Páginas

jueves, 8 de agosto de 2013

ACOSO ESCOLAR POR INTOLERANCIA A LA DIVERSIDAD

La intolerancia o irrespeto a la diversidad no es otra cosa que nuestra incapacidad de aceptar que somos diferentes porque pensamos y nos comportamos de distintas maneras. Excluimos a quienes no son, piensan o actúan como nosotros, rechazamos a las personas por su color de piel, su contextura física, sus gustos o intereses, su religión, su forma de hablar, su forma de vestir e incluso por su rendimiento académico. Lo vivimos en las familias, centros educativos, comunidades y sociedad en general.

Nuestros hijos y estudiantes, ante la necesidad de sentirse populares, pueden utilizar el acoso escolar para discriminar a los que no son sus iguales, o perciben diferentes. De hecho, con frecuencia en los salones existen diferentes grupos que se constituyen porque tienen gustos o intereses similares, y a veces también problemas parecidos.

No es raro escuchar cómo los diferentes grupos (“nerds”, “gallos, “x”, “invisibles”, “populares”, “sifrinas”, “tuquis”) comparten un mismo salón pero no se relacionan ni comunican entre sí; al contrario, compiten, se agreden, se ignoran. Se genera violencia y se dificulta la convivencia escolar.

Las patas del pupitre

Se utilizan las bromas y los chistes para ofender a otros estudiantes. Con los sobrenombres y apodos se humilla  al otro porque, aunque decimos que se emplean “con cariño”, nos valemos de una condición física (blanco, negro, gordo, pequeño, grande, bonito, feo...) para  sustituir sus nombres.

Existen estudiantes que no se afilian a los grupos existentes por diferentes razones y los compañeros los estigmatizan como antisociales y justifican excluirlos, rechazarlos e incluso agredirlos por su forma de ser. Se parte de la idea de que si no te asocias a uno de los grupos no estás en nada.

Todos los niños, niñas y adolescentes deben gozar de todos sus derechos sin discriminación por raza, color, sexo, edad, idioma, pensamiento, conciencia, religión, creencias, cultura, opinión política, posición económica, origen social, étnico, discapacidad, enfermedad o cualquier otra condición nuestra o de nuestros familiares  tal y como  lo contempla Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, LOPNNA (Art. 3). Sin  embargo en la práctica la ley se  queda  en un enunciado carente  de aplicación práctica.

La discriminación es una agresión psicológica que socava nuestra dignidad y autoestima. No la podemos promover ni tolerar en nuestras familias, centros educativos, deportivos, religiosos, comunitarios.
El acoso como una expresión de intolerancia, discriminación, exclusión, exige para la prevención poner en práctica a las cuatro patas del pupitre: formación, participación, coordinación y permanencia.  

Seguimos Creciendo Juntos


Leer mas en: http://www.revistadominical.com.ve/Noticias/Firmas/El-acoso-escolar-es-violencia.aspx#ixzz2bPuzHw9B

1 comentario:

  1. Hay que revisar la práctica "inocente" del acoso en el hogar, de los adultos mayores a sus hijos,nietos,sobrinos etc. por lo tanto hay que educar a los adultos.

    ResponderEliminar

VIOLENCIA. HAY QUE HABLAR CON LOS NIÑOS

  Óscar Misle Óscar Misle Los recientes enfrentamientos armados en la Cota 905 y comunidades aledañas y los operativos que se van realizan...