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viernes, 26 de septiembre de 2014

EN LOS ZAPATOS DEL OTRO ¿ES POSIBLE?

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


En los zapatos del otro
Apliquemos lo que decimos. (Créditos: Archivo)

Recuerdo en bachillerato a la profesora Domínguez. Parecía que leía lo que  pensábamos y sentíamos. No era intimidatoria; pero tenía la capacidad  de captar mucha información sobre los estudiantes y de colegas. Podía decodificar lo que pasaba por las palabras que utilizábamos, el tono de nuestra voz y la postura corporal. De pronto te sorprendía preguntándote: “¿Cómo te sientes?” Automáticamente respondíamos “bien, ¿por qué?” Sonreía, sabía que no decíamos la verdad, intuía que algo nos pasaba y lo ocultábamos.  

La profe Domínguez, nos decía que los sentimientos y emociones eran un reflejo del pensamiento. Escuchaba atentamente lo que expresábamos, para demostrarlo parafraseaba lo  que decíamos. Eso nos daba la grata sensación de sentirnos escuchados. Era una profesora muy especial. Cuando un estudiante se burlaba de otro, le decía: “Quizás a ti no te moleste ese  comentario o broma, pero a él si le duele”.

Era la profesora guía. En cierta ocasión nos comentó que la empatía está relacionada con la compasión. Es necesaria para poder captar a fondo lo que sienten los demás. Con la empatía se puede conectar el  dolor. La compasión, que no es otra cosa que vivir la pasión con el otro, abre puertas para dejar  entrar  al corazón al que sufre y brindarle apoyo en la medida de nuestras posibilidades.

Decía que muchos de los males que vivimos como sociedad se deben a que estamos anestesiados emocionalmente. Para estimular la empatía, colocaba imágenes de personas en diversas situaciones o nos invitaba a realizar dramatizaciones en las que se utilizaba solo el lenguaje corporal. Nos invitaba a observar a los personajes y que anotáramos lo que sentíamos o pensábamos  sobre lo que estaban viviendo o padeciendo, prestándole mucha atención a sus  gestos, movimientos, reacciones. Nos estimulaba a ponernos en sus zapatos para captar lo que sentían.

Siempre hacía énfasis en que mientras alguien habla, lo oímos pero no lo escuchamos, lo vemos pero no los observamos. Estamos más pendientes de lo que  vamos a decir cuando termine de  hablar. Nos distraemos con lo que está pasando en el entorno o de la película que empieza a rodar  por la mente, mientras el otro se  queda en un monólogo  que  nadie escucha, por lo tanto,  la empatía queda saboteada por estas reacciones.

Todo lo resolvemos virtualmente, con un mensaje por las redes sociales, por el teléfono o con un ícono de una carita que expresa el estado anímico. La soledad, no la elegida, las otras soledades, las que sentimos por las pérdidas, el distanciamiento y la desconexión. Esa que sentimos aun viviendo en la misma casa o durmiendo en la misma cama. Esa soledad desolada nos envuelve en una sensación de frio interior que nos  hace sentir invisibles.

En la medida que estimulemos la empatía desde los primeros años de vida, tendremos una sociedad menos indolente e indiferente al dolor del otro.

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¿POR QUÉ MIENTEN NUESTROS HIJOS?

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


¿Por qué mienten nuestros hijos?
No podemos encubrir una mentira. (Créditos: Shutterstock.com)

Escuché que las mentiras son del tamaño de las verdades que ocultan. Incluso las  tiñen del color de acuerdo a su intensidad, por ejemplo: las “mentirillas  blancas” que sean del color que sea son mentiras de las verdades.

Nuestros hijos y parejas pueden ocultar la verdad por diferentes razones o decir “medias verdades” por miedo a cometer “sincericidios”. Prefieren callar para no  someterse a la reacción de quienes escuchen la confidencia. Puede ser porque los padres sean muy rígidos y poco tolerantes, prefieren mentir para evitar sermones, castigos y agresiones.

Por un lado está el dicho pero por el otro el hecho. Las mentiras son utilizadas para evadir responsabilidades, para no asumir las consecuencias de los actos.
Ciertamente, no siempre se puede ni debe decir lo que se siente o piensa de alguien,  porque esa franqueza puede ofender, humillar o hacer daño.
Las personas “francas” sin “pelos en la lengua” suelen ser muy  buenas haciendo críticas; pero muy  malas recibiéndolas.

No se trata de decir lo contrario de lo que se piensa; vamos a ilustrarlo con un ejemplo: si alguien se hace un corte de cabello y no me gusta, si no me pide mi opinión no tengo porque decirle “que feo te quedó ese corte”. Y si me pregunta, tampoco le voy a decir “que bonito te quedó”. Quizás le puedo responder “lo importante es que tú te sientas bien con  tu nuevo estilo de cabello” o “me gustaba tu cabello largo”. Depende de la persona, de su sensibilidad, de su capacidad  o disposición para recibir y procesar las críticas.

En ocasiones, especialmente en el caso de padres separados, los hijos pueden mentir u ocultar la verdad para proteger al padre o a la madre, porque saben que si hacen algún comentario posiblemente afloren los resentimientos que existen por los conflictos de la pareja.

Es el típico caso del hijo que sale el fin de semana con el papá. Almuerzan comida rápida y cuando llegan a la casa y la mamá o abuela le pregunta: “¿Qué comiste?” inventa un menú balanceado, sano, nutritivo que no tiene nada que ver con las hamburguesas que se comieron.

La confianza no se decreta. Se gana cuando se da la posibilidad de crear un clima  de intimidad en el que nos sintamos cómodos, sin miedo a expresar lo que sentimos por la reacción defensiva u ofensiva de quien escucha. Con nuestra actitud podemos abrir las puertas para la comunicación o podemos cerrarlas porque nuestras palabras, gestos refuerzan el “contigo no se puede hablar” que comúnmente  dicen nuestros  hijos y también parejas, compañeros de trabajo.

Los niños pequeños suelen, por la riqueza de su imaginación, confundir la  fantasía con la realidad. Como adulto podemos orientarlos pero nunca calificarlos  como mentirosos.

En los duelos o situaciones adversas los niños y niñas pueden utilizar las mentiras  como mecanismos de defensa y encubren lo sucedido con una historia que le es menos traumática.
Si las mentiras son permanentes hay que preguntarnos lo que está tratando de preservar o si hay una situación psicológica que le hace desvirtuar la realidad.   

Seguimos creciendo juntos


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CÓMO APOYARLOS EN ESTOS PRIMEROS DÍAS DE CLASES

Por: Óscar Misle, @oscarmisle



Cómo apoyarlos en el regreso a clases
Apóyalos en el regreso a clases. (Créditos: Shutterstock.com)

Son las  cinco de la madrugada, suena el despertador, es el día en el que se inician las clases después de unas largas vacaciones. Toda la  familia  se  pone  en acción. Robertico (6 años) se resiste a levantarse de la cama, dice sentirse mal porque le duele la barriga. María Josefina, su mamá estresada  le dice: ¡Vamos  levántate, ya tuviste bastantes  vacaciones! Tu hermanita se levantó y está preparando sus cosas. Robertico revienta con un ataque de ira que desconcierta a la mamá. Sin poderse controlar vomita, Mariela trata de calmarlo, sin éxito, porque  de la  rabia pasa al llanto y entre sollozos  grita  ¡mamá, que no quiero a la escuela!       
¿Qué le  pasa a Robertico? Tendrá que iniciar su primer grado, quedaran atrás las rondas para  jugar, cantar y leer cuentos. Deberá empezar su primaria con una  rutina y disciplina que en nada se parece a la libertad que tenía y sentía en su preescolar. Es muy importante prepararlos para el inicio de  clases. Esa transición  suele generar mucho estrés en las familias. Puede que se  detonen  emociones  como: miedo, inseguridad, tensión y que realmente el dolor de estómago de Robertico  no sea un  invento.
Además, lo cambiaron de escuela y siente rechazo a esa nueva realidad. No sebe  con quiénes  se  va  a relacionar.
También, está el caso de aquellos estudiantes que vivieron en su antigua escuela una experiencia no grata, arrastrarán la cobija, los recuerdos y frustraciones. Tendrán que  relacionarse con un nuevo maestro o maestra. Ese nuevo vínculo lo llevará a recordar al anterior, si hubo una buena conexión tendrá que vivir el duelo, y si no fue grata la experiencia lo arroparán los miedos.
Sentirán dudas de cómo será su relación con los nuevos compañeros ¿lo aceptarán? ¿Tendrán que pagar el costo de ser  “el nuevo”?. Si  fue  víctima de acoso  en su escuela anterior, seguramente llevarán en su morral la angustia de esa mala experiencia. Puede sentir resistencia por las pautas de la disciplina que de alguna forma cambió durante las vacaciones y ahora tendrá que adaptarse a una situación percibida como poco placentera y estimulante.
Seguramente durante las vacaciones permitimos cambios de ciertos hábitos alimenticios, horarios  que se deben ir  ajustando, poco a poco, antes del inicio de clases.
En ese primer día es cuando más necesitan sentirse queridos, comprendidos y apoyados por su familia.
Volviendo al caso de Robertico, lo ideal hubiese sido haber realizado con él una visita a la escuela antes del inicio de clases para que pudiera conocer el lugar, las aulas, el patio, las canchas. Aprovechando ese momento para hablar, aclarar  dudas, contar nuestras experiencias de niños y cómo las superamos.
El inicio a clases es una transición que requiera paciencia, ajustar la hora de irse a la cama, abrir espacios para compartir las expectativas y los sentimientos sobre lo que desean, temen, imaginan y sueñan. 
Debemos escuchar sus temores, dudas, intereses con mucha atención y respeto. Es necesario que sientan que volver a clases no significa un abandono de nuestra parte. Hagámosle sentir con expresiones de afecto, besos, abrazos, que siempre estaremos a su lado para apoyarlos.
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EMBARAZO DE ADOLESCENTES ¿PERO SI ESTABAN INFORMADOS?

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Una adolescente embarazada
La sombra de una barriga. (Créditos: Shutterstock.com)

Rosaura, 17 años, participó desde el inicio de su adolescencia en un programa de salud sexual y reproductiva. Siempre  fue muy responsable y capaz de absorber la información como ninguna. De pronto, para sorpresa de todo, nos sorprende  con la noticia de que está embarazada.

Rosaura estaba pasando por uno de esos días difíciles debido a una situación familiar. Su papá se separó de su mamá y se fue a vivir al exterior. Su duelo lo vivía en silencio. Decidió hablar con su novio quien la invitó a tomarse unas cervezas. Le contó que se sentía sola y muy triste. Para consolarla la invitó a un lugar más íntimo, le dio los abrazos y besos que Rosaura necesitaba. El problema fue que con los efectos del alcohol y su estado emocional, no se protegieron y poco sirvió la información en ese momento y condición.
    
Las estadísticas del Fondo de Población de Naciones Unidas hablan por sí solas: Venezuela encabeza la lista de países de Sudamérica con mayor número de embarazos adolescentes con una cifra que está cerca de 120 mil embarazos anuales. Realidad que exige que la prevención se convierta en una política pública, prioritaria, con programas que propicien la activa participación de las familias, centros educativos y comunidades.

Un embarazo cambia la vida de los adolescentes. En el caso de la mujer se convierte en un factor de riesgo que puede poner en peligro su salud física y emocional porque no está preparada ni es suficientemente madura para asumir tal responsabilidad. El hombre también se embaraza, solo que culturalmente la responsabilidad cae sobre la mujer. Cuando se convierte en padre y no sabe qué hacer con sus sentimientos contradictorios. La angustia de tener que ser un proveedor económico y el vacío emocional de no saber cómo expresar el amor puede hacer que el miedo le lleve a huir.

Los bebés también tienden a sufrir riesgos importantes, porque suelen nacer prematuros, con partos complicados que pueden comprometer su salud y vida.

¿Qué podemos hacer?

Formar para una sexualidad sana, placentera y responsable. Hablamos de formar y no solo de informar. Una investigación demostró que de cada 10 adolescentes embarazadas 8 tenían la información de cómo evitar un embarazo. Lo que demuestra que la información es importante;  pero por sí sola no basta. Hay que considerar otros aspectos como por ejemplo: el valor que se le da culturalmente a la maternidad, la necesidad de conseguir el afecto en unos brazos aunque sea a través de una relación sexual no protegida, la búsqueda de salidas de hogares inhóspitos o donde el abandono está presente, la presión social, las resistencias en torno al uso de métodos anticonceptivos.

La formación para el ejercicio responsable de la sexualidad debe comenzar desde los primeros años. No es cierto que la formación para la sexualidad estimule la curiosidad para experimentar, al contrario, no olvidemos el encanto  que  tiene lo prohibido para los adolescentes.
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lunes, 11 de agosto de 2014

VACACIONES ¿CÓMO EVITAR LOS RIESGOS?

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Vacaciones: atentos a los riesgos
Es importante vigilar a los niños. (Créditos: Shutterstock.com)

Hay que  estar atentos!
Frustración de no lograr que las expectativas de unas vacaciones que respondan a lo soñado puedan traducirse en síntomas depresivos. La sensación de “no tener nada que hacer” y no poder disfrutar como lo hacen los vecinos, vecinas e incluso otros integrantes de la familia, puede generar tensiones, mal humor, que hay que identificar para que no afecten la convivencia familiar.
Muchas horas juntas pueden generar dificultades en la convivencia. La intolerancia a las diversas formas de ser y actuar de los miembros de las familias por las diferencias en los intereses, puede hacer que se pierda la paciencia y los gritos, insultos y agresiones físicas se hagan presentes.
Pueden alterar el equilibrio emocional. Al tener más tiempo juntos, los conflictos, que durante el año pudieron estar encubiertos, porque salíamos en la mañana y regresábamos en la noche, en las vacaciones tienen 24 horas para manifestarse.
Los conflictos solo se pueden prevenir si reconocemos los factores que los generan para tomar medidas que posibiliten el autocontrol cuando las diferencias o contradicciones se hagan presentes.
En las vacaciones, más que nunca, es necesario negociar. Negociar no es imponerse, es comunicarse, intercambiar opiniones y hacer propuestas lo más democráticamente posible. Ciertamente no es fácil, cuesta complacer al otro porque podemos caer en la tentación de querer tener siempre la razón. Sin embargo, este paso es necesario si queremos enseñarles con el ejemplo a nuestros hijos a resolver los conflictos y a vivir en armonía. Así podremos hacer de las vacaciones un tiempo para crecer como personas y enriquecernos como familia.
Se incrementan los homicidios de niños y adolescentes. En un estudio realizado por Cecodap, se pudo comprobar que en los períodos vacacionales se incrementa el número de niños y adolescente que fallecen por homicidios. Al tener más tiempo libres muchos adolescentes salen a divertirse y pueden ser víctimas de la violencia por atracos, secuestros o por verse envueltos en situaciones ilícitas.
Suelen incrementarse los accidentes en el hogar, especialmente en los niños pequeños quienes quedan al cuidado de sus hermanos pues no se toman precauciones para evitar caídas, quemaduras… Esta realidad requiere que las familias estén atentas para garantizar la protección de los niños y adolescentes haciéndoles ver los riesgos y que puedan auto-protegerse en la medida de sus posibilidades.
El acoso escolar no toma vacaciones. La agresión a través de las redes sociales no cesa en esta temporada, al contrario, al haber menos supervisión hay más posibilidades de que se incremente
La comunicación para la prevención es clave. Los riesgos se pueden minimizar en la medida en que se orienten a los niños, niñas y adolescentes para el adecuado uso del tiempo libre.
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lunes, 4 de agosto de 2014

LO QUE PODEMOS HACER EN LAS VACACIONES ESCOLARES

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Qué hacer en las vacaciones escolares
Planes para los niños. (Créditos: Shutterstock)


Esperamos con ansias las vacaciones. Soñamos con ese momento que nos permita cambiar la rutina, hacer cosas distintas y emocionantes que le pongan color  a la cotidianidad.
Sin embargo, para las familias este largo período de vacaciones puede convertirse en un “dolor de cabeza” al no saber qué hacer con sus hijos, especialmente si les toca trabajar.
En estos períodos por la cantidad de tiempo libre, la dinámica familiar cambia, los horarios se tornan más flexibles a la hora de levantarse o ir a la cama, comer, recrearse, jugar… estos cambios pueden generar estrés, a veces difícil de manejar.
Puede preocupar que tanto tiempo de ocio haga que olviden lo que aprendieron durante el año escolar y les asusta que “pierdan tanto tiempo” y surge la tentación de ponerlos a realizar actividades de nivelación inscribiéndolos en cursos y talleres. Iniciativas que no suelen ser muy del agrado de los niños y niñas pues sienten que les impide hacer un corte que permita experimentar con actividades diferentes a lo que comúnmente hacen en la escuela.
A muchos adolescentes se les activa el deseo de buscar un empleo que les permita ocupar el tiempo libre y conseguir algunos recursos para comprar el equipo o la prenda de vestir con la que tanto han soñado, o tener dinero para ir al cine, la playa, etc. a las familias les asusta que el gusto por el dinero los lleve a plantease la posibilidad de dejar los estudios por el atractivo de contar con un empleo.
¿Qué podemos hacer?

Convertir el arte un en aliado: estimulándolos a que se expresen con dibujos que pueden convertirse en cuentos que se compartan con la familia. Podrían realizar tarjetas, cuadros con imágenes o escenas que obsequien a sus seres queridos o para decorar su habitación.
Convertir las manos en posibilidades para crear: realizando manualidades sencillas, para crear cofres de cartón, títeres, porta retratos, porta lápices…

Aprender a tocar un instrumento musical, participar en clases de danza o cualquier otro baile que sea de su interés.

Realizar deportes, montar bicicleta, salir de excursión. Se pueden organizar las familias para turnarse y acompañarlos.

Colaborar con las tareas del hogar y compartir en horarios acordados y que tengan como compensación el estar juntos, comunicarse mientras realizan las actividades domésticas.

Redecorar el cuarto o algún lugar de la vivienda con el apoyo de los adultos pueden organizar la habitación de forma diferente, seleccionar lo que ya no utilizan y si está en buen estado donarlo y de esta forma se estimula la solidaridad.

Ver películas, reflexionar sobre el contenido, los personajes, la trama, para identificar qué opinan y sienten sobre lo planteado. Se puede estimular su imaginación preguntándoles qué hubiesen hecho ellos y ellas en esa situación.

Participar en planes vacacionales. Son una buena oportunidad para que los niños y las niñas puedan recrearse y socializar con otros niños y niñas. Se puede investigar los que están realizando las alcaldías para este período, con costos accesibles y personal preparado.

Visitar familiares, pasar unos días juntos, como por ejemplo abuelos, tíos, primos para compartir y propiciar el acercamiento.

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jueves, 3 de julio de 2014

DEPORTE ESCOLAR, ENTRE LUCES Y SOMBRAS

Por: Óscar Misle, @oscarmisle


El deporte escolar
El trabajo en equipo es la clave del objetivo. (Créditos: Shutterstock.com)

De forma espontánea sale la conversación. Nos convertimos en comentaristas haciendo evaluaciones y pronósticos sobre cuál será el país que logrará los goles necesarios para convertirse en campeón.
El tema se hace presente en las escuelas y los liceos; estudiantes y también maestros, sienten la frustración de no poder ver o escuchar el partido por tener  que cumplir  con sus obligaciones escolares.
UNICEF reconoce que los deportes representan un papel importante en la vida del niño. Es un derecho de los niños, niñas y adolescentes, tal y como lo expresa el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño: Los Estados “reconocerán el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”.
Aspectos luminosos
Es una actividad física que favorece el  desarrollo físico, mental, psicológico y social de las niñas, niños y adolescentes. Según UNICEF puede actuar como una efectiva herramienta preventiva que ayude a lograr objetivos en salud, educación, igualdad de género, VIH/SIDA, y protección y desarrollo socioemocional.
Se aprenden valores y lecciones que duran toda la vida. Promueven la amistad y el juego limpio, enseñan a trabajar en equipo y promueven la disciplina, respeto y las habilidades necesarias que harán de los niños y niñas unos adultos comprometidos.
Posibilitan y refuerzan el reencuentro familiar a través del intercambio y la formación para aprender a celebrar los triunfos, apoyarse en la derrotas,   aprender a superar  la caídas y asumir  sin prepotencia los  triunfos.      
Contribuye para hacer frente a los retos futuros y adoptar posiciones de liderazgo y reconocimiento en el seno de sus comunidades.
Aspectos sombríos
Deja de ser diversión para convertirse en obligación. Los entrenadores y familias agreden y humillan a los niños y adolescentes que no logran los resultados esperados.

Se discrimina o excluye. No se les permite participar en los intercambios deportivos a los niños que no tienen las condiciones necesarias y no se les  brindan otras opciones que se ajusten a sus características físicas y psicológicas.

Se utilizan expresiones de discriminación racial, xenofóbicas. Especialmente en los intercambios deportivos en los que participan personas de países diferentes  con características raciales y culturales diversas.

Se utilizan las canchas para pasar facturas. Los estudiantes detonan emocionalmente por conflictos preexistentes, que no han sido resueltos y  son vengados a través del deporte.

No se forma para el trabajo en equipo para el manejo de la frustración. Se  descuida el objetivo  pedagógico del deporte para aprender a manejar los triunfos y las derrotas. Asumir la disciplina y el trabajo en  equipo como la clave para lograr los objetivos personales y grupales.

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VIOLENCIA. HAY QUE HABLAR CON LOS NIÑOS

  Óscar Misle Óscar Misle Los recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas y los operativos que se van realizan...