Por: Óscar Misle @oscarmisle
Mucho entusiasmo sentí al leer un artículo en el que se hace referencia a un programa diseñado en Finlandia para ponerle un freno al acoso escolar o bullying.
Se trata del programa KiVa. Su impacto se debe a que no solo detiene el acoso sino que también aumenta el bienestar y la motivación en los estudiantes.
KiVa sintetiza dos palabras finlandesas: Kiusaamista Vastaan (contra el acoso escolar)
Como es sabido Finlandia ha revolucionado el sistema educativo incorporando importantes cambios en el fondo y la forma de concebir y vivir la educación.
El programa KiVa se ha implantado en el 90% de los centros de educación básica. Surgió como un compromiso serio entre el gobierno finlandés y las comunidades. Tras un proceso de frustración al no poder lograr acabar con los casos de acoso escolar y de ciberbullying entre los estudiantes, llegó el momento en que se comprometieron seriamente a atajar el problema. El gobierno hizo alianza con un grupo de investigadores de la Universidad de Turku. En 2007, arrancó KiVa.
Los casos de acoso fueron desapareciendo
El programa se fue implementando aleatoriamente en los colegios finlandeses. La universidad realizó un estudio para evaluar cómo se iba desarrollando el programa. Los resultados fueron impactantes. Participaron 234 centros de todo el país y 30.000 estudiantes de entre 7 y 15 años. KiVa había logrado reducir todos los tipos de acoso en los colegios. Los casos de acoso escolar desaparecieron en el 79% de las escuelas.
El trabajo con los testigos es clave
A diferencia de los modelos que se centran exclusivamente en la víctima y el acosador, KiVa transforma las normas que regulan el grupo. Dentro del grupo están los otros, los testigos, los espectadores. Los que participan con la comunicación no verbal, con sus risas y silencio transmiten el mensaje de que lo que pasa es divertido, es “normal” o está bien, aunque tengan una opinión diferente.
No hay que cambiar la actitud de la víctima, para que sea más extrovertida o menos tímida, sino influir en los testigos. Si se consigue que no participen en el acoso. Eso hace cambiar la actitud del acosador.
Es importante trabajar con el grupo para que logre empatizar, defender, proteger y apoyar a la víctima.
Se realiza un proceso de formación. Los estudiantes reciben actividades formativas a los 7, 10 y 13 años para reconocer las distintas formas de acoso y mejorar la convivencia. Se ponen en práctica contenidos y trabajos que se realizan durante todo el curso académico sobre el respeto a los demás, la empatía... Cuentan con material de apoyo: manuales para el profesor, videojuegos, reuniones y charlas con los padres...
Se utiliza el buzón virtual
Dado que muchos niños víctimas temen revelar su situación de acoso, se creó el buzón virtual. Allí pueden denunciar si son víctimas o testigos sin que nadie lo sepa.
Se monitorean los recreos. Los vigilantes usan chalecos reflectantes para aumentar su visibilidad y para recordar a los alumnos que su tarea es ser responsables de la seguridad de todos.
Hay un equipo KiVa, formado por tres adultos que se ponen a trabajar en cuanto tienen conocimiento de un caso de acoso escolar o ciberbullying en el centro. Su primera actuación es para reconocer si es un acoso sistemático o algo puntual. Luego se reúnen con la víctima para darle apoyo y tranquilizarla. Hablan con los acosadores para que tomen conciencia de sus acciones y cambien sus actitudes.
Seguimos creciendo juntos
Leer mas en: http://www.revistadominical.com.ve/noticias/firmas/el-acoso-escolar-se-puede-frenar.aspx#ixzz3crQ6axuE
No hay comentarios:
Publicar un comentario