Fecha: 30-06-2016
Por: Óscar Misle, @oscarmisle
Marianella (10 años) es la única hija de Rodolfo y Rebeca. Mientras estuvieron casados, Marianella mantenía muy buena relación con su papá tanto que Rebeca solía sentirse muy celosa. La relación de la pareja no era buena, permanentemente discutían, les costaba establecer acuerdos, controlar los celos. La situación se puso tan tensa y complicada que decidieron divorciarse.
Durante el primer año, Marianella mantenía contacto permanente con su papá. El problema surgió cuando Rodolfo decidió tener una nueva pareja, cosa que molestó mucho. No podía controlar los celos y su rabia se la transmitía a la hija. Tanto que logró que la niña se distanciara del padre. No quería tener contacto con él, cuando el insistía y accedía lo rechazaba. No aceptaba demostraciones de afecto y le echaba en cara que las había abandonado por culpa de su nueva pareja.
Rodolfo después de dejar a Maranella en su casa, de pasar un fin de semana juntos, encontró en su carro una nota en la que colocaba una serie de comentarios muy duros ofensivos y llenos de mucha rabia referidos a lo malo que había sido con su mamá, todo o que la había hecho sufrir al abandonarla..
Síndrome de alienación parental
El síndrome de alienación parental es el rechazo, denigración de un progenitor hacia otro involucrando a los hijos. Suele iniciarse trasmitiéndole al hijo versiones que descalifican, generaron temor y animadversión injustificados y que suele producirse en el proceso de divorcio o separación. En este proceso habitualmente uno de los progenitores siente rabia, frustración y resentimiento logrando que el hijo rechace al otro progenitor.
El síndrome de alienación parental es una forma grave de maltrato psicológico y requiere de intervención profesional para detenerlo.
Es importante que los hijos sientan que quien se divorcia o separa es la pareja. Los resentimientos de frustración o desencanto que sienten uno o ambos miembros de la pareja, no debemos trasladarlos a nuestros hijos.
Se puede sentir celos de que uno de ellos muestre apego a la pareja que se fue. Es inconveniente que les comentemos, de manera detallada, nuestros problemas íntimos, sexuales, emocionales… Esto no quiere decir que caigamos en el otro extremo de no hablar del tema. Hay que comunicarles que la relación se ha tornado conflictiva, que los intentos de mejorar no han funcionado, que también el amor se agota, y que en esos casos es necesaria y conveniente la separación, aunque sea dolorosa. No podemos responsabilizarlos de nuestras decisiones de pareja porque la culpa los puede atrapar y tendrán que asumir una carga que no les pertenece.
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