Óscar Misle
Este 24, a las 12 de la noche, celebraremos el nacimiento del Niño Jesús. Será una noche de Paz. Simboliza la llegada de una promesa de amor para la humanidad. Un niño que desde el alumbramiento vino a dar la buena nueva encarnada y hecha vida.
Nació en un pesebre modesto, en medio de una noche oscura y posiblemente helada. Sirvió para convocar pastores, personas sencillas, que se acercaron movidos por su corazón y posiblemente con la curiosidad y necesidad de encontrar la esperanza en un lugar sencillo pero cálido.
Otros desconocidos, tres Reyes Magos, extranjeros paganos, contradiciendo la manipulación de Herodes quien no podía permitir que su poder fuese ensombrecido por nada ni nadie, decidieron tomar una decisión distinta a la exigida por el dictador. En medio de la oscuridad los guió una estrella, tal y como pasa en nuestras noches oscuras cuando encontramos esa luz que nos conduce y acerca a Dios.
Todo este acontecer no dejó de sorprender a María y José. María en silencio todo lo incubaba en su corazón. Como suele suceder con nuestras madres que saben de nosotros más de lo que podemos imaginar. También en silencio lo guardan en su interior.
Luces en la oscuridad.
La mesa de la casa se viste de Navidad con su mantel colorido, velas y lo que el bolsillo permite. En un rincón un arbolito se engalana con luces y bolas de colores que nos recuerdan que el invierno es la antesala de la primavera.
En esta época las noches suelen ser más largas y oscuras y las luces se encargan de ponerle color a la penumbra. Este símbolo nos invita a colocar las guirnaldas y luces en nuestro corazón, para que nuestra luz interior ilumine lo exterior.
También es tradición que un miembro de la familia a las 12 quite el pañuelito que cubre al Niño Jesús y pida sus deseos. Cada quien desde su necesidad hace sus peticiones. Sería interesante que al destapar al Niño la palabra que saliera de nuestro corazón sea GRACIAS!!! por tantas señales en nuestra vida, seguramente desde lo cotidiano, lo sencillo, lo inesperado o no planificado y desde ese sentir podemos celebrar nuestra Navidad interior.
Una lección para el mundo.
Millones de personas que seguían el certamen de Miss Universo, vieron al presentador Steve Harvey anunciar como ganadora a Ariatna Gutiérrez miss Colombia- Cuando se percató de su equivocación, rectificó y mencionó como ganadora a la representante de Filipinas Pia Wurtzbach.
Este incidente, ante la mirada del mundo, mostró varias cosas: La vulnerabilidad del ser humano y como la posibilidad de equivocarse no se pueden controlar por más ensayos que se hagan, profesionalismo, recursos, luces, brillo, auditorias, avances tecnológicos…
Steve reconoció su error, pidió disculpas; pero las pasiones ya estaban desatadas. Las expresiones racistas, discriminatorias, ofensivas, sin clemencia alguna, no se hicieron esperar en las redes sociales.
¿Qué sintió Miss Colombia después de sentirse reina y a los pocos minutos tener que entregar la corona? ¿qué sintió Miss Filipinas al tener que saltar de su sentimiento de derrota a la de triunfadora también en minutos?.
Este episodio se dio justo en el marco de las fechas navideñas. La comunidad internacional fue testigo de cómo las cosas no siempre salen como soñamos y lo que parece seguro no lo es. Así pasa en nuestra vida cuando nos sorprende algo no esperado y nos colocamos en el hombrillo de la vida como expresó en sus sentidas palabras mi querida amiga Anna Vaccarella: “En el hombrillo ves lo rápido que van algunos, los ciegos que van otros y entonces ves lo rápido que fuiste y lo ciega que también estuviste… Pero en el hombrillo también hay ratos de serenidad. Mientras esperas, logras entender que debes procurarte un ambiente visible, entonces milagrosamente aparecen los colores, los aromas y la luz”.
Posiblemente a algunos nos toque vivir esta Navidad desde el hombrillo y desde ese espacio lo que sentimos hará nido en nuestro corazón para que el amor incube lo que es realmente esencial para iluminar nuestro pesebre interior.
Feliz Navidad!!!
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