ¿Qué está pasando en el país, en la  cultura, en la política y en la sociedad en su conjunto?

La educación se  reinvente y humanice con una formación universitaria para la prevención y actuación ante la violencia. Con profesionales  preparados y sensibles para hacer del buen trato una realidad en los centros educativos. Con conocimientos y estrategias para que la empatía y la compasión, posibiliten  humanizar el proceso educativo evitando que la indolencia e indiferencia generen heridas profundas producto del rechazo e irrespeto a la diversidad.

El enfoque de género se viva en todos los espacios del centro educativo, con oportunidades para la convivencia y respeto a la diversidad sexual. Un enfoque en el  que  la educación sexual trascienda lo biológico reproductivo e incorpore lo relacional, emocional y afectivo para  que la prevención del embarazo de adolescentes y las infecciones de transmisión sexual se prevengan con un enfoque más integral y humano.

La libertad de pensamiento se  respete para  que  cada  quien alimente  sus creencias y opciones religiosas y políticas sin imposiciones, proselitismo o manipulaciones culpables.

Las oportunidades estimulen la responsabilidad y el compromiso. Las múltiples posibilidades para que los estudiantes puedan pasar de grado o de año, pueden ser muy beneficiosas siempre y cuando no se perciba como  facilismo, oportunismo y la ley del menor esfuerzo… El país requiere ciudadanos que sepan cuánto vale el esfuerzo para el logro de los  objetivos y alcanzar los sueños.

La educación deje de ser aburrida y sea más efectiva y afectiva. Con programas de estudios actualizados para que se adapten a los nuevos retos. Una educación efectiva y afectiva, que enamore posibilitando que  el arte, la risa, el juego y la espiritualidad sean aderezos para que la escuela sea espacio para convivir y ser feliz.

Se forme para la convivencia desde la vivencia con testimonios, casos  hipotéticos, cuentos, historias y fábulas. Que se conviertan  en recursos y estrategias para el trabajo de los  valores, dándoles contenidos concretos a lo que significa respeto, solidaridad, cooperación y tolerancia.


Seguimos creciendo juntos


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jueves, 6 de noviembre de 2014

EL CELULAR ¿DEBE IR A LA ESCUELA?

 

Por: Óscar Misle, @oscarmisle



¿El celular debe ir a la escuela?
El celular debe utilizarse con supervisión. (Créditos: Shutterstock.com)
Los niños de pocos años ya portan costosos celulares, cámaras y otros equipos. Su uso puede derivar en competencia, e incluso, discriminación de quienes no los poseen. 
No podemos desconocer la importancia de la tecnología e incluso el rol como herramienta de seguridad que tiene el celular. Sin embargo, muchas veces no se utilizan de forma adecuada.

REGULAR SU USO EN ALGUNOS ESPACIOS

Existe una tendencia  que considera conveniente prohibirlos en el aula de clases. Se argumenta que el celular debe ser utilizado en las horas de recreación, cuando no entorpezcan las actividades escolares.
Hay otra posición considera que pueden ser  herramientas útiles dentro del aula, para investigar, hacer entrevistas y videos didácticos, sacándole el mayor provecho a la versatilidad de mini computadoras en las que se han convertido.

Conocer sus ventajas y riesgos
Es necesario reflexionar  sobre las posibilidades de las tecnologías con los estudiantes, para que este medio no se use como forma de irrespeto o de amenaza a la integridad personal. Identificar sus  ventajas para la comunicación y cuáles son sus limitaciones.

Tomar en consideración la edad
Poseer un teléfonos inteligentes con acceso ilimitado a Internet, tiene los mismo riesgos  que el uso de las computadoras sin la posibilidad del seguimiento y orientación de las  familias. Hay quienes le compran el  teléfono a su hijo para que esté ocupado y de esta forma no lo fastidie. Con frecuencia los niños subutilizan los teléfonos inteligentes. Los exhiben para ostentar poniendo en riesgo su seguridad. No es para nadie un secreto lo tentadores que son estos equipos, con frecuencia los roban en las calles y dentro de los centros educativos.

Prohibirlos  no tiene sentido.
Todo lo prohibido tiene un encanto particular. Llevarlos a la clandestinidad solo lograría desplazar el lugar de expresión, no la eliminación de su mal uso.
Es posible que los estudiantes, al internalizar el alcance de estos medios y su potencialidad, puedan hacer uso positivo; como por ejemplo, dejar de utilizarlos para grabar imágenes para humillar públicamente a otros, convertir el celular en un instrumento creativo para crear cortometrajes, hacer registro de actividades e investigar…
Una perspectiva completamente distinta la da el pedagogo italiano Tonucci, cuando en una entrevista le preguntaron:

-¿Cómo se puede motivar a los alumnos frente a los atractivos avances de la tecnología: el chat, el teléfono celular, los juegos de la computadora, el iPod, la Play Station?
Su respuesta fue:

“El colegio no debe competir con instrumentos mucho más ricos y capaces. No debe pensar que su papel es enseñar cosas. Esto lo hace mejor la TV o Internet. La escuela debe ser el lugar donde se aprenda a manejar y utilizar bien esta tecnología, donde se trasmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo”.


Seguimos creciendo juntos




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EL UNIFORME ESCOLAR ¿ES LO MÁS IMPORTANTE?


Por: Óscar Misle, @oscarmisle


El uniforme escolar
El uniforme es una necesidad. (Créditos: Shutterstock.com)


En una reunión en un colegio al que fuimos invitados con el fin  de buscar alternativas para mejorar la convivencia escolar, nos tocó tener una  significativa experiencia.
Mientras conversábamos los estudiantes iban entrando para dirigirse a sus salones de clases. La coordinadora de disciplina los escaneaba de arriba abajo. Si alguno no llevaba el uniforme según lo previsto, le reclamaba.
En una de esas, pasa una chica de 3er año de bachillerato, llevaba  una margarita en el cabello.
La coordinadora le pregunta por qué  lleva esa flor. La  chica  le dice: “Es solo un detalle”. - “Sabes que no puedes traer accesorios que no estén aprobados, por favor quítatela”.
Continuamos nuestra conversación y aparece otra chica con otra margarita, del mismo estilo, decorando su cabello. La coordinadora exclama: “¡Ahora si es verdad, como que llegó la primavera!”.
-¿Por qué profesora?
-“Por esa flor que tienes en el cabello. No puedes utilizar accesorios  que  no estén aprobados”.
En la medida que entrabamos en detalles de los fuertes problemas de  convivencia que se estaban viviendo en el colegio, los más severos se  iban quedando rezagados, por lo importante y trascendental que resultaba  el tema del uniforme.
La gota que rebasó el vaso fue la aparición de la tercera estudiante con su margarita sobre la liga que recogía una frondosa cola. La coordinadora  ya con un tono más altivo le reclamó y le dice que si querían vivir la primavera que lo hiciera fuera del colegio, que por favor se quitara esa  flor del cabello.
En este caso, la estudiante no se quedó callada: “¿No le parece suficiente que tengamos que venir todas vestidas del mismo  color, con el mismo  estilo de uniforme? El detalle de la margarita es para ponerle un toque femenino y un poquito de color para sentirnos diferentes”. La coordinadora se molestó y le dijo que esta situación no se quedaría así y que más tarde hablarían a solas.
Culminada la reunión, nos invitaron a tomar un jugo en la cantina y cuál sería nuestra sorpresa, ¡en el pequeño patio había nevado!, a pesar de los 28 grados en el ambiente. Estaba lleno de bolitas blancas de anime. En la pared había colocado un improvisado cartel que decía ¡Llegó el invierno!
Enfurecida, preguntó: ¿Qué significa esto? Una de las maestras  rápidamente responde: “Alguien le sacó el relleno a los cojines que están en la sala de usos múltiples”. 

El Uniforme ¿fin o medio?
Más que un fin, es un medio que puede ser útil para la seguridad, identificar quiénes pertenecen al centro, la no discriminación… Asumir un traje escolar, con unas directrices básicas y comunes, quitándole énfasis a los detalles y particularidades, pudiera contribuir a que la vestimenta no se constituya en una razón para la competencia, marcado contraste entre los que tienen mayores posibilidades económicas y quienes cuentan con menos recursos.
Los adolescentes están en un proceso de construcción de identidad, de generación de la propia imagen, de no querer parecerse a otros, y quieren sentir que esa necesidad no se  queda reprimida en estrictas exigencias  sobre su vestimenta escolar. Es importante ser más flexibles para evitar conflictos innecesarios.

Seguimos creciendo juntos 



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VIOLENCIA. HAY QUE HABLAR CON LOS NIÑOS

  Óscar Misle Óscar Misle Los recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas y los operativos que se van realizan...