Por: Óscar Misle, @oscarmisle
Desde que son bebés, necesitan explorar su cuerpo, quieren saber y sienten curiosidad por todo. Descubren que ciertas partes sensibles de su cuerpo tienen sensaciones placenteras.
Con mucha atención ven películas, novelas, páginas de internet en las que se presentan escenas cargadas de erotismo. Lo conversan con sus hermanitos, primos, compañeros de clases, vecinos y se le plantean interrogantes, confusiones.
¿Qué podemos hacer?
1-. Responder de forma breve y directa. Cuando necesiten más información seguramente nos lo harán saber. Debemos intentar no manejar de forma diferente las preguntas que se relacionan con la sexualidad a las preguntas que hacen sobre otros asuntos de su interés. La idea es que no sientan que hay preguntas vergonzosas y otras no. Para ellos no hay diferencia entre unas y otras, a menos que nos molestemos o avergoncemos. De ser así pensarán que la sexualidad es algo feo, sucio, inmoral o peligroso.
2.- Solicitar apoyo: consultar a un amigo o familiar que tenga conocimiento y serenidad para abordar este tipo de preguntas y ofrecer las respuestas más adecuadas.
3.- Consultar por internet u otra fuente: con algún profesional o adquirir material informativo que pueda aclarar nuestras dudas.
4.- Mantener la calma. No actuar impulsivamente, regañándolos o haciéndolos sentir culpables y con vergüenza si los descubrimos leyendo, viendo páginas o escenas vinculadas con sexo, si nos sorprenden cuando estamos teniendo relaciones sexuales o cuando ven pornografía.
5.- Aprovechemos la oportunidad, dependiendo de la edad, para repreguntar e identificar qué saben o qué quieren saber o piensan de lo que vieron o escucharon. Podemos expresarles que la relación sexual se debe realizar cuando nuestro cuerpo crezca y estemos preparados, que es un momento íntimo con la pareja que no hay que publicar para que otros lo vean. Comentarles que en las relaciones es bonito que esté presente el amor, la ternura, la comunicación y el respeto.
6.- No decirle mentiras, porque buscarán otras fuentes de información y sentirán que los engañamos. Hay que evitar que se sientan mal porque tienen curiosidad sobre las diversas formas de expresarnos sexualmente.
7.- Revisar cómo vivimos y nos sentimos con nuestra sexualidad. Si sentimos que hay problemas es necesario buscar apoyo para no transmitirles nuestros miedos y frustraciones.
Se suele pensar que es mejor no tocar el tema para evitar que se le despierte la curiosidad y olvidamos que si no lo hacemos nosotros otros lo harán. Posiblemente con una visión distorsionada o inconveniente por desinformación o malas experiencias. No olvidemos que vivimos en una sociedad muy erotizada con mensajes que hacen referencia al sexo de forma explícita o subliminal, la mejor forma de prevenir un abuso sexual es formando al niño o niña sobre cómo protegerse y para ello debe conocer su cuerpo, lo que pueden o no permitir
Seguimos Creciendo juntos
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