Por: Óscar Misle, @oscarmisle
En una misa poco convencional por los niños y adolescentes, víctimas de la violencia, realizada en un populoso barrio caraqueño, el sacerdote invitó a los participantes que compartieran sus testimonios
Berta decidió con mucho esfuerzo leer una carta que le había escrito a su hijo asesinado por un funcionario policial.
Su dolor no impidió que compartiera con los asistentes su vivencia.
“Frank, hijo querido, no sabes cómo me costó escribirte esta carta. Solo Dios y mi virgencita del Valle sabe el dolor que siento en mi corazón. Cuando vi tu cuerpo sin vida en el suelo no lo podía creer. Solo pude soltar un grito lleno de rabia y desesperación. Sentí que me arrancaron el corazón y con él, la vida.
Siempre le pido a mi Dios que permita que te vea en mis sueños, para abrazarte decirte todo eso que me hubiese gustado que supieras. Quiero pedirte perdón por las veces que me equivoqué y no te di lo que necesitabas, por el tiempo que no pude dedicarte, por las veces en que se me pasó la mano y te pegué para corregirte; pero tú sabes hijo de mi alma que quería lo mejor para ti. Soñaba con verte crecer realizando tus sueños, y tenerte mucho tiempo junto a mí, siempre pensé que yo moriría antes, un policía decidió quitarte la vida.
En un primer momento imploré por la justicia divina. Sentía que la terrenal no funciona, que los muertos quedan bajo la sombra del silencio. Pero estoy aquí junto a otras madres compartiendo mi dolor y exigiendo justicia.
Una vez escuché que cuando una persona pierde a sus padres queda huérfana, cuando se le muere la pareja queda viuda; pero cuando una madre pierde a un hijo ¿cómo se llama? No hay palabra para definirlo. Solo sé que es infinito el dolor, la desolación. Nos queda un profundo vacío que nada ni nadie lo puede llenar.
Le pido a mi Dios y a mi virgencita que me de la fortaleza y la fe de sentir que algún día nos volveremos a encontrar para darte el amor, los besos y abrazos que en estos momentos no puedo darte.
Que Dios te bendiga, siempre estarás vivo en mi corazón y seguiré unida a las madres que perdieron a sus hijos para que ese dolor compartido sea nuestra fortaleza”.
Te amo mucho
Esta carta seguramente recoge el sentir de muchas madres que les toca vivir sus duelos en silencio. Arropada por la sensación de impotencia y frustración. Ese dolor puede convertirse en fortaleza en la medida que se encuentren y se organicen para exigir que la justicia se haga valer, que cuenten con el apoyo socioemocional necesario para procesar sus duelos y el de sus familiares.
Se requiere una formación policial que no solo se quede en contenidos, sino que toque fondo para revisar qué significa para los jóvenes funcionarios ser policía. ¿Qué significa llevar un uniforme y un arma? En otras palabras cuál es el servicio que deben prestar a la sociedad.
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