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lunes, 9 de abril de 2018

EL EDUCADOR QUE FORMA Y TRANSFORMA



Óscar Misle
@oscarmisle
 
Los educadores que no se olvidan son aquellos que se convierten en buenos y bonitos referentes para los estudiantes. Son siempre  recordados, a pesar de los años,  por la  forma en que se relacionaron con ellos, con sus colegas, familias…
  
Es una educadora que:

-Presta atención reflexiva al trabajo de los estudiantes. Más  que decir “buen trabajo” Hace saber el  por qué le parece  bueno.  Reconoce el esfuerzo  en el proceso y no solo los resultados. Destaca las habilidades, destrezas, conocimientos y competencias evidenciadas.

-Dedica tiempo para intercambiar por  lo menos unos 10 o 15 min con los estudiantes  para compartir, con toda el aula o en pequeños grupos, cómo se sienten, las cosas positivas o desagradables que están sucediendo en sus vidas, lo  que les  preocupa y lo que proponen.

-Escucha activamente. Parafrasea, que no es  otra  cosa  que poner en sus palabras lo el estudiante dijo para que  se sienta  escuchado. Ofrece  la posibilidad de chequear si  eso  fue lo  que realmente  quiso transmitir. Su  lenguaje corporal muestra atención e interés.

-Refuerza los  comportamientos deseables para  propiciar la autovaloración y reconocimiento de las competencias personales y   sociales

-Permite a los  estudiantes tomar decisiones para  que desarrollen su autonomía. Estimulando  que se expresen  en los  buenos  y malos momentos, especialmente  cuando están involucrados en situaciones difíciles para   que sientan  que no solo  son parte del problema  sino  también una factor clave en la solución.  

-Se coloca a su altura   para comunicarse con niños pequeños. A veces sienten  que les  toca vivir  y relacionarse con un mundo demasiado  grande para ellos.

-Reestructura el ambiente, retira objetos que genere hacinamiento por el sobrecargo del  mobiliario que  genera estrés por la imposibilidad  de movilizarse con libertad.

-Interactúa respetuosamente. Tratándolos  como nos gustaría ser tratados. siempre  y cuando se tenga  claro los roles y sin desdibujar quién es el adulto.

-Comunica sus expectativas, lo que espera del grupo de forma clara y respetuosa y se interesa en  conocer las expectativas de los estudiantes.

-Usa el humor y la recreación como parte de la práctica pedagógica, siempre  y cuando  estimule el divertirse con los demás y no a costa de los otros.

-Asume las  consecuencias de sus actos para el ejercicio de la   responsabilidad. Es una forma ejemplificante de enseñarles que  se puede errar;  pero  también rectificar, pedir  disculpas  cuando  se ha  actuado de  forma  inadecuada. 

-Los invita a expresar sus  ideas  y emociones  sobre las  situaciones  que  viven. Pueden  escribir cartas o llevar un diario en el que registran  las decisiones  que han tomado, las consecuencias  que han tenido que asumir  y lo  que  han aprendido, si lo desean pueden compartirlo   con el grupo.

-Convierte el arte, en sus diversas expresiones, en herramientas para la participación  creativa  y generadora  de conocimientos y reflexiones.

-Fomenta la empatía y la compasión, especialmente  con quienes sufren situaciones adversas con estrategias  que pongan en acción la solidaridad,  cooperación y apoyo

-Crea espacios para la reflexión y análisis crítico. Utilizando ejemplos, referentes históricos y culturales o datos de la realidad  del país  

El maestro o maestra  que quedó tatuado en nuestro corazón fue ese  que  hizo la diferencia. Educó no para informar sino para despertar.

Hasta la próxima resonancia

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