Por: Óscar Misle, @oscarmisle
Las
aulas abrirán sus puertas para la transformación y prevención de la violencia
cuando
La
promoción del buen trato en la convivencia escolar no se quede en
campañas que se diluyen en el tiempo con nombre seductor, en un momento
determinado, sino que tengan un sentido cuando dejen de ser un fin en sí
mismas para convertirse en un medio que genere planes y acciones a corto,
mediano y largo plazo.
Se
trascienda de la campaña al movimiento para que la prevención de la
violencia escolar sea asumida por todos las instancias del quehacer
educativo. De tal forma que el bullying o acoso escolar,
sea reconocido y no encubierto.
Se
comprenda que es un problema complejo que exige políticas públicas. Si los
métodos y relaciones autocráticas, en las que se utiliza el poder para someter,
manipular, intimidar se da frecuentemente en la escuela, hay que preguntarse:
¿Qué está pasando en el país, en la cultura, en la política y en la
sociedad en su conjunto?
La
educación se reinvente y humanice con una formación universitaria
para la prevención y actuación ante la violencia. Con profesionales
preparados y sensibles para hacer del buen trato una realidad en los centros
educativos. Con conocimientos y estrategias para que la empatía y la compasión,
posibiliten humanizar el proceso educativo evitando que la indolencia e
indiferencia generen heridas profundas producto del rechazo e irrespeto a la
diversidad.
El
enfoque de género se viva en todos los espacios del centro educativo, con
oportunidades para la convivencia y respeto a la diversidad sexual. Un enfoque
en el que la educación sexual trascienda lo biológico reproductivo
e incorpore lo relacional, emocional y afectivo para que la prevención
del embarazo de adolescentes y las infecciones de transmisión sexual se
prevengan con un enfoque más integral y humano.
La
libertad de pensamiento se respete para que cada
quien alimente sus creencias y opciones religiosas y políticas sin
imposiciones, proselitismo o manipulaciones culpables.
Las
oportunidades estimulen la responsabilidad y el compromiso. Las múltiples
posibilidades para que los estudiantes puedan pasar de grado o de año, pueden
ser muy beneficiosas siempre y cuando no se perciba como facilismo,
oportunismo y la ley del menor esfuerzo… El país requiere ciudadanos que sepan
cuánto vale el esfuerzo para el logro de los objetivos y alcanzar los
sueños.
La
educación deje de ser aburrida y sea más efectiva y afectiva. Con programas de
estudios actualizados para que se adapten a los nuevos retos. Una educación
efectiva y afectiva, que enamore posibilitando que
el arte, la risa, el juego y la espiritualidad sean aderezos para que la
escuela sea espacio para convivir y ser feliz.
Se
forme para la convivencia desde la vivencia con testimonios, casos
hipotéticos, cuentos, historias y fábulas. Que se conviertan en recursos
y estrategias para el trabajo de los valores, dándoles contenidos
concretos a lo que significa respeto, solidaridad, cooperación y tolerancia.
Seguimos
creciendo juntos
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