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viernes, 26 de septiembre de 2014

LA RECETA EN LA CRIANZA

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


La receta de la crianza
Vale la pena intentar otros mecanismos. (Créditos: Shutterstock.com)


Tenemos la tendencia de repetir pautas de crianza en cadena, tal y como lo evidencia Eleonor, la esposa de Jorge, quien estaba preparando un "asado negro". Un plato tradicional en nuestra cultura venezolana. Jorge, su pareja, la miraba con mucha atención.

Eleonor tomó el trozo de carne, lo aderezó con los condimentos usuales, hasta que llegó el momento de freírlo en un caldero con aceite caliente. En lugar de utilizar una hornilla, utilizó dos, colocó dos calderos en paralelo, cortó el trozo de carne por la mitad y en cada caldero colocó un pedazo.

Jorge sorprendido, le pregunta: ¿Por qué utilizas dos calderos, si el trozo de carne entra en uno solo? Eleonor, muy segura, le dice: “Como se nota que no sabes hacer el asado negro. El secreto para que se ponga negro, está en los dos calderos, solo de esa forma queda doradito y rico”. Jorge le responde: “Pensé que era el azúcar o el papelón derretido en el aceite caliente lo que lo ponía negro”. “Eso influye”, responde Eleonor. “Pero el secreto son los dos calderos”.

Jorge no conforme con el argumento de Eleonor, le pregunta a Carmen, su suegra, quien estaba pasando una temporada con ellos. “¿Carmen cómo se hace el asado negro?”. “¿Y esa pregunta Jorge? Eleonor lo hace muy sabroso”, exclama. “Lo sé Carmen, pero tengo una duda, ¿Me puede revelar su secreto?”. Carmen le repite los mismos pasos que realizó Eleonor, haciendo énfasis de la importancia de colocar los dos calderos sobre el fuego, al mismo tiempo.

Jorge no convencido con lo de los dos calderos, en una de las visitas a la abuelita de Eleonor, le pregunta si recuerda cómo se hace el asado negro. La abuelita, con mucho orgullo, le narra el proceso, pero cuando llega el paso de poner la carne en el caldero, solo hace referencia a uno y no a dos. Jorge, inmediatamente le pregunta: “¿No son dos calderos?”. La abuela se ríe y le dice: “No mijo, lo que pasa es que en la casa éramos muchos y la carne no cabía en un solo caldero, por eso tenía que utilizar dos”.

De la misma forma que Eleonor repitió, convencida, la práctica de los dos calderos para hacer el asado negro, solemos repetir pautas de crianza sin preguntarnos si son o no las adecuadas, simplemente si a mí me criaron así; así los crío yo.

Valdría preguntarnos si podemos poner en práctica pautas de crianza diferentes, no decimos mejores para que no nos atrape la culpa, pero si distintas estrategias  que  nos permitan educar y formar sin violencia.
¿Queremos que nuestros hijos e hijas nos recuerden con rencor? Estamos convencidos que no, todos deseamos que nos recuerden con amor y sin resentimientos. Ciertamente cometemos errores, repetimos con nuestros hijos eso que nuestros padres hicieron y  que nos dejó heridas emocionales por lo  tanto. ¿Vale la pena  cambiar la receta? 

Seguimos creciendo juntos 


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