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viernes, 28 de junio de 2019

SUICIDIO Y ADOLESCENCIA



Óscar Misle
@oscarmisle


El sociólogo Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), en una conversación con ABC alertó sobre el incremento de suicidios ha llevado a Venezuela a ocupar el primer lugar en las estadísticas del continente americano.
El suicidio es una forma de violencia tal y como lo establece la Organización Mundial de la Salud cuando la define  como el uso de la fuerza física contra otros o contra uno mismo.
Cuando se  hace público que un adolescente decidió  ponerle  fin a su  vida son muchas las  interrogantes  que surgen.
Detrás de un suicidio pueden haber muchos factores  que hay  que indagar: situación emocional del adolescente, cambios en sus estados de ánimo, trastornos en su salud mental, consumo de alcohol, drogas; agresiones en el hogar, sentimiento de abandono, soledad, decepciones amorosas, duelos no procesados; diagnósticos de alguna enfermedad  crónica, abuso sexual,  traumas, suicidios en la familia. A estos factores se suman otros desencadenantes que generan sufrimiento por  las carencias económicas,  la incertidumbre, la desesperanza, la migración forzosa, los duelos nos procesados 

¿Cuándo se  encienden las alarmas?
Si el adolescente  se torna depresivo o permanentemente triste, se aísla, con sentimientos de desesperanza o poca valoración de sí mismo, se autoagrede, no es capaz de superar  situaciones de pérdida y se  torna hostil, evita socializar o solo lo hace con determinados grupos, escribe mensajes relacionados  con el deseo de morir, o imágenes  que evoquen la muerte, es rechazado por su condición sexual, son algunos de los desencadenantes  que pudieran  generar un estado emocional en que se siente mucha frustración, impotencia, desesperación, angustia, ansiedad, falta de un grupo de apoyo, con malas relaciones con los padres o sus pares,   incomunicación y mucha soledad.

El acoso escolar o bullying como desencadenante  
Si la condición o estado del adolescente hace  que se sienta vulnerable, por las agresiones  del estudiante acosador y el grupo que lo apoya, la situación puede agudizar  o potenciar  factores preexistentes que lo pueden llevar a quitarse la vida.
Es importante aclarar que el bullying es un dinámica violenta  en  la  que el acosador se vale de la condición de la víctima para maltratarla, agredirla física, verbal, psicológicamente o a través de las tecnologías (celulares, internet, redes  sociales) de forma continua, delante de testigos o espectadores que celebran las agresiones del acosador. No  toda agresión escolar es bullying, se requiere que el hostigamiento sea repetido. La intención es hacer sufrir socialmente a la víctima, utilizando el poder  como recurso para adquirir reconocimiento  y control  grupal.
¿Se debe hablar del tema?
Existen posiciones encontradas sobre si se debe o no  hablar del tema. Hay  quienes piensan  que  puede generar que  el adolescente busque esta salida si está siendo afectado  por alguno de los  factores antes mencionados. Hay  quienes pensamos que para prevenir hay que estar informado  y formado. La información debe  ser clara, directa y pedagógica. Lo mismo sucede  con el alcohol, drogas, sexualidad…
Lo  que si es cierto es  que cuando sabemos de un suicidio de un adolescente nos debe  llevar  a plantearnos cómo está la relación  con nuestros hijos, estudiantes, qué señales requieren ser atendidas, sin postergar la comunicación. Cuando ha habido intentos  de suicidio, o lo ha anunciado, hay  que actuar y buscar  apoyo profesional.
No se debe estigmatizar a la persona  que en un momento de desesperación  y por la sensación de perder el sentido de la vida toma  como salida  atentar contra su vida. Las posturas morales radicales, religiosas, pueden generar en el entorno de la víctima sentimientos de vergüenza, culpa, que pueden afectar las relaciones y la salud mental de la familia o entorno afectivo.
Como país estamos viviendo situaciones muy difíciles en las  que  la impotencia puede  desencadenar en nuestros adolescentes  estados emocionales por    trastornos preexistentes  generados por la tensión y deterioro del país. Ahora más que nunca la comunicación, el apoyo afectivo, en el hogar  y centros  educativos es una prioridad para darle sentido a la vida
Hasta la próxima resonancia

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