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jueves, 4 de junio de 2020

ADOLESCENCIA EN LA CUARENTENA




Óscar Misle

Con frecuencia nos contactan familias muy angustiadas porque no saben cómo abordar con los adolescentes  las situaciones que surgen durante estos casi tres meses de cuarentena. Situación que se agudiza en  estos momentos de flexibilización, lo que se ha llamado el 5+10, lo que significa  5 días de trabajo y 10 días de cuarentena. ¿Cómo hacer con los adolescentes para procesar estos cambios?

Según mi amigo el Dr. Ricardo Montiel, reconocido  médico de adolescentes, aunque este grupo es el menos vulnerable físicamente, son los de mayor riesgo emocional. Tienen menos desarrolladas las herramientas emocionales para enfrentar la cuarentena. Según Montiel, el volumen de consultas de emergencia por ataques de pánico en adolescentes se ha incrementado significativamente.

Desprenderse del equipaje de niño

Entre la inmadurez del niño y la madurez del adulto se encuentra la adolescencia. Una etapa del desarrollo que muchas familias y docentes sienten que hay que soportar y no disfrutar; y que es necesario enfrentar, pero no compartir.

El término pubertad determina lo puramente biológico. Mientras que la adolescencia es la adaptación psicosocial a los cambios físicos que culmina cuando se logra la autonomía e independencia. Se da cuando comienza la etapa de adulto joven.

En la adolescencia se va dando la maduración de la personalidad para la búsqueda de la autonomía y de la identidad. Los adolescentes necesitan encontrarse a sí mismos pasando por laberintos complejos, no solamente en su interior sino en el entorno en el que les toca desenvolverse. 

Mucho de lo que se vive en la adolescencia tiene que ver con lo que sucedió antes de esta etapa. Esto hará que sea más o menos compleja. La adolescencia es un período de muchos movimientos internos, físicos y emocionales. Es como desprenderse del equipaje de niño para convertirse en un adulto.

En la pubertad el cuerpo va adquiriendo características adultas. En la adolescencia la persona crece y se desarrolla psicológica, emocional y socialmente.
Si comparamos la vida con un viaje que posee sus propias señales para transitar; la adolescencia es la travesía vital peor señalizada y programada. Ello radica en que los adolescentes deben hacer el recorrido utilizando solo su capacidad de transición a los nuevos roles que les exige la sociedad. Hay una desproporción significativa entre la meta y los medios para alcanzarla. Partiendo de esta premisa, pensemos en  lo difícil que resulta para ellos lidiar con tanta incertidumbre

La adolescencia en esta cuarentena ha estado muy  abandonada. Sigue siendo visto como el niño que se quedó atrás o el adulto que todavía no es. 
Según Marulanda, la adolescencia es la travesía hacia un puerto desconocido, con un mapa borroso, una brújula inestable y por aguas turbulentas. El papel de las familias en esta retadora transición es el de los faros que iluminan el camino de los adolescentes, como elemento clave para hacer con éxito el recorrido que los llevará a la adultez.

Añade Marulanda,  que la adolescencia es un segundo parto que para muchos padres y madres puede resultar más agobiante y doloroso que aquel que trajo a nuestro hijo al mundo; pero que puede ser tan satisfactorio como el primero.

Identidad y autonomía
El reto más importante para el adolescente en este proceso es lograr definir su identidad y alcanzar la autonomía. Antes de este momento, los niños eran como una especie de anexo de sus padres. Sin embargo, al llegar a la adolescencia, muchos muchachos no saben qué quieren ser y hacer, lo único que tienen claro es no quieren seguir siendo una prolongación de sus padres, ni parecerse a ellos.
En este proceso de la vida, se empeñan entonces en hacer o decir todo lo contrario a lo que decimos los adultos significativos. Su meta no es tanto llevar la contraria, sino sentir que son diferentes a los adultos. Demostrar que tienen una identidad propia que los diferencia de la nuestra.

Cambios sociales
Para un adolescente, lo más importante es ser aceptado por sus amigos o por las personas de su edad. Por eso se visten, hablan y comparten los mismos gustos. Necesitan ser aprobados y sentirse parte del grupo. Los padres ya no somos el centro de sus vidas  porque sus amigos asuman el rol protagónico.

Cambios intelectuales

Jean Piaget estudió ampliamente el desarrollo cognitivo y consideraba la adolescencia como la segunda edad del uso de la razón. Es cuando las personas desarrollan el pensamiento reflexivo.
Esta capacidad de pensar reflexivamente les permite a los adolescentes ver aspectos del mundo a los que antes no les daban valor y eso hace que cuestionen lo que desde sus puntos de vista no es justo, correcto ni deseable.

Este poder tener diferentes perspectivas, distintas a las que antes tenían, hace que sus comportamientos cambien. Los adolescentes se vuelven muy críticos de todo y de todos los que les rodean: familia, colegio, religión, sociedad…

Puede pasar que bajen drásticamente el rendimiento académico porque sus tensiones internas y la necesidad de responder a sus demandas emocionales pueden influenciar en que pierdan interés en el mundo exterior.
Es la etapa en la que comienzan a tener sus propias posturas filosóficas e ideológicas que ponen en tela de juicio lo que piensa y cree su familia. Puede confesarse ateos a pesar de que sus padres sean creyentes.

¿Qué pasa en la cuarentena?

Todo este proceso que vive el adolescente se hace más visible en la cuarentena. Son muchas horas juntos, desde su visión y  sentir, “encerrados” aunque nos empeñemos en decir “protegidos”. Les hace falta  contactar sus amigos, ya no les basta lo virtual. Captan nuestras contradicciones y cambios en  nuestros estados anímicos. Muchas de sus preguntas no tienen respuestas y si las tienen no les satisfacen. 

  
En este momento comienzan a cuestionar y rechazar las normas, piden argumentos y dan razones cuando están en desacuerdo con las exigencias que puedan recibir del entorno escolar y familiar.

Esta capacidad de cuestionarlo todo muchas veces nos desespera, porque no sabemos cómo establecer acuerdos sin que se desdibuje la autoridad que tenemos que desempeñar de acuerdo a nuestro rol.

Lo vivido y experimentado en la cuarentena debe ser parte de su proceso de  formación y participación. Es necesario que identifiquen  como están poniendo en práctica el autocontrol, autonomía, responsabilidad, el ejercicio de sus derechos, deberes y responsabilidades y el respeto de los derechos de los demás.

La meta es formar para que los adolescentes sean personas responsables y asuman las consecuencias personales y grupales de cada una de sus acciones

Hasta la próxima resonancia    

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