Páginas

lunes, 9 de abril de 2018

LA ESCUELA ¿APAGA LA LLAMA O DESPIERTA LA CURIOSIDAD?



Óscar Misle
@oscarmisle

Se puede innovar pero no necesariamente transformar. Se pueden incorporar cambios cosméticos, de forma pero no de fondo, buenos para el mercadeo pero no pera el replanteo y transformación de la educación.
Montserrat del Pozo, pedagoga, conocida como 'Sor Innovación' por el trabajo de cambio educativo que ha motorizado desde el colegio Montserrat en Barcelona, España estuvo dictando una conferencia en Caracas invitada por Fe y Alegría. Tuvimos la suerte de participar. Su pasión y visión reafirmó nuestras inquietudes. Aquí plasmamos los aspectos que llamaron nuestra atención:
La innovación educativa se logra cuando hay líderes que la promuevan. El líder que emprende un cambio educativo tiene que creérselo.  El cambio tiene que salir desde adentro, de la convicción, del trabajo en equipo. Debe estar abierto a aceptar “que no sé lo que no sé. Cuando se acepta es que se está preparado para emprender el camino”
.
¿Cómo debe ser el líder que se necesita en las escuelas del siglo XXI?

-Una buena persona.
-Debe tener la capacidad de desaprender para que surjan ideas innovadoras.  De desechar técnicas, estrategias que no responden a las nuevas necesidades para poder avanzar.
- Con capacidad  de ver más allá, que no hable sin saber, ni estudiar.
-Que aplique en el aula lo que estudia e investiga. No se forma solo para tener más currículo o méritos.
-Debe tener  conciencia empática. No basta saber lo que le pasa al otro; sino actuar para apoyarlo.
-Capaz de formar y fortalecer un equipo
-Una visión compartida como equipo; qué educación queremos y cuáles son las prioridades.
-Conoce lo que pasa en su escuela.
-Crea en el centro educativo un ecosistema que emule el que queremos fuera. El centro puede constituir un oasis en ambientes de adversidad.
-Crea un ambiente donde directivos apoyan a docentes, docentes a estudiantes.
- Sabe cómo aprende un niño para conocer todas las capacidades y facilitar su desarrollo

El reto:
Estar dispuesto y saber salir del paradigma educativo del siglo XIX. Lo asemeja a la imagen de un tren. El maestro es el conductor y cada niño debe estar sentado, quieto, dejarse llevar, “domesticado”. Hay recreos para que se bajen en la estación, se distraigan y lo más importante, regresen a su puesto a tiempo y se queden quietos.
¿Cómo asumir un paradigma del siglo XXI ?. Grupos grandes de interacción, fusionando sesiones para constituir grupos de trabajo. Con 2 o 3 docentes por ambiente de trabajo; quienes deben interactuar para propiciar el aprendizaje en grupo, no dependiente del profesor; por proyectos de trabajo. “El docente es como un entrenador en un equipo de fútbol. Define una estrategia, observa, da recomendaciones pero no toma el lugar de los jugadores”.
Todo tiene un objetivo en el centro educativo, incluso el recreo para aprender a convivir.

Requisitos fundamentales contar con:
-Equipos directivos convencidos y estudiosos
-Coordinadores y docentes preparados
La visión compartida y la motivación de un grupo de docentes pueden hacer la diferencia.
¿Qué es lo inamovible en un mundo que cambia todos los días?: El propósito de la educación. En las actividades curriculares y estrategias hay que renovarse constantemente.”Tenemos que educar para un mundo demasiado ambiguo”.
Con Martín nos preguntamos: Educar ha dejado de ser ese "despertar", esa chispa que permite que alguien piense por sí mismo. ¿Está la escuela apagando la llama o despertando la curiosidad?

Hasta la próxima resonancia



WONDER CAUTIVA A LAS ESCUELAS



Óscar Misle
@oscarmisle


Augustus "Auggie" Pullman es un niño que ha nacido con una deformidad facial. Ha tenido  que someterse  a múltiples cirugías. La gente le mira por la calle y eso, inevitablemente, le duele. Pero detrás del particular rostro de  Auggie, que solía esconder tras un casco de astronauta, había un ser EXTRAORDINARIO (Título en español).   
Lo demostrará al comenzar las clases de quinto grado en su nuevo colegio. a pesar de sus miedos, poco a poco, va integrándose  con sus nuevos compañeros para  hacerles entender que no es portador de una plaga que contamina, sino un niño totalmente normal.
Su reto es  demostrar que la belleza no sólo está en la apariencia, sino que se encuentra en el interior de las personas. Sus padres, interpretados por Julia Roberts y Owen Wilson, serán su mayor apoyo en un entorno que irá acostumbrándose a Auggie y apreciándole por lo que es, más allá de su físico.

Desde Cecodap con esta película hemos realizado una serie de cine foros en alianzas diversas tales como las escuelas de Fe y Alegría, Alcaldía de Baruta; Ashoka Venezuela, Cines Unidos Milenium, Colegio Champagnat, ETI San José Obrero, Colegio los Arcos Los Arcos. Se han  sumado a la lista de solicitudes que se concretarán próximamente.
Entre los comentarios que surgen en los foros con los estudiantes, educadores y familias se destacan:

-       Intolerancia o irrespeto a quien es diferente. Por el rechazo a la diversidad presente en nuestros centros y sociedad

-       Excluimos a quienes no son, piensan o actúan como nosotros, rechazamos a las personas por su color de piel, su aspecto físico, sus gustos o intereses, su religión,  su forma de hablar, su forma de vestir e incluso por su rendimiento académico. Lo vivimos en las familias, centros educativos, comunidades y sociedad en general

-       Los estudiantes para sentirse poderosos y populares utilizan el acoso escolar para  discriminar a quienes perciben diferentes. De hecho, con frecuencia en los salones existen diferentes grupos que se constituyen porque tienen gustos o intereses similares, y a veces también problemas parecidos

-       Se utilizan las bromas y chistes para ofender. Con los sobrenombres y apodos se humilla  al otro porque, aunque decimos que se utilizan  “con cariño”, nos valemos de una condición física para  sustituir sus nombres

-       Los estudiantes que no forman parte de los grupos existentes los compañeros los estigmatizan como antisociales.  Justifican excluirlos e incluso agredirlos por su forma de ser. Se parte de la idea de que si no te asocias a uno de los grupos no estás en nada

-       Todos los niños, niñas y adolescentes deben gozar de todos sus derechos sin discriminación por raza, color, sexo, edad, idioma, pensamiento, conciencia, religión, creencias, cultura, opinión política, posición económica, origen social, étnico, discapacidad, enfermedad o cualquier otra condición nuestra o de nuestros familiares, tal y como  lo contempla Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, LOPNNA (Art. 3) Sin  embargo en la práctica la ley se  queda  en un enunciado carente  de aplicación práctica.

-       La discriminación es una agresión psicológica que socava nuestra dignidad y autoestima. No la podemos  promover  ni  tolerar en nuestras familias,  centros educativos, deportivos, religiosos,  comunitarios.

-       El trabajo con las familias, educadores, estudiantes y demás miembros  de la comunidad educativa es fundamental. Debe ser formativo, coordinado, participativo y permanente.

Los centros educativos o grupos interesados en realizar estos cine-foros pueden hacer su solicitud a Cecodap  cecodap.coordinación@gmail   

Hasta la próxima resonancia

LA RABIA Y LOS NIÑOS


Óscar Misle
@oscarmisle

Sebastián (6 años) cada vez que no logra conseguir lo que quiere se enfurece. Comienza a dar gritos. Rebeca, su mamá, se angustia, le pide que se calle. “No tiene por qué ponerte así”, “tienes que aprender a controlarte”. Su mamá le pide que no exprese su rabia y Sebastián se enfurece más.
Bernard Golden, en su libro Rabia sana, plantea que para ayudar a los niños y adolescentes a manejar su rabia,  hay que tener claro que es una emoción humana natural que varía de intensidad y duración. Suele ser una reacción a otras emociones (tristeza, miedo, ansiedad…) . que puede estar vinculada a los sentimientos y pensamientos. Golden considera que la rabia nos dice más sobre nuestros deseos y necesidades que sobre la situación que la originó.

Requiere destrezas que pueden aprenderse. Su adecuado abordaje posibilita desarrollar la capacidad de elegir entre diferentes estrategias. Para entender la rabia de nuestros hijos es necesaria la empatía; pero también se requiere intimidad. Empatía para ponernos en su lugar y captar qué es lo que motiva su rabia. Intimidad para crear un clima en el que puedan expresar sus emociones, en este caso la rabia, sin tener que sentirse avergonzado o culpable.

La rabia y la tristeza caminan de la mano.
“La rabia y la tristeza venían caminando juntas. La rabia como es ella, explosiva, incapaz de controlarse, fogosa, observó un pequeño lago y decidió bañarse para ver si podía apagar un poco su fuego. La tristeza no vaciló en meterse al lago junto a la rabia. Temía quedarse sola, abandonada y excluida.  En lo que la rabia vio que la tristeza había decidido acompañarla salió del agua, se vistió y se fue corriendo. La tristeza cuando se sintió de nuevo sola, compulsivamente salió a la orilla y tomó su ropa para vestirse. Cuál no sería su sorpresa cuando se dio cuenta que la rabia se había  llevado su ropa. Desde ese día la rabia está vestida de tristeza y la tristeza de rabia”.

Cuando esta historia, que versiono,  se la escuché al psiquiatra argentino Jorge Bucay, pensé en todas aquellas personas que no controlan su rabia, que agreden, ofenden, ocultando tras esa máscara una profunda tristeza. También aparecieron en mi mente quienes se ven  tristes, entregados a un destino sin horizontes; pero que en el fondo tienen una profunda rabia que no logran liberar.

Sebastián seguramente se siente frustrado porque no logra conseguir algo que le interesa o necesita. Rebeca, con la mejor de las intenciones, trata de contener su rabia exigiéndole que se controle sin indagar las posibles causas de su enfado. Cuando a esta emoción no se le reconoce y no se expresa, se reprime y combustiona, internamente, con la enfermedad o externamente con agresiones físicas y verbales.
El que las familias y docentes reconozcan y acepten que el niño tenga rabia, no quiere decir que estén de acuerdo con lo que la genera. De lo que se trata es que el niño aprenda a manejar esta emoción para que no se convierta en agresión y violencia.

Vivimos en una sociedad muy violenta, con altos índices de criminalidad y con pocas posibilidades de controlar insultos o agresiones verbales, incluso físicas. Cabría preguntarse, ¿a cuántas de estas personas se le permitió de niños reconocer y expresar su rabia con estrategias adecuadas? Utilizando canales que le permitieran manifestar su malestar sin tener que ofender, agredir, descalificar. El auto control o auto regulación emocional solo se puede lograr cuando se tiene

Los caminos equivocados. Cuando hay un mal manejo de la rabia y se reprime, hay el riesgo de que se puedan utilizar evasores o canalizadores inadecuados como las drogas, el alcohol, las tendencias suicidas o asociaciones a bandas delictivas, acoso escolar.
¿Cuántos sentimos que nuestra rabia es válida? ¿Cuántos aprendemos estrategias no violentas que nos permitan expresarla sin tener que reprimirla?

Hasta la próxima resonancia




ERAN SOLO NIÑOS


Óscar Misle
@oscarmisle


Para Cecodap resulta doloroso  e indignante realizar un monitoreo de medios  y encontrar  que la muerte de adolescentes a causa de la violencia es una realidad que nos hiere y conmueve.

Es por todos sabido que las  protestas por la mala gestión del gobierno que se  evidencia por la  escasez de alimentos y medicamentos, abuso de poder, violencia, alto costo de la vida, generaron la   reacción e indignación  en todo el territorio nacional, entre el 1 de abril y finales de julio pasado, llenando de dolor a los hogares venezolanos. En ese contexto murieron 124 personas. Entre ellos, 23 eran adolescentes menores de 18 años.

Seis  de los adolescentes asesinados tenían 15 años o menos. Sus sueños y  proyectos de vida quedaron truncados, atrapados  en las sombras y con el peligro de quedar sepultados por el olvido.
 
La muerte de Jean Luis Camarillo (15 años, del Zulia); Luis Guillermo Espinoza (15 años, de Carabobo); Brayan Principal Giménez (14 años, de Lara); y de distintas localidades del estado Táchira: José Francisco Guerrero (15 años), Adrián Rodríguez (13 años) y Daniela Salomón (15 años),  nos movió a la realización  de la  Serie “Eran solo niños”.
En la que podremos conocer sus historias para que sus nombres y esas vidas no se olviden.
  
"Eran solo niños" fue concebida por el portal de historias La vida de Nos y fue posible gracias a una alianza con Cecodap y El Pitazo. 

Los contenidos de la serie comprenden una historia escrita, ilustraciones y un video de 1 minuto por cada adolescente asesinado.

Rescatados del olvido 

6 escritores venezolanos de reconocida trayectoria escribieron las historias: Alberto Barrera Tyszka, Federico Vegas, Ana Teresa Torres, Milagros Socorro, Oscar Marcano y Jacqueline Goldberg.
Ana Black hizo todas las ilustraciones y  4 periodistas realizaron  la investigación en los estados Carabobo, Lara, Zulia y Táchira. 
Los videos con la micro-historia estuvieron a cargo de Yves Briceño y Oliver González, del equipo de El Pitazo. Todos bajo la coordinación de Albor Rodríguez y Héctor Torres.

¿Nuestro propósito?
Dar a conocer esas vidas perdidas en la conflictividad política. El foco de las historias está en la condición humana, narrando no solo la situación en la que perdieron la vida sino en el  significado profundo de esa vida que se perdió, con intención de preservar su dignidad. 
Además de ser asesinados, estos adolescentes y sus historias personales y las de sus familias, han sido injustamente silenciados por tratarse de menores de edad.

La primera de estas  historias se publicó el sábado 4 de noviembre y  fue escrita por  la periodista y narradora Milagros  Socorro.  Nos  adentra en el viaje más  largo de Karina de Lugo, 36 años,  madre de 4 hijos. Tuvo que salir de Maracaibo a Barranquilla para trabajar como doméstica para conseguir  dinero que posibilitara  alimentar a sus 4 hijos. El 20 de julio recibió una llamada  en la  que le comunicaron, que Jean Luis, su segundo hijo de 15 años  había sido asesinado en el marco de una protesta.
¿De dónde salió la bala? ¿Un guardia nacional?, ¿Un civil armado?, ¿un atracador?
Las ganas de vivir de  Jean Luis, estudiante de noveno grado e integrante de un equipo de fútbol, no fueron suficiente. En el CDI en el que fue atendido no había ambulancia ni los insumos necesarios para atenderlo.
Esta historia la pueden leer en el portal www.lavidadenos.com
Es un campanazo a la conciencia y al corazón. Nos llama a la reflexión y reacción.

Hasta la próxima resonancia

ESCUELAS DEL SIGLO XXI. CAMBIOS DE FONDO, NO COSMÉTICOS



Óscar Misle
@oscarmisle

Alfredo Hernando es el autor del interesante libro Viaje a la escuela del siglo 21 realizado por la Fundación Telefónica. El investigador  señala  que  durante muchos años  la escuela ha sido un lugar de pupitres ordenados en filas y de asignaturas.

Los profesores trabajaban de forma independiente en cada área. Sus monólogos eran los protagonistas. En  ocasiones se hacía tiempo para el diálogo entre los alumnos; pero hablar iba en contra del aprendizaje.

Los exámenes finales eran el único método de evaluación, y las evaluaciones del cociente intelectual, el medio más eficaz para evaluar la inteligencia, desconociendo otras inteligencias. El cuaderno, el libro y el bolígrafo eran las herramientas fundamentales de estudio y, sobre todas las cosas, el silencio era el indicador de éxito por excelencia.

Este enfoque  y práctica pedagógica pudo haber sido útil en otros tiempos; pero en pleno siglo 21 las escuelas exigen cambios. Hernando añade  que  la escuela no es una entidad impermeable que no siente los cambios del tiempo, ni de las ciencias, ni de la sociedad.

Las nuevas generaciones deben utilizar modos diferentes de trabajo en el aula, sabiendo cómo extraer conocimientos relevantes de la información que nos rodea, aprendiendo de manera colaborativa, potenciando determinadas competencias.

¿Cómo deben ser las escuelas del siglo XXI?

Según esta investigación en la escuela:

-Se aprende para otra vida, descubrir otro mundo y crear otra narración de nosotros mismos. En la escuela aprendemos a vivir y descubrimos el mundo; pero también lo transformamos y narramos nuestra identidad. Tanto para lo bueno como para lo malo. Es una institución que no deja indiferente a nadie. Por eso los niños la aman o la detestan. No hay término medio.

-Se aprende con el movimiento del cuerpo, porque es una forma de manifestar nuestra inteligencia. Es una escuela donde existe más de un tipo de espacio para la  reflexión, intimidad, estudio, diálogo, nube…, y donde todos y cada uno de ellos tienen una configuración estructural diferente, pero dentro de un mismo proyecto.

 -Los  profesores programan juntos, tienen diálogos sobre su práctica en el
aula y comparten sus experiencias en los  «colaboratorios».

-Los alumnos se autoevalúan y eligen qué hacer con su tiempo cuando cruzan el umbral de la puerta cada mañana, cada tarde o cuando elijan.

-Se  diseñan y ejecutan proyectos originales, creativos, que nacen del corazón de cada estudiante y que se relacionan con los grandes interrogantes de nuestro  entorno.

 -Se enfocan en la comprensión y  la creatividad, donde se aprende el lenguaje del pensamiento y el de las emociones.

-Los horarios son flexibles y las aulas y los pasillos son el escenario de actuaciones completamente nuevas.

-Se ponen en práctica ideas alocadas, probar, equivocarse y volver a intentarlo, porque en ellas cabe todo el mundo, sobre todo aquel que no ha sido aceptado en ninguna institución.

-Flexibilidad institucional. El valor de su propuesta radica en la flexibilidad institucional para entender los procesos de aprendizaje, con los ritmos, necesidades e intereses particulares. Lejos de sentirse acordonados por la legislación, han sabido responder a las prioridades del  entorno.

-Se nutre de estudios e investigaciones  acerca del cerebro, la inteligencia, el pensamiento, la toma de decisiones, etc., en definitiva, de todo aquello que pueda
mostrar evidencias fundamentadas para adaptar los aprendizajes a la vida y el convivir.

Hasta la próxima resonancia.  

LOS ADOLESCENTES Y LOS DUELOS



Oscar Misle
@oscarmisle

Las personas que se van son como la brisa.
No las podemos ver, tocar, oler, escuchar;
 pero ¡como las sentimos!

Los duelos surgen cuando se producen pérdidas humanas o materiales. Bien sea por muerte de familiares o mascotas, desastres naturales; o por separaciones,  viajes, mudanzas, cambio de centro educativo; o por la transición de dejar de ser niño para convertirse en un adulto…
Con los duelos, los adolescentes pueden presentar  comportamientos diversos que nos  desconciertan. De pronto se tornan hostiles, herméticos o indiferentes; también pueden mostrarse tristes, apáticos o desmotivados; y cuando les preguntamos qué pasa, contestan: “nada”. No saben o no  desean expresar verbalmente sus sentimientos.

¿Qué podemos hacer?

Comprender que, en los primeros momentos,  pueden evadir o negar la situación. La evasión puede ser la forma que consiguen los adolescentes para no contactar el dolor. Pueden mostrarse indiferentes o ensimismarse, evitando contactos con las personas que les puedan recordar la separación;  pueden inclusive encerrarse en su habitación, dormir más de lo común, utilizar internet o cualquier recurso  para desconectarse de la realidad.

Esa negación no la podemos calificar como desamor, indolencia, indiferencia… muy por el contrario, es aquí cuando más necesitan que estemos cerca, haciéndoles sentir con abrazos y otras expresiones de cariño que los queremos y entendemos no están preparados para hablar sobre lo que está pasando. Es importante manifestarles que cuando lo deseen estaremos dispuestos a escucharlos y a compartir con ellos su dolor. El dolor, cuando se comparte, se convierte en fortaleza.

Entender que la rabia es parte del duelo. Nos cuesta aceptar que por causa de una pérdida nuestros hijos se tornen agresivos u hostiles. Sin embargo, esas reacciones son la forma de expresar su rechazo por la pérdida. Es importante hacerles saber que entendemos que sientan rabia y que esa emoción les sirve para expresar su rebeldía frente al dolor de saber y sentir que no podrán recuperar a la persona  o pertenencia perdida.

Hacer ver que lo que sucedió no es su culpa. Los adolescentes pueden sentirse culpables porque creen que su comportamiento pudo incidir en la enfermedad del ser querido,  en la separación de sus padres o en el conflicto en el que hubo rupturas. Se les debe expresar que no fueron ellos los responsables y que si hubo una discusión y se molestaron, su intención no fue generar un daño que pudiera ocasionar ese desenlace, porque el amor está por encima de circunstancias particulares o puntuales.

Expresar que aunque duele lo sucedido, en algunas ocasiones, es un alivio lo que pasó. Cuando mueren familiares con enfermedades crónicas, terminales, con profundos padecimientos físicos y psicológicos, ayuda entender que la muerte los liberó de ese sufrimiento y esto puede ser percibido por el adolescente como un alivio frente al dolor que le embarga. Lo mismo sucede cuando las relaciones de sus padres han sido muy conflictivas, violentas, difíciles, y la separación puede  ser “un mal” necesario.

Aceptar su dolor. Para superar los duelos, hay que vivirlos. Por amor, tenemos la tendencia de querer distraer a nuestros muchachos para “evitarles” o mitigar  el dolor que genera la pérdida. A veces les hacemos regalos y no les permitimos procesar su duelo, llorar y expresar su rabia, evasión, culpa. En  ocasiones, este es  un mecanismo de autoprotección: No  hablamos  del tema  para no  contactar nuestras propias emociones. Es válido y necesario  llorar juntos, para que los adolescentes sientan que no están solos, que también nosotros estamos pasando momentos difíciles y que necesitamos sentirnos acompañados para superarlos.

¿Cómo nos podemos sentir?
Cada persona tiene una forma muy particular de vivir el duelo, aunque la pérdida esté vinculada afectivamente con el grupo familiar o personas con quienes  conviven (como puede ser un salón de clases). Cada quien transitará su dolor de forma diferente. Muchas veces nos angustia no poder mitigar o quitar el dolor y podemos caer en la tentación de evadir el tema. Esa  represión puede generar  hostilidad  en el grupo. Si sentimos que el duelo nos arropa de tal forma que pasamos de la tristeza a una depresión o nos sentimos incapaces de apoyar  o acompañar a nuestros adolescentes, es conveniente  solicitar ayuda.

¿Qué hacemos  si no  funciona?
Si notamos que nuestros hijos no logran superar alguno de los momentos y se mantiene permanentemente la  hostilidad, no quieren salir, pierden el apetito, se enferman, utilizan sustancias adictivas (alcohol, fármacos, drogas…), es importante buscar apoyo con personal especializado (psicólogos, psiquiatras, orientadores, psicoterapeutas).

Hasta la próxima resonancia


EL UNIFORME ESCOLAR EN EL BANQUILLO


Oscar Misle
@oscarmisle


En el libro  “Cuando  las aulas dejen de ser jaulas” de Fernando Pereira y este servidor,  publicado por CECODAP,  relatamos una actividad con docentes sobre resolución de conflictos en la que se colocó el uniforme escolar en el banquillo. Se recogieron varios puntos de vista sobre el ¿para qué? del  uniforme escolar

Razones a favor:
Evita diferencias por condición social.  Es conveniente que todos tengan un uniforme. Que todos los centros educativos, públicos y privados lo exijan porque  evita que se hagan visibles diferencias sociales
Si todos usan uniforme, no se identifica  quién viste la ropa más cara o bonita. No hay presión por sobresalir con la vestimenta, ni la oportunidad de hacer competencias con las prendas de  vestir de marca.
Estas comparaciones competitivas frecuentemente están asociadas con el bullying, sobre todo entre niñas cuando se acercan a la   adolescencia.
En un ambiente donde todos llevan su propia ropa, se exponen a las críticas y a veces las burlas de los “líderes” de la moda quienes usan la ropa para controlar a los demás, discriminando a las personas que se visten diferente.
Las familias con mayor poder económico pueden darse el lujo de llenar el closet de sus hijos con ropa de última moda, mientras quienes vienen de familias menos acomodadas tienen que conformarse con menos opciones.

Da sentido de  pertenencia pero debe haber coherencia Es positivo porque  da sentido de pertenencia. Debe evitarse la exigencia de  detalles inútiles. Se le exige a las niñas usar zarcillos pequeños pero las maestras los usan hasta a los hombros. Se le enseña que las normas son para todos por igual.
La  formalidad o el exceso de rigidez en el uso del uniforme puede coadyuvar a la generación de un clima de hostilidad. Es un tema que genera pasiones en cualquier encuentro donde estén dos o más educadores reunidos.

Identifica a los estudiantes con su escuela. Cada escuela tiene sus particularidades con el uniforme, al ver a un niño uniformado se puede saber a qué escuela asiste.
Es muy útil cuando salen a las excursiones o paseos escolares. Se pueden identificar desde lejos, y ayuda que no se extravíen en lugares públicos.
El uso del uniforme enseña a los estudiantes el “amor a la franela” y la responsabilidad que exige llevarla. Cuando portan el uniforme deben saber que todo el mundo juzgará su escuela al observar su comportamiento.

Razones en contra:
Mucha preocupación en la indumentaria y poca  en el sujeto. El uniforme es un tema de segundo orden. Habría que plantearse en principio ¿qué escuela tenemos? y ¿qué escuela queremos? La escuela venezolana  suele ser muy rígida en sus normas.
La disciplina es concebida como una forma de ejercicio del poder en una escuela que no forma para la libertad sino para la homogeneidad. Hay mucho desgaste en la indumentaria y no en el sujeto.
A los uniformes se les ha dado una sobredimensión. Lo importante es el fondo y no la forma. Hay quienes creen que la forma es lo que te da garantía, cuando los ves homogéneos.

Exigencias arbitrarias e injustas. En muchos casos, con el reclamo del uniforme se cometen injusticias. Hay estudiantes que solo tienen  un par de pantalones. Si el color no es lo más parecido al del colegio no lo dejan entrar a clases.

Una meta educativa es enseñar a los niños a aceptar  y celebrar la diversidad. Deben aprender a respetar a todos sin tomar en cuenta su forma de vestir. Sobre todo en comunidades culturalmente diversas, sería un privilegio que los niños se vistieran de acuerdo a sus orígenes étnicos.
Aunque los medios han fomentado la “uniformidad” de los gustos juveniles a través de la llamada “ropa de marca”, la globalización de la educación debe abrir la puerta a la diversidad de vestimenta.
Si cada estudiante tiene necesidades, intereses, gustos particulares es contradictorio uniformarlos obligándolos  que se vistan todos iguales aunque esta imposición  les genere desagradado.
¿Veredicto final? Sea Ud. el Juez.

Hasta la próxima resonancia

VIOLENCIA. HAY QUE HABLAR CON LOS NIÑOS

  Óscar Misle Óscar Misle Los recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas y los operativos que se van realizan...