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jueves, 27 de octubre de 2016

SU CUARTO ES UN DESASTRE


Fecha: 13-10-2016



Su cuarto es un desastre: ¿qué hago?
No los obligues. (Créditos: Archivo)
Por: Óscar Misle, @oscarmisle


Estoy desesperada con mi hijo, su cuarto es un desastre,  deja todo regado. No ordena su ropa”, suele ser el comentario de las madres desesperadas.

No es raro que se resista a que decoremos su habitación y prefiera colocar fotos, símbolos o signos que para nosotros pueden tener poco significado; pero para él tienen mucha relevancia por lo que inspiran y expresan. Todos esos elementos hacen de su habitación una especie de templo privado que lo preserva  del mundo exterior.

Su habitación es el único espacio de la casa que puede considerar propio; sin embargo, esa forma particular de tener la habitación, que se parece más al desorden que al orden, desespera especialmente a la madre quien desearía ver todos los zapatos alineados, las ropas colgadas simétricamente, cada prenda íntima colocada en las gavetas… Y dependiendo de la neurosis de los familiares, esta situación puede desembocar en una verdadera crisis generadora de conflictos.

Es importante que quede claro que una es tener el cuarto desordenado y otra tenerlo en condiciones higiénicas inadecuadas.

Puede pasar que le exijamos que mantenga el cuarto organizado y no seamos un referente válido porque también nosotros desorganizamos los diferentes espacios del hogar (cocina, baños…) y le pedimos lo que no somos capaces de hacer.

La habitación puede ser  una forma de manifestar su irreverencia. Quizás la forma en que luce ese espacio privado les permite sentir que algo de la casa les pertenece.

¿Qué puedo hacer?

No hagamos diferencias exigiéndole orden a uno de los hijos y al otro no, porque él o ella "es así" o porque es varón y ella es niña y son más organizadas. Lo sentirá como injusto.
Podemos negociar los momentos y condiciones para ordenar la habitaciónSi le imponemos que ordene de inmediato y que renuncie a lo que está haciendo en ese momento, seguramente se negará a organizarla.

Podemos pactar el momento adecuado para hacer la limpieza y mantener la higiene. Se puede acordar fines de semana, algunas tardes o el momento que  conjuntamente consideremos  el más oportuno.

Podemos aceptar que en la habitación, desde nuestro punto de vista, las cosas no estén en el lugar deseado o conveniente. Lo que no es aceptable es que guarde comida que se descomponga y genere  malos olores, que almacene la ropa sucia y no la lleve a la lavadora o a la cesta, que deje las toallas mojadas encima de la cama…

Si decide organizar su habitación, es importante reconocer el esfuerzo realizado, evitando frases que puedan generar defensas. Por  ejemplo, en vez de decir: “por fin arreglaste tu habitación, ojalá que eso se mantenga y no sea que te dio un arranque” Es conveniente decir: “veo que tu cuarto luce diferente, imagino que eso te facilita movilizarte en él y encontrar las cosas con más facilidad cuando las necesites”.

Recordemos calificar  la situación y no  a la persona. Cuando hagamos referencia al cuarto dejemos claro que lo que no está en orden es la habitación y no le digamos: “es que tú eres un desordenado”.

Seguimos creciendo juntos


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